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El Libro de Begonte

viernes, 25 de abril de 2014
( En la fiesta del Día del Libro yo te recomiendo, con este relato, que cuando Abril ya quede lejos, en Diciembre, te acuerdes de que hay una enciclopedia de la vida y tradición gallega que denomino El Libro de Begonte ).

Érase una vez un abuelo y su nieto, pareja muy adecuada para ser protagonista de muchos relatos y, en especial en las fechas navideñas, datas en que estos dos pilares familiares tienen gran relevancia.

Al pequeño le gustaba mucho leer y, a pesar de sus pocos años, pues frisaba unos cuatro , cuando paseaba con el abuelo por las calles de Lugo siempre iba leyendo los letreros, anuncios y toda publicidad y cartel que ante sus ojos se ponía, todo lo que podía verbalizar. El anciano, cayéndosele la baba , se congratulaba de la afición que mostraba el niño por la lectura a tan temprana edad.

Un día le dijo a los padres:
-“ Brais, ese era el nombre del pequeño, sabe leer bastante bien, pero este fin de semana, aprovechando que ya estamos en Diciembre y se acerca la Navidad, voy a llevarlo a dar un paseo por Terra Chá y enseñarle un libro que nunca ha visto ni él ni vosotros. Deseo que lo lea, pues es imprescindible para su vida.

Cuando yo era niño realicé mis primeras pasos lectores en el “Catón”, “Rayas” y “Álvarez”, entre otros, pero no tuve la suerte de que me mostraran un libro que no lo hace ninguna editorial, sino la misma vida, ni se mercantiliza, ni tampoco nadie le puede achacar de que moleste a espaldas o columna de colegiales. Este manual del que hablo no cabe en ninguna mochila….pero si en el corazón. “

El abuelo dio un respiro para aspirar un poco de nicotina del cigarrillo que tenía entre sus dedos. Quiso volver a seguir hablando, después de lanzar un carraspeo, el propio de un viejo fumador, pero ya su hijo y la esposa se habían marchado no sin antes, mirarse con complicidad y esbozar una irónica sonrisa con la que querían rubricar sus pensamientos, la opinión de que su padre estaba ya un poco pasado por los muchos años que tenía.

El anciano, al verlos marchar, dejó de hablar en alto, suspiró como si necesitara oxigenarse y, en soliloquio pronuncio estas palabras:

“ Bueno, bueno a vosotros os preocupan otras cosas más materiales e intrascendentes, preparar una suculenta cena de Navidad o divertiros en un cotillón de fin de año pero, aunque os creéis saber mucho no sé si aún conocéis la enciclopedia que este sábado va a abrirse ante lo ojos de Brais”

Transcurrió la semana y, cuando llegó el último sábado antes de Nochebuena, marchó con su nieto destino a Begonte.

-“Hoy, Brais, te voy a llevar a ver un libro muy especial”
El rapaz pensó que irían a la biblioteca , pero el anciano le avisó de que ese manual no estaba en los anaqueles de este edificio, que ese incunable se hallaba en un pueblo que era famoso por tener ese libro que muchos eran los que lo leían sin comprender que era la más grande enciclopedia.

El niño, interrumpiendo las palabras emocionadas del mayor, le dijo:
-“ Abuelo, me encanta salir a ver otras poblaciones“

El señor, mientras conducía su viejo Peugeot, al que llamaba su “león del asfalto”, esbozó una sonrisa y dijo:

“ Mira,. Lugo parece una plaza fuerte con su cerca amurallada levantándose sobre la colina con su foso natural, el Miño. Un mercado al que acuden los del rural para comprar y vender, un burocrático despacho…Los pueblos que hay a su lado son como santuarios donde el hombre y las mujeres del rural viven como auténticos ermitaños defendiendo los valores de una tierra”.

“Sí, abuelo, pero si son muy pequeños, no podré practicar mi afición lectora, pues no hallaremos muchos letreros de comercios y bares”

El anciano repuso:
-“ No, hijo, no. Los hay diferentes. Mira, ese que pasamos es Outeiro de Rey, este otro Rábade…”

El pequeño le vuelve a cuestionar:
-“ Sí, pero en cual nos detenemos para poder yo leer o cuál es ese que tiene el libro? “.

