Con luz encendida o apagada
Castro Liz, Ana - martes, 19 de noviembre de 2013
HACERLO CON
LUZ ENCENDIDA
O APAGADA
Tener vergüenza de tu propio cuerpo, tiene que ver con la confianza que tienes en ti mismo.
El pudor, timidez o complejos de un cuerpo que no te gusta ha llevado a muchos a hacer el amor en la más estricta oscuridad, incluso de cortarse para ser más tierno o pasional. Se sabe que durante siglos el sexo fue visto como pecado o algo sucio y como tal, debía hacerse de forma siniestra. En ambientes íntimos es donde la gran mayoría se encuentran más a gusto pero aún así, no a todos le resulta sencillo hacerlo con la luz encendida y enseñar su cuerpo desnudo frente a otra persona. Una mirada ajena puede hacer sentirte más feo, deforme o indefenso, creyendo que todos tus defectos están expuestos, creyéndote vulnerable, cuando quizás seas el ser más bello del universo, las inseguridades pueden hacer que vivas un infierno.
Esencia de pudor
El pudor es la reserva de lo íntimo, es una tendencia natural a ocultar de la curiosidad ajena lo que pertenece a uno mismo, defiendo de esta manera, su más valiosa esencia. Donde hay intimidad surge pudor, todo lo que pase a ser cosa de "dominio público", se termina desvaneciendo. Cuanto más formada esta una personalidad, más intimidad posee y más valor tiene para ella, lo reservado. Los frívolos, son más dados con facilidad a descubrirse. El que no se aprecia por lo vale no teme perderse ante la observación pública.
La vergüenza
Es una sensación de desgracia, deshonor o condenación, cuando se siente te advierte que eres objeto de insulto a tu honor propio o eres víctima de una humillación o eso te crees. La vergüenza surge cuando se teme el rechazo, nace de los pensamientos de inseguridad acerca de como actuamos. Para hacerle frente deberías amar tus normas y respetar las de los demás aunque sean diferentes, reconociendo tus limitaciones.
Luz apagada
Estar a oscuras favorece al morbo porque la sensación dérmica de la piel se dispara y cada caricia la notas amplificadamente. Sin luz todo el mundo es más hermoso y para un primer encuentro sexual, puede favorecer más a la comodidad, sobre todo si te da mucho corte que te vean en pelotas por si tienes algún complejo o defecto físico. Potencia el ingenio ya que en penumbras, las siluetas se dibujan más sensuales.
Luz encendida
Para el que tiene una cierta dosis de exhibicionismo o voyeurismo, le resultará un absoluto placer mostrarse y poder ver el cuerpo en cueros de su amante, sin duda esta es la opción más interesante si lo que deseas es observar cada movimiento o gesto, fijarte con total precisión donde estimulas, como lo haces y sobre todo disfrutar del rostro, expresión y mirada de tu amante mientras haces el amor. No es necesario cegarse de claridad con toda la habitación llena de bombillas, o que entre el sol por las ventanas y a la vez aproveches para tomar el sol, pero una iluminación bien graduada favorecerá un ambiente íntimo y acogedor donde dos seres disfruten llenos de placer visualizándose en todo su esplendor erótico.
Supera tus miedos
Si te aterra que te vean desnudo, empieza poco a poco, quitándote la ropa lentamente y por momentos, y solo deprenderte de ella según te sientas cómodo. Prueba con una luz tenue, donde al menos divisar vuestras sombras para que lentamente te habitúes a contemplar lo excitante que es ver el cuerpo desnudo de tu compañero sin centrarte tanto solo en el tuyo o en lo que debes tapar, tienes o no, o lo que te falta. Lo más importante es elegir a la persona adecuada para compartir ese momento íntimo, donde se convoquen; la química y comunicación. Explora tu cuerpo y el del otro, céntrate en lo que tienes entre manos y el placer que vas a procurar y vas a recibir. Conoce a tu contrario para aprender a cuidarlo con mimos y atenciones cualquier temor puede despejarse ya que te darás cuenta que la intimidad es lo que realmente importa.

Castro Liz, Ana
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