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El árbol de Begonte

jueves, 07 de noviembre de 2013
“ EL ÁRBOL DE BEGONTE”
( El de madera más sentimental y noble )

Érase una vez un anciano leñador que, en las noches largas de invierno pasaba el tiempo contando a sus familiares y amigos sus andanzas como leñador por diversos puntos de España y el mundo. Todos los que le oían quedaban asombrados con las proezas de este aizcolari y lo mucho que sabía de árboles y maderas. No había nadie en la redonda que le superara en el número de ejemplares arbóreos talados y serrados.

Fue tan conocida la fama de este hombre que era ingente el número de los turistas y curiosos que se acercaban a aquel caserío vasco para asistir, asombrados y expectantes, a esas tertulias en las que el anciano les embelesaba con sus palabras mientras les invitaba a degustar algún producto de su bodega.

Un día, uno de aquellos contertulios, un viajero desconocido, después de escucharle atentamente, le dijo:

“ Buen hombre, usted, es un experto en árboles pero, perdone que le diga, que todavía no ha tenido la suerte de conocer el árbol que goza de las raíces más profundas, pues llegan a los corazones. Su tronco es tan grueso y fuerte que ni la más afilada hacha lo talará. De porte majestuoso y dotado de múltiples ramas e infinidad de hojas, una fronda maravillosa. Florece desde primeros de Diciembre a finales de Enero y sus frutos son el viático que todo humano mortal necesita probar para llegar a ser siempre un hombre o mujer nuevo/a”.

Continuó el desconocido: “ Es una singular planta perenne y todo el que disfruta de su sombra , el que se detiene bajo él queda sumido en el mejor sueño del mundo, el que siente el que vive en Navidad”.

El anciano exclamó:

“ ¿ En qué lugar está? Quiero conocer ese árbol! “

El viajero repuso con sosiego:

“ “Al borde de El Camino y, lo riegan y cuidan un sacerdote, Xesús Domínguez Guizán y unos entregados vecinos, para que todos podamos gozar de sus frutos y de su celestial sombra ” .

El leñador responde:

“ Yo quiero ir junto a él para disfrutar de su sombra, flores y frutos”
“Bien, repuso el viajero, esa planta que parece exótica y descomunal, es de lo más sencillo y normal. Crece y se desarrolla en el pueblo de Begonte, en Galicia”.

A lo que el anciano contestó:

“ Pues, desconocido amigo, como mi equipaje es bien ligero, si no le importa sírvame de guía, me indica el camino para llegar hasta ese fascinante pueblo”.

El interlocutor le responde:

“ Por suerte soy gallego y afilador, natural de Luintra y voy hacia mi tierra y, como hago todas las Navidades, antes de irme para mi hogar pasó por Terra Chá para visitar ese árbol. Así que,… es un placer!!”

A la mañana temprano, al canto del primer gallo, cuando aún los montes no se habían destapado la sábana de la niebla, iniciaron la marcha.

Cuenta la historia que cuando llegaron a Begonte era a un par de días antes de Navidad. El leñador no cesaba de preguntarle cual era el
árbol en concreto. “¿Será éste? Aquel otro?

Entonces su acompañante lo condujo a la entrada del Centro Cultural José Domínguez Guizán y, cuando pasaron el umbral dijo, con voz muy delicada, al leñador:

“ Mire, este es el Árbol de Begonte, el que tiene savia de tradición espiritual y frutos de zumos de bondad sentimental, el belén electrónico”.

Atónito quedó el caballero mayor y, volviendo su emocionado rostro hacia el afilador, dijo:

“ Gracias a usted, en el ocaso de mi vida he vivido el mejor y más grande de mis amaneceres, conocer el fascinante belén de Begonte, ”.

Cuentan que, al marchar el leñador llevó consigo muchos calendarios del belén de Begonte, esas famosas estampitas y, cual si fueran semillas las iba regalando a todos los que en su recorrido encontró. Desde esa Navidad ningún abeto o pino tuvo que tener miedo a que en las fiestas navideñas lo talaran para adorno en algún hogar o plaza de Ayuntamiento, pues todos plantaron, imitando al de Begonte, entrañables y bellos Nacimientos.

Nada se supo de uno y otro, leñador y afilador, pero dice la leyenda que cada vez que se inaugura el belén electrónico, se oye un silbido y, a continuación, una voz angelical que dulcemente dice:

“ Venid, junto al árbol perenne de madera más sentimental y noble, el que, sin arder, desprende el mayor calor, el fuego divino de la maravillosa Navidad. Venid a visitar el Belén Electrónico de Begonte , el árbol que florece cada invierno y, todo el año en los humanos corazones. Sus frutos son sentimiento puro patente en obras y acciones de solidaridad y cooperación. Los mejores ebanistas de la vida bien saben que el árbol que riegan Parga y Ladra, esa planta de ensueño bajo el que se cobijan pastores, herreros, lavanderas … y toda la tradición de Galicia y España entera , es el ejemplar de la tradición que renace cada Navidad en un singular árbol que parece salido de un cuento, pero brota de la semilla de ser cristiano. Es un Nacimiento de la Luz de la Felicidad que ilumina las noches de las que nacen auroras de maravillosa ilusión”.
Pol, Pepe
Pol, Pepe


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