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Día de San Martín con feria y magosto

lunes, 11 de noviembre de 2013
FERIA DE SAN MARTIN

Día de magostos en la festividad de San Martín de Tours, patrono de la Diócesis, y de las mejores ferias del año, la del 11 de este mes. El veranillo de Santo Martiño, acompañaba como el último de otoño, con caída de hojas amarillentas de los árboles de la Alameda donde se celebraba el tradicional mercado de ganado porcino, con la presencia de cebones que hacían bueno el dicho: "A todo porco chégalle o seu San Martín". ya que se vislumbraba la esperada época de las matanzas domiciliarias.

Así retomamos aquellos años de mitad de siglo y esta emblemática feria verinense del once, que no quedaban en la zaga otras inmediatas de finales de año con preparativos navideños, aprovechando el feriante para adquirir pulpo seco, higos y pasas ,productos de mas venta en las tiendas de la Villa.

Pero, para nosotros hay un recuerdo especial de esta feria "del once" como popularmente se conocía, ya que el abuelo era administrador de arbitrios y, a su cargo estaban empleados que llamaban "consumeros". Fue Jesús Nieves Vázquez recaudador municipal, con oficina en el Parador, a quien veíamos recorrer los recintos feriales donde distribuía el llamado "punto" en las salidas de ganado.

El abuelo Jesús, arrendatario del servicio, experto conocedor de aquel oficio, durante las horas de feria hacia un recorrido por el Toral de vacuno, la Plazuela de la Merced, de productos del campo, la Plaza de la Estrella con puestos de panadería, aves, frutas y verduras, lugares concurridos y animados, retirándose al final de la jornada al domicilio familiar de las Puertas de Madrid para hacer balance de la recaudación y pagar jornales a empleados,

Aquellas ferias de ganado de cerda en la Alameda, con tratos y tanteos cerrados con apretón de manos de vendedor y comprador y el precio se hacia contando el dinero por centenares o millares de reales y, recordamos no se hablaba en pesetas con monedas de plata, como "duros" piezas de cinco pesetas, después estaban otras de dos y una peseta y "carabas", de real con agujero central, que vemos en coleccionistas y numismáticos. Fue en 1937, en plena guerra civil, cuando veíamos hacer las compras con papel moneda, retirándose de circulación los de cincuenta pesetas "estampillados" con marca en relieve.

Esto puede ser espejo como reflejo de aquellas ferias de cebones para inmediato sacrificio, donde conocimos a expertos calculando , a ojo, del peso en arrobas asesorando al comprador.

Conocimos a uno de aquellos expertos verinenses que conducían ganado a las carnicerías. Se llamaba Agustín, de la familia Pepe Miguel de la calle del Pozo, al que le apodaban "Matacristos". Años después coincidimos con Agustín en Madrid, trabajando en el Parque de Automovilismo de los Mnisterios, y la última vez le vimos en Verin fue conduciendo el vehiculo cisterna de combustible en el regreso de la comitiva del Jefe del Estado a Madrid, al finalizar su estancia en Galicia. Nos comentaba Agustín que el camión cisterna le fijaron en el itinerario aparcamiento a la altura de la Touza de Toubes. Desconocemos si en otras ocasiones acudió a su villa de nacencia donde residía la familia. Lo que no olvidamos fueron muchos relatos de su niñez que evocaba en Madrid, recordando con afecto a nuestro padre, cuando le acompañaba, en la primera década del siglo , para la compra de reses con destino a la carnicería de los tendejones de la Estrella, y como no podía ser de otro modo, elogiaba la figura del abuelo Jesús .

Como se comentaba: cada uno hababa de la feria, según le iba en ella y en relación a este día estaban sentencias de labriegos que comentaban: "De San Martín en adelante ya no hay diablo que aguante"; porque se abrían las puertas para entrar en días infernales, encendiendo braseros en las anochecidas y al ver cargar el cerdo en la carreta o camino de la cuadra se decía: "Por San Martín deja el cerdo de gruñir", mientras los más viejos aseguraban:"Por San Martín prueba tu vino y mata el gorrino". Y es que era esta una fecha de magostos y matanzas. Tiempos inolvidables. Costumbres irrepetibles que se fueron con los protagonistas de este relato.

