Tengo un amigo en Vilalba que sostiene una curiosa teoría:
- Antonio María Rouco Varela debió de ser político, como Fraga, pero nunca obispo. Es demasiado autoritario y le gusta impartir rimbombantes discursos sobre los grandes temas por los que la sociedad española le pide a la Iglesia que se modernice. Por eso pasa por lo que no debe de ser un obispo
por un carca.
No sé, no sé. Yo creo que la Iglesia Católica tiene que cambiar mucho para que volvamos a creer en ella como Institución, al margen de las diferencias ideológicas que mantiene en el siglo XXI con muchos de sus miembros. El discurso del Papa Francisco poco tiene que ver con el de los obispos que conozco y desde luego está a mil años luz del Cardenal de Madrid.
Rouco, afirmo, no era así. Debió de ser la capital del Reino y sus palacios que lo contaminó de poder
por encima del bien y el mal. Cuando se fue a Madrid, Rouco Varela dejó su humildad también petrificada entre las paredes y las goteras de la Catedral de Santiago. Ya sé que a la hora de sentar cátedra espiritual no es lo mismo hacerlo jugando en casa, entre amigos y fieles, que entre teóricos teólogos y eternos aspirantes a la púrpura.
Aquel monseñor afable, humilde, culto e inteligente que conocí en Compostela sabía perdonar a los pecadores como yo. Ahora en Madrid todos le llaman por sus apellidos, como a los políticos de extrema derecha; y quizá por ello ha perdido las maneras del pastor en favor de las del líder.
Lo cierto es que, cuando más le gustaba el liderazgo de eso que llaman Conferencia Episcopal Española se lo carga directamente el Papa Francisco por ese carácter reaccionario que ahora manifiesta siempre que habla de esos temas por los que a España se le considera un estado de progreso. Ya sabes, el aborto, los matrimonios gay...
Esa farsa electoral que hicieron los obispos nadie la cree, sobre todo después de las reuniones que el Papa mantuvo en Roma con todos y cada uno de los prelados españoles. Antonio María Rouco Varela no dimite como presidente de la Conferencia Episcopal Española
¡Lo echan!
- ¿Por la edad?
- No, por carca. Tenías razón. Debiera haberse dedicado a la política
Su discurso de despedida, el de las dos Españas y las alarmas sobre la pérdida de valores me pareció más una cuestión política que religiosa.
El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, pasa por ser un pastor moderado con el reloj en la misma hora que la de Francisco. Sin embargo, esa imagen de unidad interna que quisieron transmitir los obispos tendrá que pasar la prueba del algodón
Blázquez es un obispo bien considerado, que fue capaz de hablar en Euskera en la diócesis de Bilbao, que pasa por ser un gran teólogo y sobre todo que parece tener buena relación con todo el mundo, incluso es amigo personal de Rouco, quien le nombró su obispo auxiliar, en Salamanca.
En contra de su nombramiento están algunos de los viejos cardenales que consideran esta una grave afrenta al poder de la púrpura. No les gusta ser mandados por alguien que ocupa un escalón menor en el escalafón del poder.
¿Será monseñor Blázquez capaz de llevar el cambio a la Iglesia española?
Hay algo que me deja con la mosca detrás de la oreja
Su obra teológica.
Durante mucho tiempo se le llamó el teólogo de los Kikos. Este movimiento ultra y neoconservador basó en los estudios del nuevo presidente de la Conferencia Episcopal su largo proceso catequético.
Monseñor Blázquez tiene 72 años y es de Ávila, como Santa Teresa. Quizá por ello algunos le retratan con una vieja frase en latín:
Suaviter in modo, fortiter in re.
Que quiere decir
suave en la forma, decidido en el fondo.
¿Y Rouco que va a hacer?
Rouco volverá a Vilalba, que es de los morriñentos.
