Dios es mujer, las brujas de Alex de la Iglesia

DIOS ES MUJER, LAS BRUJAS DE ALEX DE LA IGLESIA

“La única verdad de este mundo es que Dios es mujer, y los hombres ni lo saben” Con esta frase, Carmen Maura hace un discurso desgarrador frente a cientos de brujas mientras asan a Mario Casas, Secun de la Rosa, Pepón Nieto y Jaime Ordóñez alrededor de una hoguera.

Así de excesiva, épica y bizarra es la última película de Alex de la Iglesia, Las brujas de Zugarramurdi. Y aunque ya nos había puesto en sobre aviso con Balada Triste de Trompeta sobre esta nueva oleada de cine de metralletas, masas de actores y alocados vestuarios, no deja de sorprendernos.

Un exceso por momentos claustrofóbico, que desvía la atención de la historia y del humor, que está magistralmente llevado a través de los diálogos y no tanto de las imágenes. Se nota la vuelta de Jorge Guerricaechevarría como compañero de escritura de Alex de la Iglesia, el cual estaba ausente en Balada triste de Trompeta. Si alguien puede moldear el talento y evitar que la taza de creatividad de Alex desborde, ese es Jorge ( por lo menos lo consigue en la primera mitad del metraje).

El argumento y el sentido se pierden a medida que nos acercamos al final, irónicamente con la aparición de las brujas, que por momentos parecen formar parte de la moda zombie, que gracias a Dios, ya empieza a estar en decadencia.

El comienzo es impactante, haciendo referencia a la religión y la guerra, dos condimentos que sazona con el dinero. Y lejos de utilizar metáforas o símbolos enrevesados, Alex toma a un Jesucristo plateado, un soldado verde y un atraco al “Compro Oro” para mostrarlo, sin trampa ni cartón.

Esta clarividencia y literalidad para mí es la mejor arma de Alex para mostrar lo bizarro y terrorífico. Mejor que doscientas brujas con los ojos en blanco adorando las enormes ubres de la Diosa de la Fertilidad.

Teniendo en cuenta que este es el clímax, más que elevar la tensión, la atenúa, porque no llega con la fuerza necesaria después de ochenta esquizofrénicos minutos.

El telón de fondo me parece un acierto, tanto la crisis económica y moral , que deriva en las crisis de pareja, en una sociedad que está al borde de la desesperación; como el tratamiento de las mujeres como sádicas dominantes de los hombres e incluso de la raza humana en clave de humor.

En definitiva, el feminismo y la guerra de sexos. Después de una primera parte donde los hombres son los protagonistas, entramos en terreno femenino con las brujas. No obstante, hay que tener en cuenta que ellos actúan por influencia femenina desde el principio , es decir, sus motivaciones tienen que ver directamente con las mujeres: Toni (Mario Casas) tiene complejo de inferioridad porque su novia es inteligente; la ex mujer de José (Hugo Silva) quiere quitarle al niño y por eso él atraca
el “Compro Oro”; y los dos se enfrentan por la atención de Eva (Carolina Bang)... son marionetas en las manos de las mujeres, y en un sentido más explícito cuando Eva con sus propias manos mueve literalmente los hilos de Toni y José para que se den un largo e incómodo beso.

Por ello, sorprende un final tan sencillo como predecible: el amor salva a los protagonistas.