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Hay que tener huevos

martes, 24 de diciembre de 2013
Con frecuencia oímos que estamos en una sociedad cercana a una explosión social de incalculables consecuencias. Y la razón no es otra que la polarización insultante de la sociedad con una ingente casta de golfos o ladrones y una inmensa mayoría de ciudadanos sufriendo penurias a cada cual más trágica. Mientras Blesa cazaba leones con el dinero de Bankia, una anciana se suicidaba al sentirse acosada por los desahucios. Mientras Bárcenas esquiaba en Canadá, yo sufría como niños de mi cole llegaban sin desayunar por falta de medios. Mientras el Parlamento es incapaz de meter en vereda a las eléctricas, vemos como las pensiones menguan y esta camada de depredadores económicos se salen con la suya porque los amparan las leyes u Europa.

Ya está bien de gobiernos pusilánimes que nos bombardean todos los días con avisos de que esto u aquello no se puede hacer porque las leyes amparan a este u aquel otro interés. Día a día vemos como esas mismas leyes se convierten en herramientas de otros jueces, que juegan a la política, para dificultar y perseguir a aquellos que tienen esos huevos necesarios para perseguir a esa mala calaña de mangantes como los que estamos sufriendo. Si hay paraísos fiscales, es porque se consienten; si los empresarios esconden su dinero y defraudan a Hacienda, es porque se consiente; si hay mordidas en todos los estamentos de la sociedad, es porque no se persiguen en condiciones y no se castigan con ejemplaridad.

Hay una realidad social que nuestros políticos, sumergidos en el mar de la independencia catalana y otras cuestiones mucho más intrascendentes, si quisieran conocer, verían. Hay millones de españoles pasando frío;

Continuamente vemos como miles de pequeñas empresas cierran, como el recibo de la luz es un auténtico monumento al latrocinio, eso sí, auspiciado por ilustres paladines-antiguos políticos cobrando excelentes sueldos después de haber pasado la juventud ofreciendo a la ciudadanía el paraíso-

Son verdaderos capos de esa mafia, que no sale en la películas y que atraca nuestros bolsillos con la pistola de la ley, con la factura de la luz, del gas o con cualquier chuminada que se inventan, como el reciente certificado de eficiencia energética, para satisfacer la voracidad de algún colectivo.

Las leyes no pueden continuar siendo por más tiempo los recovecos por los que se escapen los maleantes. Las leyes no pueden soportar más agravios comparativos para, por ejemplo, indultar a asesinos múltiples y vernos obligados a soportar sus cínicas sonrisas cuando salen de la cárcel tan orgullosos de sus fechorías. Hay una ley superior siempre: el respeto a la vida. Porque las ideas, que no amparan la violencia, pueden ser múltiples, las violentas se descalifican por si solas.

Nadie entiende como muchos de estos personajes, amigos de Aznar o cualquier otro, pasean por la calle con el mismo aire altivo que antes de ser imputados; nadie se cree que el dueño de Marsan entone el “mea culpa” cuando se ha hundido a una empresa y se ha escapado con sus millones dejando a miles de familias sin trabajo o sin sus ahorros; nadie comprende porque los recortes sufridos por millones de personas han de ser dedicados para reflotar bancos, que jamás han repartido sus beneficios con la ciudadanía-la obra social habituaba a ser una operación de marketing.

Así no hay futuro posible. Mientras miles y miles de jóvenes se ven abocados a la emigración y las reformas económicas son parches que sólo dañan a la clase trabajadora, los políticos, títeres de grandes lobbys, rebajan las multas a las multinacionales en cantidades y cantidades millonarias. Hacienda no somos todos, sólo unos pocos (pensionistas, funcionarios y poco más).Cuentos, Sr. Montoro, para los Reyes Magos.

La crisis no será eterna y volverá a fluir el dinero con la misma facilidad que se evaporó de nuestra economía. Tardaremos más de treinta años en recobrar el estado de bienestar-yo no supe nunca que estuviéramos tan bien-y acabaremos por convencernos de que este estado de cosas fue programado. Creer en el Capitalismo conlleva convertirnos en masa manipulable; creer el Marxismo resulta una realidad opresora. Así que cada cual camine por la vida evitando sobresaltos, piense en la paz de la conciencia y la ética como divisa .Aunque recuerden, para evitar confusiones, que todos estos personajes corruptos acostumbran a declarar: “Yo tengo la conciencia muy tranquila”. Personalmente, las escasísimas veces que visité un juzgado me puse muy nervioso, aunque haya salido airoso.

Pero, volviendo a lo nuestro, lo que percibimos los ciudadanos es que aquí no hay “huevos”. Sí, esa valentía necesaria para cambiar as leyes que hagan falta -Sólo estaban dispuestos a hacerlo con el mafioso de Eurovegas, a quien Dios lleve lejos-y cambiarlas para aplicarlas con rigor.

Es necesario y urgente regenerar éticamente el País. El Poder Judicial ha de salir de la propia judicatura, y no del Parlamento, para evitar injerencias políticas. Hay que dotar a los jueces del apoyo ciudadano para investigar todo lo que sea menester y las leyes no pueden ser herramientas que lo impidan(Los derechos de la intimidad de Blesa impiden leer los correos.

¡Anda ya con la intimidad del supuesto chorizo! ¿Acaso las lágrimas de los preferentistas arruinados no merecen también respeto?- Hay que evitar que los jueces sean objeto de sospecha de tal manera que nos podamos acercar a los tribunales con garantías de justicia.

Hay que poner coto a tantos golfos y Europa ha de entenderlo, porque también allí se requiere poner a andar a Suiza, Leinchestein, Mónaco…¡Qué ya está bien de que nos tomen el pelo! Mientras, en nuestro País-España sin complejos y alejada de banderitas y otras sandeces que dan cobertura a ultras y a muchos de estos golfos que acabamos de nombrar- mientras, repito, estos petimetres del PP y PSOE necesitan un revolcón mental. Unos para saber que no engañan a nadie y no han sido elegidos para ser conseguidores de intereses particulares y los otros para que se pongan de acuerdo de una vez y se olviden de tantas gilipolleces.

Hoy faltan huevos y sobran chorizos.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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