Al escribir sobre arbitrios nos referimos a fielato, como se conocían tasas de antaño y control de entrada de artículos de consumo que entraban en la Villa procedentes de los pueblos del alfoz, leche, carnes curadas, de caza y aves de corral, que, intentando pasar de "matute" se procedía al decomiso, mediante acta de aprehensión caso de no abonar el recargo establecido según las ordenanzas. Así viene a la memoria cierto decomiso de cuatro pollos que pasaron burlando la vigilancia del consumero, aves que tenían como destinatario el propietario y director del "Tamega", Lino García Vàzquez, quien, al enterarse del decomiso, presento denuncia en el juzgado, publicando una nota en su periódico.

El Juez, de inmediato, envió al alguacil señor Castor Prieto (Chita) al domicilio del Administrador:
--De parte de usia, que me entregue os polos que decomisou que os leve a depositar no xuzgado. --inquiriò el alguacil.

Cumpliendo la solicitud le fueron entregadas las aves,que, transcurridas unas horas, ante la imposibilidad de tenerlas en aquellas dependencias el juez, indicò al alguacil que las trasladase nuevamente al domicilio del Recaudador. Asi lo hizo...¨

-- Usia dice que colla vostede os polos e que os coide, pois segun usia no xuzgado non ten sitio. nin e lugar.

El abuelo Jesus, que conocia las normas para tales casos, se negó a coger la mercancia decomisada...

-- Dille a usia --dijo al tio Chita que sujetaba en la mano los pollos-- que ahora non me podo facer cargo ,xa que non sei en que condicións están e non quero facerme responsable. Asi que lévalle os polos e que os cuide il-.

En ese ir y venir ,el juez dijo al alguacil que le quitasen las aves de la vista y que hablaria con el director del "Tàmega" para zanjar el caso.

Castor , de nuevo en el domicilio del Administrador, le encareciò que los cogiese ya que "Usia le habia dicho que hiciese con los pollos lo que estimase oportuno y si su dueño habia infringido no satisfaciendo derechos de entrada alli terminaba aquel engorroso y polèmico asunto.

En el "Tàmega" apareciò una noticia que decia que el señor Nieves "habia comido unos pollos decomisados, a lo que el "Eco de Monterrey" replico con sorna: "evidentemente, los ha comido y, por cierto, estaban muy ricos". añadiendo que el señor juez con tino evito incurrir en prevaricación , que estimamos no seria tal por tratarse de una falta mas que de un delito.

De aquellos casos este fue el mas relevante por la publicidad y los protagonistas, pero entra en el anecdotario de la pequeña historia de Verin de comienzos del pasado siglo,

Al escribir este perfìl del abuelo Jesús. tenemos que desvelar un dato para conocimiento de los primos que siguen los relatos de esta pagina. Las fotografías, como la de la ventana, le presentan con barba en el mentón. El secreto que revelamos es que, de joven, sufrió una agresión con navaja barbera, marca que disimulaba con perilla y, en cierta ocasión, nos relató este episodio, que pudo revestir gravedad, de haber afectado la lesión el cuello y yugular, cicatriz que nos mostraba bajo su blanca barba. secreto que desvelamos , en la seguridad de que el episodio se mantuvo muy bien guardado en el seno familiar.

Las ferias de San Martín , hiciese mal tiempo con ventisca, nieve, niebla y frío, disfrutando o no del veranillo, gozaron de fama con la presencia de cebones llenando a tope el espacio de la Alameda. por aquello que decía un vecino de Abedes :

pra peixes a troita,
Pra aves a perdiz.
Pero si o porco volara
Non haberia ave que o igualara.

Y es que del gorrino se aprovecha todo, hasta el caminar y era un espectáculo ver el ferial con esplendidos ejemplares en torno a los que se formaban corrillos, contemplando operaciones de tanteo, y el comprador avezado deseaba saber en que condiciones había sido cebado el animal.

