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El peinado del cabello y la barba en el caballero

miércoles, 23 de octubre de 2013
Todos tenemos un pasado, tan cierto como la vida misma. Aún recuerdo en lo más profundo de mi ser los días del verano que transcurrieron entre la finalización de mis estudios en la universidad y los que sucederían a mi incorporación “oficial” al mercado laboral, fueron los primeros y últimos en los que me concedí dejar crecer mi pelo y barba mucho más de lo que había sido, y sería, la pauta habitual. Bien es cierto que era el único momento en que mis compromisos, y porque no confesarlo, mi estancia durante unos meses en una selva allende los mares, propiciaron que tal circunstancia fuera posible y hasta inevitable.

Y es que el cabello de nuestra cabeza (el resto de nuestro cuerpo es –simplemente- pelo) como parte indivisible de nuestra imagen integral de nuestra fisionomía, describe y trasluce gran parte de nuestra personal elegancia; nuestro peinado marca, como no, gran parte de nuestro estilo y, hasta nos define indefectiblemente.

Con raya a un lado, ni corto ni largo y con gomina, estilo Mr. Gandy; David G., entendemos que es el más profesional, certero y atemporal al que uno puede optar y el que más define al caballero que promocionamos.

Lo utilizaron absolutamente todos los GRANDES, desde siempre, ya que aporta el mayor toque de distinción, seriedad, cuidado, pulcritud y orden con el que nos podemos encontrar. Prestigia y caracteriza cualquier momento. En tanto este sea más corto, aportará un carácter más deportivo, joven o una pizca más de agresividad o actividad, estas características serán más acentuadas tanto más cuanto más acusado sea este. Cuando el cabello es más largo también dota de mayores posibilidades al mismo siendo posible peinarlo hacia atrás o seguramente también cambiar el lado de la raya, estas dos opciones son recursos a los que no pocas veces recurro personalmente y aconsejo por su versatilidad.

Es aconsejable que nuestro peinado guarde relación con la fisonomía de nuestro rostro, así deberían equilibrar el mismo dotándole de un cariz que amortigüe nuestras deficiencias y potencie nuestras virtudes. Enunciamos las siguientes pautas;

• Para frentes anchas: flequillos cortísimos y levantados, el flequillo en el caballero resulta cuanto menos extraño y difícil de gestionar de una manera elegante y masculina, la frente amplia y despejada se considera muy varonil en el hombre.
• Para caras redondas: cabello más largo, con más volumen en la parte superior y menos en los extremos.
• Para rostros estrechos: cabello más voluminoso, principalmente a los lados.
• El papel de las patillas también nos va a ayudar a conseguir un claro alargamiento del mismo y conviene seguir la proporcionalidad; cara delgada patilla corta y viceversa.
Los consejos generales que más recomendaría son;
• Evitar el tinte o que este ser realice con sumo celo, de manera muy profesional y similar al color natural. El cabello canoso aporta un atractivo e interesante aspecto al caballero aparte de no pocos beneficios, por supuesto estéticos.
• Sea como fuere, por supuesto siempre cuidado limpio y peinado; aunque sea un peinado “despeinado”.
• Si el número de cabellos que tiene un caballero son más bien escasos favorece un corte más acusado.
• Para los cabellos ondulados, mejor ir a favor de ellos y no luchar en contra, naturalidad. Adaptarnos a su carencia natural. Si tienes un remolino hacia la derecha, coloca la raya hacia este lado.
• Los cabellos lisos, lógicamente, son los que mejor se dominan y dan juego a distintos peinados.
• Para los caballeros con el cabello sumamente rizado, lo mejor es no darle ninguna forma y dejarlo a “su aire”. Limpio, sano y cuidado pero nada más.

Como apunte, citar que existen principalmente dos productos que proporcionan control a nuestros cabellos; el uso de la gomina, en diferentes niveles de fijación ofrece control y brillo y las ceras mate, cuya idéntica función es más discreta. Observando siempre su calidad y la ausencia exagerada de alcoholes o grasa animales.

En cuanto a la relación con la barba o afeitado el pelo del rostro del caballero, diremos, ya que este estará íntimamente ligado al pelo de la barba, que:

• Es una de las mejores maneras de redibujar nuestro rosto, de nuevo, para potenciar virtudes y disimular carencias. Así una barba abundante en un pelo rapado dotaría de unas virtudes y viceversa.
• Este ha de estar ligado también a la fisionomía de nuestro rostro; para caras anchas: barba completa y más alargada en el mentón. Para las más ovaladas: le favorecen las estilizadas o perillas.
• Una barba espesa, tupida y larga da un aspecto de seriedad y seguramente longevidad así como un afeitado apurado rejuvenecerá.

Para el presente artículo y debido a mi gratitud y confianza, le he pedido a mi experto de cabecera y admirado Alex Dobao, profesional en la materia desde hace más de dos décadas que me corrija y vise el presente artículo en base a su vasto conocimiento, al que sea dicho de paso, le debo una de las más bonitas cartas que nadie me ha dedicado profesionalmente hasta la fecha. Muchas gracias caballero y es un honor.


www.vestirseporlospies.es
García Bragado, David
García Bragado, David


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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