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Una Europa alemana

lunes, 30 de septiembre de 2013
Puertas afuera

UNA EUROPA INCONTESTABLEMENTE ALEMANA

Europa, capital Berlín. Angela Merkel ha cambiado la geografía.

Los alemanes se han volcado a favor del Partido Demócrata Cristiano CDU, conservador, que ella dirige y que obtuvo un rotundo 41,5 % de los sufragios en unas elecciones cruciales para el futuro de Alemania y de Europa. Los 62 millones de votantes germanos le han dado la mayoría, aunque no absoluta, por tercera vez consecutiva.

Así, la serena, realista, discreta pero firme política de 58 años emprenderá otro mandato a la cabeza del Bundesregierung (gobierno alemán) con toda naturalidad, como si ya lo hubiese dado por descontado. Fue una victoria anunciada pero contundente, con los mejores resultados obtenidos por un partido político alemán en los últimos 25 años.

De resultas, Merkel se afianza no solo en la dirección del país teutón sino de la Unión Europea porque la República Federal Alemana es, de lejos, el primer estado del Viejo Continente en población, extensión, riqueza, desarrollo, tecnología e influencia. Primera conclusión: Europa seguirá bajo su autoridad y su política de puño cerrado, es decir, de austeridad y deapoyo a ultranza al euro. "Angie", como le llaman afectuosamente sus seguidores, no está para expansiones y alegrías que puedan poner en peligro lo tan trabajosamente conseguido con políticas férreas, el resto de los europeos tendremos que seguir apretándonos el cinturón.

De ahora en adelante nos hallamos más que nunca ante una Europa incontestablemente alemana, nos guste o no.

La tres veces canciller, a la que los electores respaldaron de nuevo resueltamente, dice considerarse como una ama de casa que se preocupa por los gastos e ingresos domésticos, imagen populista que engaña a pocos pero que acentuó adrede días antes de los comicios yendo a hacer la compra en un supermercado, vive en un piso de una casa del centro de Berlín lejos de toda ostentación y lujo, hace gala de tener las costumbres de una madre alemana para que todas las madres alemanas de identifiquen con ella, se viste estrictamente con similares y sencillos trajes de chaqueta en los que sólo varía el color. Sobria, en su declaración escueta tras el triunfo en los comicios que la confirmaron como jefa del gobierno el domingo 22 de septiembre pasado, se adivinaba la satusfacción contenida, como captaron las imágenes en las primeras páginas de los diarios y telediarios de toda Europa. Pero que nadie se llame a engaño, su gestión de los asuntos de gobierno es hábil, compleja y tenaz, según todos los testimonios.

Hagamos recuento de su victoria. La CDU venció abrumadoramente, obteniendo 311 escaños, cosa que no había sucedido desde los tiempos del canciller Konrad Adenauer. Merkel salió de los comicios mucho más fuerte pero aislada. No hay tradición en la Alemania contemporánea de gobernar a solas. El derechista Partido Liberal (FDP), para el que no existen los pobres como se dice con sorna, se hundió y no estará representado en el Bundestag al no alcanzar el 5% de los sufragios. Para la pragmática canciller es una mala noticia ya que por primera vez no tiene formación política a su derecha como ésta que representaba justamente a las profesiones liberales y que la situaba en el centro del tablero político. La Izquierda radical , "Die Linke" (64 escaños) y Los Verdes (63) están en la nueva Cámara pero su peso no es determinante. Quedan los socialistas del Partido Socialdemócrata (SPD) para completar el hemiciclo y la canciller parece desear que entren en una gran coalición centrista moderada a causa de los graves desafíos que acechan al país.

El candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück, sólo comsiguió el 26%, tuvo que dimitir de todos sus cargos tras una intensa vida política, otro desbarajuste provocado por el efecto Merkel, y de importancia por que la formación política a la que pertenecía fue hegemónica varias veces en la historia reciente con los cancilleres Willy Brandt, Helmut Schmid y Gerhard Schörder,que fue quien asentó los cimientos de la sólida posición económica actual. El SPD está ahora en una encrucijada: o entra en segundo lugar en la citada coalición con la CDU de Merkel o queda en solitario para preparar las lejanas elecciones de 2017. Angela Merkel debe estar observando mefistofélicamente este dilema.

A nivel europeo, Alemania se ha convertido con la nueva canciller en un sol que oscurece a los demás países. El presidente francés François Hollande, e apresuró a felicitar a la ganadora y a invitarla a una visita a París que haga patente que Francia ocupa el segundo asiento del tándem que guía la eurozona. El que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija, podríamos pensar, pero a Merkel también le interesa sobremanera consolidar la amistad al otro lado del Rin para "afrontar los nuevos retos de la construcción europea", según se consignó por escrito enel comunicado del Palacio del Elíseo que saludó el éxito de la canciller.

Sólo un par de cifras para recordar la encomiable situación alemana bajo esta líder. Una excelente: el Producto Interior Bruto (PIB) fue en 2012, de 2.643,90 miles de millones de euros. Y otra ventajosa si se la compara con el resto de los socios europeos: 2,28 millones de desempleados alemanes (5,4%), frente a losdesastrosos porcentajes de Francia, Italia, Reino Unido y España.

Por lo tanto, la estrategia política y económica de Merkel es buena para Alemania. Ahora bien, ¿lo seía también para la Union Europea?

El prestigioso filósofo alemán Jürgen Habermas, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, lo duda. Echa un jarro de agua fría a tanto entusiasmo por la República Federal Alemana. En un artículo titulado significativamente "Cuando las elites fracasan", indica que la política económica de Angela Merkel -dirigida por su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble- ha llevado a Europa a una situación de emergencia. No tiene empacho en denunciar la actitud del Gobierno alemán, que solo piensa en sacar ventaja para Alemania a corto plazo aun a sabiendas de que se perjudica al resto de Europa.

Habermas, un europeísta convencido, exhorta en su artículo con argumentos detallados y razonables a una reforma institucional a fondo de la Unión Europea para afrontar nuevos retos. Si no se hace, el proyecto comunitario puede naufragar, alerta desde su gran autoridad de pensador y sociólogo y desde su experiencia de profesor de universidades norteamericanas este admirador de Miguel de Unamuno.

En suma, los desafíos a que se enfrenta la flamante canciller recién elegida en Alemania son ingentes y la tela de Penélope de Europa, nunca estará acabada.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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