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Rouco tenía razón

miércoles, 09 de abril de 2014
Durante el funeral de Estado del 31 de marzo por el primer primer
ministro de la democracia, Adolfo Suárez, el cardenal Rouco Varela
recordó en su homilía que había evitado “hechos y actitudes que
causaron la Guerra Civil, y que la pueden volver a causar”.

Esas quince palabras provocaron convulsión y rechazo en todas las
fuerzas políticas, con excepción del PP. Lo condenaron por tratar
asuntos políticos. No debería haberlo hecho, pero ello no impide
reflexionar sobre su advertencia.

En aquellos días la Assemblea Nacional Catalana (ANC), organización
popular que de momento tiene 51.000 socios que influyen decisivamente
en la Generalidad, preparaba su programa definitivo para imponer el
referéndum separatista el próximo 9 de noviembre y proclamar la
independencia el 23 de abril de 2015.

Y aprobaba definitivamente este último sábado la toma del control “se
oponga quien se oponga” de puertos, aeropuertos, fronteras, policía y
medios de comunicación públicos ese 23 de abril: una revuelta, un
golpe de Estado.

La ANC fue quien organizó el 11 de septiembre en la fiesta de la
Diada, a 1,6 millones de personas, según la Generalidad, en una
cadena humana de unos 400 kilómetros desde la frontera de Francia
hasta la Comunidad valenciana, territorio que exige anexionar a
Cataluña, las islas Baleares, parte de Murcia, Aragón y sur de Francia.

Artur Mas y su Generalidad parece que no podrán echarse atrás en su
independentismo. Las milicias populares de la ANC, como podríamos
llamarles, siguen creciendo y calentando la emotividad patriotera. Y
pueden aparecer milicias contrarias a estas, lo que llevaría a ambas
a sangrientos enfrentamientos.

Además, el Estado no puede entregarle por las buenas a los
independentistas sus poderes ni las armas con las que defiende su
soberanía.

Rouco tiene razón, aunque no debiera hablar de política: el
independentismo está reviviendo el alzamiento de Lluís Companys de
1934, apaciguado con las armas por la República, aunque sólo hasta
1936, cuando Franco inició la guerra civil tras avisos tan alarmistas
de laicos y de religiosos como los del arzobispo de Madrid.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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