2.147 whatsapp

Un joven estudiante ha sido condenado por un juzgado de Ferrol a un año y nueve meses de prisión por diversos delitos contra su expareja. Sus celos le hacían la vida imposible a su entonces compañera. Agresiones, insultos, prohibiciones de relacionarse con la gente, etcétera. Lo normal en gente anormal.

Pero lo que resulta curioso es la peculiar forma de martirizarla. En un mes le envió a su enamorada la friolera de 2.147 WhatsApp.

El legislador debía tipificar en el Código Penal un nuevo delito encaminado a combatir a los plastas de la telefonía móvil, pues seguro estoy de que de cuantas faenas le hizo a su antaño pareja, la de escuchar el insoportable sonido del WhatsApp 2.147 veces en un mes, fue la más cruel. Una auténtica tortura china que haría confesar al más probo de nuestros conciudadanos la autoría del asesinato de Julio Cesar.

Quizás el mejor consejo que se le podría dar a tan ocioso personaje es que se hiciera tres veces seguidas, para sosegar su ansioso carácter, el Camino de Santiago. El francés, entero, y sin móvil. Y una vez de regreso, que reflexionase sobre que el uso excesivo de las nuevas tecnologías también puede llegar a ser punible.

¿Se imaginan que sería de nuestros adolescentes si por un solo día quedara inoperativa la aplicación de WhatsApp? Mejor ni mentarlo.