El hombre responde:
-“ Ya estamos llegando. Es Begonte”
-“ Sí , mi cielo, pronto llegaremos a Begonte. Ahí hoy, en las vísperas de esta Navidad, vas a conocer el manual más prodigioso de Galicia, la enciclopedia que cumple ya 43 años y se conserva íntegra y nueva como siempre. Libro que no se deteriora con los cambios ambientales, lo que le afectaría sobremanera es si hay frío en los corazones, si esos se congelan. Los ejemplares de uso particular poco mérito tienen, los importantes son, los que como éste, están siendo compartidos por todos. A este ejemplar , ya verás que no solamente lo venimos a leer nosotros. Quedarás fascinado cuando observes que son muchos los que acuden a repasar sus páginas. El ejemplar del que te hablo está cerrado al público diez meses, durante ese tiempo son muchas las personas que le están escribiendo más páginas y preparando sus láminas .

Se halla celosamente protegido y amparado por todo un pueblo y por D. Xesús Domínguez Guizán y sus fieles colaboradores que ven en él la auténtica seña de identidad de Terra Chá . Durante Diciembre y Enero, coincidiendo con la Navidad, el libro permanece abierto para que todos leamos y releamos cada una de sus páginas en la que podemos aprender lecciones de todas las materias y, en especial la de humanidad, la historia de un pueblo como el nuestro, la cultura de nuestra comunidad, los valores etnográficos, el arte rural , modos de vida, tradiciones, oficios…. En fin ,un sinfín de valores todos globalizados y sintetizados en uno, la Navidad. Es mágico y sensacional. No se encuentra encuadernado en oro y si en rústica bella y noble, la humildad y sencillez. Las cosas auténticas, para que perduren , exclusivamente necesitan de ilusión y entusiasmo. Su lectura minuciosa invita a realizarla compartida, algo muy importante cuando , por culpa del materialismo y egoísmo, nuestro planeta, poseyendo todos los recursos, tiene poco potenciado el más importante, el de la fe, por eso , este manual de letra grande y pequeña, representadas , la mayúscula en los valores espirituales, y la minúscula, en estas figuras, es trascendente y grandioso.

En el Libro de Begonte, todo lo que muestran las de terracota sus figuras ya lo quisiera tener, aunque fuera la décima parte, cualquier rimbombante colección de las muchas que anuncian por ahí”

Hablando, hablando llegaron a Begonte. El abuelo , que conducía su viejo coche, se desvió de la Nacional VI a la entrada de Begonte, hacia la derecha. El pequeño leyó entre aquellos letreros y señalizaciones, el que indicaba “El Belén”.
“-Abuelo, dijo, ¿ Qué vamos a ver, un belén?”
Y el hombre mayor repuso:
-“ Sí, espera, vas a contemplar mucho más. No es un belén cualquiera”

El señor aparcó el coche no sin gran dificultad, no por la edad sino por los muchos vehículos que ya había estacionados. El niño exclamó:
-“ Esto parece una feria!!. Tú decías que me ibas a enseñar un libro. ¿Dónde está?”

Dando la mano al pequeño le contesta cariñosamente:
-“ No seas impaciente, ven y ya verás”

Juntos van camino de la puerta de acceso al Centro Cultural José Domínguez Guizán, formando parte de una multitud que se agolpaba entrando y saliendo y, antes de pasar el umbral el niño le repite:
“ Abuelo, con tantos como vamos a pasar será difícil leer el libro del que me hablas . No podremos cogerlo!!”

El hombre le responde:
-“ No te preocupes. Nadie lo toca, está abierto y su lectura es silenciosa. Todos lo podemos leer aunque seamos analfabetos ”
-“ Si, dice el niño, pero querrán unos y otros pasar páginas”
-“No hijo, responde el anciano, las páginas están todas en una y por eso no hay dificultad en leerlo. El problema está en tener buena comprensión. Cuando está ante nuestros ojos, todas las personas lo releemos, pero el ejercicio de una buena y auténtica interpretación del mensaje viene después, al meditar. Por ahora y, gracias a Dios, son muchos los que bien lo interpretan pues, la lengua en la que está escrito no es el esperanto, pero si el lenguaje que entienden todos los corazones. Ese ejemplar está grabado con los sentimientos y eso, hijo, todo lo que se hace con ellos es comprendido en cualquier punto del planeta.

