94 cumpleaños de Fernando De Salas López, rector de Honor de la Sociedad de Estudios Internacionales se celebró en Madrid
La tarde del jueves, 23 de enero, en el Centro Municipal Cultural Nicolás Salmerón, calle Mantuano, 51 de Madrid, Fernando De Salas López, militar, abogado y periodista, con su rostro de afecto infinito que nunca olvidaremos, tuvo a bien invitar a sus más íntimos amigos a un Cocido madrileño para Personas Mayores con motivo del aniversario de sus 94 años.
En una ambiente inolvidable, repleto de emociones y de los más nobles sentimientos, cada uno de los invitados, al llegar al restaurante se aproximó a él para transmitirle, bajo el suave susurro de la confidencia personal un feliz cumpleaños y hubo regalos sorpresa como recuerdo de tan entrañable y memorable fecha. Podrá leer los últimos libros publicados con sentidas dedicatorias.
Fernando De Salas, es así de especial, él vivió esa tarde recibiendo a todos sus invitados, y desde diferentes lugares del local controlaba la organización del evento. Es un campeón de la cordialidad y del afecto, su mente nunca descansa, posee un humor que te revive, disfruta de la esperanza en el ser humano. Muchas gracias, amigo Fernando, por ser como eres y por darnos ese testimonio de amistad tan necesario en los tiempos que corren.
En los postres, la tarde fue subiendo de intensidad y Fernando, se levantó para dirigir unas palabras a todos los amigos que habían asistido para festejar su 94 cumpleaños, expresando que nos agradecía a todos nuestra asistencia y deseaba que llegáramos a esa edad y nos felicitaba por adelantado.
«Nos confesó que su vida desde el año 2002 se acoplaba a la Conferencia que Naciones Unidas nos dio en Madrid sobre el «Envejecimiento», presidida por la Infanta Cristina. Señalaron que la Humanidad no podía permitirse desaprovechar la sabiduría y experiencia que teníamos las Personas Mayores de 65 años que existían, y eran varios millones. Que, a su vez, las Personas Mayores, mientras pudiéramos, deberíamos intentar devolver a la Sociedad, parte de lo mucho que de ella habíamos recibido. Y en eso estaba ahora».
«Lo primero, quiero conseguir que Naciones Unidas creen los Cascos Verdes y Gabinetes de Crisis en los 193 Estados que la conforman, para tratar de disminuir los daños que nos causan los Desastres Naturales, que no cesan de actuar y son imposibles de eliminar».
«Os anuncio que voy a escribir un libro titulado «El Mundo visto a los 95 años», siguiendo el criterio del sabio aragonés Santiago Ramón y Cajal, quien el 25 de mayo de 1934 publicó el suyo, titulado «El Mundo visto a los ochenta años», y que al explicar al lector lo que se proponía demostrar era:».
«Cotejar dos estados sociales separados por un intervalo de sesenta años. Este parangón es peligroso: porque el anciano propende a enjuiciar el hoy con el criterio del ayer. He procurado, empero, huir en lo posible de este escollo. Se podrá advertir que si flagelo vicios evidentes del pensar y del obrar contemporáneos, reconozco también las excelencias incontestables de las costumbres y aspiraciones de la juventud. En estos últimos cuarenta años, pese a guerras monstruosas y a nacionalismos exasperados, la Humanidad civilizada ha progresado más, sobre todo en el terreno de la ciencia y de sus aplicaciones a la vida, que durante todos los siglos precedentes. No comparto, pues, el juicio pesimista de Splenger sobre la Decadencia de Occidente».
«Santiago continuó afirmando criterios que hoy tienen total actualidad:»
«Por muy imparcial que sea el escritor, es siempre influido por el espíritu del ambiente. No es que me asusten los cambios de régimen, por radicales que sean, pero me es imposible transigir con sentimientos que desembocarán andando el tiempo, si Dios no hace un milagro, en la desintegración de la patria y en la repartición del territorio nacional. Semejante movimiento centrífugo, en momentos en que todas las naciones se recogen en sí mismas unificando vigorosamente sus regiones y creando poderes personales omnipotentes, me parece simplemente suicida. En este respecto, acaso me he mostrado excesivamente apasionado. Sírvame de excusa la viveza de mis convicciones españolistas, que no veo suficientemente compartidas ni por las sectas políticas más avanzadas, ni por los afiliados más vehementes a los partidos históricos».
Continuó Fernando: «Como ven ustedes, creo ha sido interesante el daros a conocer el pensamiento del Premio Nobel español, Doctor en Medicina Santiago Ramón y Cajal. Os repito las gracias por vuestra asistencia. Un gran abrazo a todos».
Quiero cerrar este entrañable homenaje agradeciendo sus palabras finales. Estoy seguro que este nuevo libro que va a escribir nuestro amigo Fernando, tendrá importantes objetivos y tendencias que mostrar y que, al igual que algunos de sus anteriores libros, serán calificados de «Utilidad Pública».
