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No, hay más que eso

viernes, 29 de noviembre de 2013
En estos tiempos de desasosiego, desconfianza, cansancio y golfería, conviene no hundirse y seguir nadando, porque ni la crisis será eterna, y hasta es posible que algunas cosas cambien para bien.

A cualquier observador de a pie, que desconoce como funciona la macroeconomía o quienes son los responsables de mover los hilos de los negocios de la Tierra, le resulta incomprensible la cascada de consecuencias y el deterioro de las condiciones de vida de millones de ciudadanos. Que si se hunde el banco Lehman Brothers, que si el responsable es el G-8, que si el G-20, que si el alza el precio de las materias primas cambia las reglas del juego…que si las primas tienen riesgo… En fin, nadie podría imaginar que los bancos tuvieran bula de robo, ni que sus administradores fueran los mejores chorizos del país.

Resultaba inverosímil que un bancario estuviese atracando a los clientes vía preferentes y que los desahucios no estuviesen cubiertos con la dación en pago (Personalmente jamás me imaginé, ingenuo de mí, que, después de entregar el bien, debiese dinero. Alguien me aclaró que trataba con usureros). Pero, por lo sufrido por mucha gente, está claro que no sólo nos robaron, sino que nosotros, los contribuyentes, pagamos el rescate, porque quienes nos gobiernan así lo han decidido. Los lobos no se muerden entre sí. Nadie esperaba que los empresarios, tan patriotas ellos cuando pintan bastos, huyeran con su patrimonio a unos paraísos fiscales consentidos a tal fin y que esos títeres, que pueblan el Parlamento, fueran incapaces de desmontarlos; nadie podía creer que para reactivar la economía se necesitase recortar sueldos y pensiones; privatizar todo lo público, con el consiguiente entrada de los empresarios rapiñas en las su arcas públicas y su consiguiente peligro. No esperábamos que la lucha de la clase obrera claudicara ni que los sindicatos llegaran a permitir realizar la reforma laboral de Kunta Kinte y aún, no contentos con ella, se precise darle una vuelta de tuerca y para que tampoco se pueda decir: Si, Guana.

Ahora tendremos que afrontar la Muda, que es la misma corregida y aumentada a mayor gloria del empresariado pistolero (prohibido quejarse; prohibido hablar, enfermar y un sinfín de recortes de derechos de los trabajadores. Eso sí, permitidos los minijobs, los miniminijobs, los contratos precarios, definidos, de días y horas y minutos, despido libres in indemnización alguna y cobrar lo que buenamente te den, que será muy poco; que si quieres, eso es lo que hay y un sinfín de ecéteras en esa línea).

Progreso maide in Merkel, vía Marianico, que la cosa está muy mal por obra de Zapatero, .el culpable de la muerte de Kennedy. Como para votarte, colega.

Y, después de habernos mentido tanto-repasen programas electorales y declaraciones como las de González Pons de la creación de tres millones de puestos de trabajo- los volveremos a votar porque somos muy fieles a nuestra ideología, aunque ésta nos busque la próstata.

Alguien escribía estos días que hemos retrocedido en conquistas sociales treinta años y uno cree sinceramente que se equivoca. Jamás los de mi generación hemos conocido ni un paro tan galopante, ni los recortes, ni la bajada de sueldos, ni la pérdida tan brutal del poder adquisitivo de las pensiones.

Nos han engañado, nos han mentido y verdades con tanta raigambre como el valores de la educación y la cultura, antaño tan valoradas y dignas de elogio, son hoy sólo un curriculum adjunto al pasaporte para la emigración.

Con la alegría generalizada que trajo la Democracia creíamos que los ciudadanos tendríamos mayor protagonismo en la toma de decisiones, pero no reparamos en varias cosas:

-Que los administradores de lo público vendría a ser los delfines de los golfos del anterior Régimen.
-Que los partidos se habrían enroscado en su ideología y sus listas cerradas perderían la posibilidad de aprovechar a personas muy válidas, aunque fuesen independientes, y se han convertido, por lo general, en refugio-reducto de mediocres y sobre todo de oportunistas.
-Pensábamos que las autonomías serían organismos que favorecerían el mayor acercamiento a los ciudadanos gobernados y han resultado ser fábricas de enchufados de las diversas ideologías, cuando no conjuntos de organismos que favorecen al pueblo de correligionario en detrimento de su enemigo. Con tal de vencer al contrario, no se mira el daño al pueblo.
-La clase política es un conjunto de personas, en general, de muy escaso crédito más atenta a su lucimiento personal que a la solución de problemas.

Nuestros representantes, a veces con sonrojante bagaje cultural, actúan más por decisiones de partido que por justicia. En general tienen escasas miras. Además muchos de ellos son sospechosos de inmoralidades y de connivencia con personajes de dudísima reputación -Léase Adelson, Correa y un sinfín de Bárcenas e Urdangarines que este País, desierto económico, no merece.

Decía al principio que confío en que saldremos de la crisis y que las generaciones de nuevos dirigentes sean cultas, valientes honestas y trabajadoras. Es necesario recuperar la Ética, que ha de ser asignatura obligatoria en la escuela. Hay muchas que esperamos que las nuevas generaciones asuman unos retos que nuestros dirigentes actuales no han querido o no han sabido resolver. Y eso es, en tiempos de desánimo, la esperanza. No me vale: “eso es lo que hay” porque lo que hay no vale, y el País merece otra cosa. Y les recuerdo que el voto ha sido una conquista histórica a la que no debemos renunciar.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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