Este libro es para todos, sin distinción de sexos, razas, edades…Y eso es lo grandioso, cuando cualquier obra no se hace para un grupo reducido o una élite especial. Este es universal, para el mundo entero, creyente o no. Sus autores D. Xosé Domínguez Guizán y D. Xosé Rodríguez Varela, bien claro lo tenían y quisieron hacer un libro navideño no solamente para un tiempo, para unos días, lo escribieron con sus obras y figuras para que fuera, sin saberlo, eterno e inmortalizara el pueblo de Begonte. .. Pero, vamos, pasa, que ya nos toca”

Cuando el niño entró y se colocó con su sabio acompañante en una parte de las gradas no pudo reprimir un:
“!Ooohhhh!”

Asombrado quedó ante tantas singulares páginas, tan bien ilustradas, tan puras e impolutas, atractivas y, sobre todo, que era un libro grandioso. Cada figura o grupo de ellas representaba un capítulo de la vida de Galicia. El mundo gallego reproducido en miniatura. Un manual, como suelen decir hoy, interactivo y de tres dimensiones y tiempos conjugados en uno. Ante Brais se presentó, gracias a su abuelo, una enciclopedia, un compendio de todos los valores de la tradición, cultura y riqueza popular de Terra Chá que representa a toda esta comunidad gallega.

Estuvieron bastante tiempo y les hubiera gustado permanecer más ojeando y hojeando el singular manual.
Al salir el abuelo le dijo:
-“¿ Te ha gustado, Brais?”
Y el chico contestó:
-“ Mucho, abuelo, todos los profesores/as debieran traer a sus alumnos/as a leer este libro”.
´-“Ya lo hacen muchos de ellos, aclaró el señor. No pueden desperdiciar esta lección e incluso hay alumnos/as que también rellenan alguna de estas páginas con sus obras; pero tú, como no estás en Enseñanza Primaria, como no te es obligado saber leer, no te han traído aún pues, creen que no lo entenderías. Cuando desde cualquier edad deben verlo pues aquí sobran las palabras…”

Interrumpiendo dijo:
-” Ves como no hay edad, ahí lo tienes en esas dos mellizas que no tienen ni tres años, las nietas de Xulio Xiz. Mira que ejemplo dan de que este libro, desde los primeros años de la infancia, lo puede ojear cualquiera porque las figuras humanas, desde el seno de la familia cristiana y la escuela, deben ser inculcadas en el respeto y educación en valores.

Por ahí vienen unos conocidos míos que son, uno ateo y el otro que le acompaña, gnóstico.. Allá se acercan otros que son de derechas y, los demás al fondo , son comunistas. Bueno, bueno para que voy a decirte más, tú, como le pasa al Belén de Begonte, el único color que reconoces es el ser persona y lo fundamental, lo que sabes que cuenta, no es creerse o estar más alto en la escala social, lo que eleva y dignifica es el latir de un sentimental corazón”

Al pasar junto a ellos, aquellos grupos de conocidos, se intercambiaron saludos.
El niño, dándole un codazo al abuelo le dijo:
-“ Chsssss, abuelo. Allá vienen unos chinos, y por acá unos negros…. Todas las personas acuden aquí .”

El anciano contesta:
-“Vaya, no eres daltónico!! Calla, hijo, ya te dije que a esta magistral lección, la que se imparte en el Libro de Begonte, todos , el Maestro recién nacido, su Familia y todos los que adorándolo son fieles a su oficio. Acuden de todos los lugares, ideologías, creencias y razas porque saben que en el corazón, en la parte central del grandioso ejemplar, está la razón de ser del mundo, el Dios hecho hombre”

Se disponían ya a marchar cuando se les acercó una señora muy educada que, amablemente, a los que emprendían viaje, agradeciendo la visita, les ofrecía, envueltas en una blanca servilleta, unas deliciosas rosquillas. El abuelo le dijo al niño:
-“ Cógelas, hijo mío, pues vienen de la mano de la viuda de uno de los autores del Libro, la señora de Varela”

Intercambiaron sonrisas y el pequeño, mirándole con dulzura, repuso:
-“ Muchas gracias, señora”.

