Creación de empresarios

"El trabajo es cosa buena,/ es lo mejor de la vida,/ pero la vida es perdida/ trabajando en campo ajeno". Así cantaba Atahualpa Yupanqui, y no le faltaba razón.

En estos tiempos de crisis, se repite hasta la saciedad que los empresarios crean puestos de trabajo, algo que es de agradecer, pero que incluso sería más de agradecer si fuese posible crear empresas sin trabajadores o sí los trabajadores generasen más pérdidas que beneficios, lo cual no es así en la mayoría de los casos.

Aunque ya puestos, lo cierto es que también se podría decir que los puestos de trabajo en realidad los creamos indirectamente los consumidores porque cuando adquirimos un producto o la prestación de un servicio estamos pagando el salario de los obreros y el beneficio del empresario. Es cierto que a cambio recibimos un producto o un servicio, pero, ¿para qué serviría un producto o un servicio si no hubiese quién lo comprara? ¿Qué fue primero el huevo o la gallina? En este caso, parece que lo primero y esencial sería el consumidor (con sus necesidades).

Ahora bien, viendo a los trabajadores, la mayoría inmigrantes, que trabajan en la hostelería, en la construcción o en los invernaderos, por ejemplo, se me ocurre pensar que ellos son los creadores del empresario correspondiente, puesto que, en todos esos casos, sin ellos no existiría actividad empresarial y, por lo tanto, empresarios. Es decir, el empresario existe desde el momento en que haya unos obreros trabajando y empiece la actividad de la empresa, y no antes. Luego esos obreros habrían creado un empresario.

En cualquier caso, lo cierto es que los unos necesitan de los otros: El obrero necesita a alguien que le dé trabajo y el empresario necesita a alguien que trabaje. Así que, "menos lobos" con los dichosos puestos de trabajo.