Rajoy y la Infanta

A pesar de las reiteradas veces que nuestro presidente del Gobierno nos pide que no adelantemos acontecimientos, él lo hace. Se muestra convencido de la inocencia de la infanta, y de que las cosas “le irán bien” en lo que se refiere a sus problemas con la Justicia. ¿Realmente creen que una persona que ostenta su cargo es la más idónea para manifestarse en ese sentido? Cuando le preguntan por las imputaciones de, pongamos por caso, un político, se limita a decir que se debe dejar trabajar a los jueces, y que en función de lo que estos dictaminen, hará declaraciones. Pero con la infanta hace una excepción, que por eso todos somos iguales ante la ley.

Tampoco hay que ser un lince para saber que Cristina de Borbón saldrá bien parada de su visita a los juzgados de Palma el próximo 8 de febrero. Ni la fiscalía ni la abogacía del Estado formularán acusación, por lo que la defensa de la hija del rey ni tendrá que invocar su tan curiosa eximente de enamoramiento elevado a la enésima potencia.

No me resigno a asumir que Rajoy haya podido tener una charla con el fiscal general del Gobierno, perdón, del Estado, pero mucho me temo que esa es la opinión generalizada de una ciudadanía que cada vez cree menos en la Justicia, una de las instituciones peor valoradas del país.