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Juan Pérez Citoula era
un jugador muy completo.
Sus pases eran mortales
y eran sus goles perfectos
y lucía su calvicie
casi siempre satisfecho.
Un guardia municipal
que jugaba de portero
y que no lo hacía mal
y si no tenía guardia
en la puerta principal
Machado en su equipo era
jugador muy especial.
Lleva el fútbol en las venas
y en la sangre lo llevaba
y consolaba sus penas.
Cadenas.
Era un mozo casi, apenas
cuando fichó por el Lugo
y desde las gradas llenas
toda la gente gritaba:
¡¡¡Cadenas
¡¡
Alberto, ahora que estás muerto
te diré que he dejado
el cigarrillo. Olvidado
estoy del tabaco, Alberto.
Te diré que en buena hora
dejé de fumar y ahora
aborrezco el cigarrillo
-tú le llamabas pitillo-.
Torpedo. Andrés, Torpedo
dime tú como te ves
sobre ese torpedo, Andrés,
¿acaso no tienes miedo?
¿Lo tienes o no lo tienes?
Pues sigue, Andrés, por tus rumbos.
Sigue, Andrés, dando tumbos.
Si vas, vas. Si vienes, vienes.
El fútbol sala es tu vicio.
La banca tu profesión.
Tenlo en cuenta, Modia, amigo,
cuando te metan un gol.
Aquí está Moncho Lamelo
más conocido por Moncho
un coruñés que llevaba
en su camisola el ocho.
Entrenó aquí al Lugo.
Lamelo, o sea Moncho.
Paco del San Francisco
lo mismo hacía paella
que preparaba un cocido
o servía una cerveza
o un buen vaso de vino
¿Qué será ahora de Paco,
de Paco del San Francisco.
Cuñado de sus cuñados
Es un cuñado Vicente.
Jugaba en Cuñados Boys.
No era jugador de élite.
Un hombre de ideas claras
y muy lúcido de mente.
No recuerdo su apellido
pero se llama Vicente.
Autovías. Carreteras.
Señales de prohibición
De aparcar en las aceras.
Siempre la misma canción.
Tened cuidado que ahora
Hay que poner atención
No me volváis a deshora
-dice Raúl a su gente-
La carretera es traidora.