Subieron al coche sin dejar de hablar de lo visto y el abuelo le dice:
-“ Brais, si has leído con el corazón más que con los ojos, tu lectura del Libro de Begonte, este Belén Electrónico, resultará fructífera. Yo me siento feliz por haberte mostrado este manual y espero que cada Navidad, mientras viva, si Dios quiere, venir contigo a leer este mensaje tan humano y espiritual y, cuando falte, sigue haciéndolo en mi memoria. Recuerda que nuestros corazones , para estar activos y no dormidos , necesitan de este ejercicio que yo llamo la mejor lectura, la que puede hacer hasta un invidente ”

El pequeño, mirando al abuelo dijo:
-“ Abuelo, podré leer con más o menos rapidez, pero nunca, nunca olvidaré lo aquí leído y, aunque tenga muchos maestros, a ti, además de abuelo, te consideraré mi mejor guía, el que me llevó a conocer el que tú denominas Libro de Begonte. Pero…, abuelo ¿Por qué le llamas así a este Belén Electrónico?”
El anciano contesta:
-“ Es libro por todo lo que te he dicho anteriormente, pero el título no se lo he dado yo, se lo otorgó , acertadamente, el sacerdote D. Xesús Domínguez Guizán quien, en la pasada Navidad en la de 2013, cerrando el libro, poniendo el epílogo a ese bonito capítulo navideño, hablando para las figuras humanas del belén, dijo que ése podía considerarse un libro, por eso, desde esa data, yo le denomino , y animo que se le nombre a ese Belén Electrónico, con el permiso, respeto y admiración de uno de sus mejores coautores, como “ El Libro de Begonte”.

Es un grandioso volumen de valores que tiene portada pero carece de contraportada porque siempre estará inacabado. Habrá novedades y aparecerán páginas nuevas en las que se vayan insertando nuevas ilusiones. Precisamente eso, el que nunca esté concluido y haya sustanciales cambios, le garantiza que no pase nunca de moda y que, siempre que se lea, resulte gratificante y novedoso. También es especial el que todo el que lo desee pueda, con su colaboración en los diversos certámenes, por ejemplo, añadir algunas hojas más”

Cuando llegaron a casa, abuelo y nieto, los que en ella les aguardaban, los vieron muy felices y les dijeron que, por su aspecto y la hilaridad y dicha que trasmitían, debieron pasar unas horas maravillosas que de seguro estuvieron en algún sitio apacible y feliz.
El niño, abrazándose a su madre decía:
-“ Papá, mamá tenéis que ir a leerlo, Es estupendo. Id un día a leer el Libro de Begonte!!”

Los padres contestaron:
-“ Pero… ese pueblo es conocido no por un libro sino por su Belén Electrónico”
Y el abuelo contestó:
-“ Precisamente,… ese es el Libro de Begonte” .

Se retiró el anciano a su aposento, después de dar un beso a los
seres queridos y desearles buenas noches. Entonces la hija y yerno se miraron nuevamente y el niño, que también sabía leer en los ojos, se puso muy contento al ver que sus progenitores reconocían lo que para él ya era una realidad, que tenía la suerte de estar junto a la mejor cartilla o libro viviente, la que le enseñó a saber leer el Libro de Begonte y que también, aunque no lo quería reconocer ni nunca lo dijo, en más de una Navidad escribió páginas tan ejemplares como la de hoy.

Así , con abuelos como el que ya duerme el sueño de la felicidad, los niños primero leen y luego escriben para hacer al unísono ambas cosas y lograr que esta verdad no tenga final, pues el fin solamente existe en los cuentos.

En el de Begonte, que no es un cuento, cada final, resulta ser el principio de un nuevo sensacional capítulo que crea más y más expectativas y nos hace a todos vivir diez meses con la ilusión de que, en la prensa y medios de comunicación salga la gran noticia de que, una Navidad más, el Libro de Begonte ya está por y para todos abierto; que todos los que lo deseen pueden pasar hasta el centro Cultural, esa singular biblioteca espiritual y etnográfica, para , en singular romería, gozar al ver que la semilla de Belén y la de Galicia germinan en los corazones que cada Navidad. palpitan al sentirse más que nunca alumnos del Maestro.
Pol, Pepe
Pol, Pepe


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