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No al botellón

miércoles, 25 de septiembre de 2013
Las bebidas alcohólicas fueron el primer tranquilizante al que recurría el hombre. Su uso se remonta a tiempos prehistóricos, cierto médico dijo que si la bebida fuese un descubrimiento moderno la habrían declarado la más nueva y eficaz de los tranquilizantes, hasta que se estudiaran sus efectos secundarios.

El alcohol suprime las inhibiciones, anula las normas que nos sirven de frenos, incita a obrar libremente según los instintos sin tener en cuenta las consecuencias que pueden derivarse de sus actos, respeto a sí mismo o a los demás.

Ahí está la médula del problema de la bebida entre los adolescentes por ser este el período crítico en que no solamente hay mudanzas glandulares y otros importantes fenómenos orgánicos, sino también la tensión emocional propia de la edad, y en la necesidad de una ética en lo que se refiere al sexo, en una época en que los valores tradicionales pocas veces se transmiten intactos de padres a hijos.

Por si fuera poco muchos jóvenes se encuentran hoy sujetos a graves responsabilidades escolares, con competencia a la hora de obtener buenas notas o la de conseguir ingresos en buenos colegios, que nunca fueron tan duras. A los problemas escolares tenemos que añadir los familiares de hogares rotos, o de jóvenes sin hogar.

Por otro lado destaca el hecho de que la bebida se ha convertido en un valor socialmente “bien visto” siendo España el segundo país del mundo en consumo de alcohol. Es lógico que la gente se sienta incitada a beber cuando continuamente ven a sus ídolos hacerlo en el cine, en la televisión, en los anuncios y siendo la tendencia actual de sustituir los tradicionales vinos de baja graduación por bebidas con mayor grado de alcohol como son los cubatas o el whisky contribuyendo así a una alcoholización más rápida de muchos de nuestros jóvenes.

Cualquiera que sean las causas, las consecuencias son aterradoras tanto a nivel individual como social, económica como humana, arrantrándolos a graves accidentes mortales, a la degradación física y moral.

No olvidéis que el presente de hoy forméis será vuestro pasado y que bueno o malo os acompañará el resto de vuestra vida
Iglesias Osorio, Pilar
Iglesias Osorio, Pilar


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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