Y sus labios parecían
besar el alma con su canto.
Con un lleno hasta la bandera pudimos disfrutar de la música de una de las grandes voces del panorama lírico actual, Ainhoa Arteta, acompañada al piano por el profesor Marino Nicoloni, inaugurando el magnífico Auditorio de Ferrol, en un concierto versado en la canción, género imperecedero que sobrevive a todos los tiempos, en el que la palabra y sonido se fusionan para crear las más bellas melodías, del gusto siempre del gran público. Canciones de concierto, muy del S.XX, dulces y sinuosas en la expresión de los brasileiros Jayme Ovalle y Oswaldo Lacerda y también en las conocidas Canciones negras de Montsalvage, de ritmos y temas antillanos, en las que se une la expresión grácil y la más cálida ternura.
La técnica, el gusto, la elegancia y la privilegiada voz de Ainhoa Arteta, hicieron que la entrega y el interés fuesen in crescendo, en esa íntima fusión mágica entre intérprete y público, entregado enteramente en las Baladas Italianas de Albéniz y en las hermosísimas y personales melodías de las Tres Canciones de Valldemosa, con textos de Antonio Gala y música del gran Maestro García Abril, anunciado por la propia intérprete como uno de los más grandes creadores musicales de la contemporaneidad.
Gracia y soltura con La maja de Goya, el majo tímido y el majo discreto, de Enrique Granados y brillante final con los Cantares de Turina, con los que la Arteta se ganó una gran ovación en lo que fue un concierto de lujo.
Entre los bises, el Babbino caro y tras la insistencia, fragmentos de nuestro género interpretados con chispa y salero (como corresponde a la mejor zarzuela).
Ainhoa Arteta, en el transcurso del concierto, celebró nuestro nuevo y flamante Auditorio y anticipó su vuelta a Galicia y a Ferrol, prometiendo interpretar música de nuestra tierra en la próxima ocasión. Esperamos pues tu regreso, Ainhoa, a la ciudad que como tú, ama la música y la canción.
