Mira que es penoso escribir cuentos infantiles
Guisande, Manuel - lunes, 03 de febrero de 2014
Mira que es penoso escribir cuentos infantiles
Esto de escribir cuento infantiles, en mi caso los de Rodribico, es un poco penoso; bueno, un poco penoso no, muy pero que muy penoso. Tú escribes un libro sobre
que te diría yo, recetas de cocina, por ejemplo, pues llega el tío o la tía a casa con el volumen, enciende los fogones y ¡¡hala!!, a pasar el tiempo haciendo platos y platos, y luego feliz a degustarlos. Genial.
Que lo que escribes es una novela de aventuras
pues el lector que se mete en el asunto, que se transforma, y a medianoche que se levanta, que coge un cuchillo (porque el tipo está empatado creyendo que está en el Amazonas) y mira por la casa a ver si hay una víbora escondida hasta que Aurora, su mujer, le dice: «¡¡¡Manoloooooo, vente pacamaaaaa, pacamaaaaaaa !!!». Y Manolo que reacciona, se va para la piltra y sigue soñando con el Amazonas y con la oxyuranus microlepidotus; o sea, la víbora. Maravilloso.
Pero tú escribes cuentos infantiles
¿y cuál crees que es el mayor éxito de un cuento?. Que el chaval imagine
no; que aprenda formas y colores
no; como es un león o una pantera
no; que ponga los ojos como platos mientras lo lee o se lo leen
tampoco, justo todo lo contrario, que se duerma.
Vamos a ver, ¡¡¡¡por Dioooossssssss!!!!. Tú crees que alguien es feliz escribiendo para que otro se duerma
¡¡¡qué vas ser hombre, qué vas a ser!!!. Tú piensas en lo que le gusta al niño, te estrujas las neuronas, descerebras, medio enloqueces, trastornas, escribes ¿y qué hace el chaval?, se duerme.
¿Y eso no es triste?, ¿no es penoso?. Pues mucho mucho no, porque eso no es lo peor, sino que lo peor es cuando te encuentras al padre de la criatura y con una sonrisa y dándote una palmadita te suelta: «Tus cuentos son geniales, es comenzar a leérselos
oye, y el chaval se duerme como un lirón, pero como un lirón lirón».
Y claro, porque eres educados y tienes temple; pero cuando oyes esto del progenitor, te da ganas de decirle: «Y tú, tú por lo que me comentas, cuentos no necesitas verdad
porque despierto, lo que se dice despierto despierto
mucho ya no eres ¿no?». Tela, esto de la literatura infantil.

Guisande, Manuel
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