La festividad de San Martín se celebraba, siguiendo la tradición, en la cercana aldea de Vilela bajo cuya advocación esta la parroquia y según Jesús Taboada en "Folklore de Verin" también en Castrelo del Valle existía una capilla en el castro de la Cabanca, con ara romana dedicada a Júpiter, sobre la que descansaba la imagen del Santo durante la procesión según publica en un trabajo en la "Revista de Guimeraes" donde cita parte del copioso refranero con alusiones al santo obispo de Tours (pàg. 48). Por indicación del profesor, realizamos un reportaje gráfico para uno de sus libros sobre feriales, que ha tenido la gentileza de dedicarnos.

Quede pues este relato que publicamos con motivo de esta feria de San Martín, con la que intentamos reencontrarnos situándonos en el pasado desde la lejanía, acercándonos al Verin del pasado reviviendo aquel ambiente de de feria y día de magosto.

La festividad de San Martín de Tours se celebraba antaño en una ermita, bajo la advocacion del clérigo frances, que estaba en el paraje de un castro romano, aledaño al pueblo, segun relata Jesus Taboada em "Follore verinense- costumbres y tradiciones", oficiando en la Eucaristia del dia el Abad-Arcipreste, don Pio y clérigos de aquel municipio. Referencia que Taboada incluye en el capitulo dedicado a la festividad de San Martín, aportando otros datos sobre la festividad del Patrono de la Diócesis.

La juventud de aquellas primeras décadas del pasado Siglo, aprovechaba para disfrutar de aquellos magostos, que compartimos con muchachos de tierras de Viana, bajo frondosos castaños y en Vilamartíin de Valdeorras, magostos a los que dedicó comentarios en su libro sobre la Galicia profunda el juez de Viana y Valdeorras Nicolás Tenorio y, asi, recordamos un especial magosto, en 1930, que la mocedad tenia por costumbre hacer a la puerta del camposanto vilamartinés, an las aledañas ruinas de la Capilla de la Magdalena, junto el arbol conocido como de las fiebres malignas.

Aquel macabro magosto, junto al cementerio, se hacía en honor de las benditas animas del Purgatorio, con el tétrico pasaje de invitarlas, todo ello muy cercano a la "santa compaña" que también Nicolás Tenorio dejó plasmado en su libro.

De los lejanos recuerdos del rito traicional, viene a la memoria, si no nos es infiel, un magosto en Monterrey, en los castaños del ferial, donde un joven, provisto de pistola, efectuó varios disparos, hecho que se reseñó en un periódico, en el que se informaba de la intervencion de la Guardia Civil, alertada de lo sucedido.

No podemos olvidar los magostos en la "lareira" de la cocina, en "fiadeiros", donde. pendiemte de una cadena se colocaban las castañas en el "tixolo", colocando al calor de la fogata, una jarra de vino con azucar, y, en ocasiones, tipica "queimada", con "conxuro" incluido.

Asadas las castañas, le anfitriona las introducia en tazones de leche, que, con agrado, saboreábamos los presentes.

Digamos que el "tixolo" formaba parte del utillaje famiar. Hoy, son piezas de museo, aunque suponemos algunos se encontrarán en el medio rural.

La castaña, elemento prrotagonista de estas fechas, trae el recuerdo de que el compadre Aurelio Alvarez, traía de sus milenarios castaños de la Granxa de Oimbra. Y no olvidemos que en la Villa solia clasificarlas, por tamaño, en su almacen de jamones de las Puertas, el popular Nartin, vecino de Luis el herrero, donde niños de la barriada solian asarlas.

Aunque la fiesta del magosto, ya no es aquella de nuestra mocedad, la tradición se mantiene, pero sin aquel ritual, que, en tierras leonesas, capital donde no se ve un castaño, está rodeada de abetos, chopos, alamos y negrillos, tradicion que anualmente, mantenía la Casa de Galicia, cuando fue presidente fundador, el abogado Emilio Cambo, quien recordaba sus años juveniles en Verin, donde su padre ejercia la Medicina. Y entre los verinenses presentes destacaba el escritor y delegado de Hacienda Manuel Rodriguez, natural de Bande, y siempre vinculado a las tradiciones populares verinenses, como recoge en su libro de anecdotas "Graxos e cregos".

Qe disfruten de un buen dia de fiesta, de feira y de magosto. Merece la pena, ccomo lo hicimos los que vivimos entre castañas y castiñeiros hace mas de setenta años.
Nieves, Joaquín
Nieves, Joaquín


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