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El pañuelo de bolsillo es el complemento que marca la diferencia

miércoles, 11 de septiembre de 2013
Entiendo que este pequeño y diferenciador trozo de tela que es, además, nuestro símbolo tiene una importancia en el inversamente proporcional en importancia a su tamaño. Es tal el significado que para mi tiene este complemento que me gustaría dejar constancia de este significativo detalle. Sucintamente puedo comenzar defendiendo que su uso incondicional y continuado radica sobre dos motivos fundamentales; el conocimiento de su origen y el placer de lucirlo.

Es un detalle refinado

El bolsillo que en el pecho que toda chaqueta tiene cosido en su parte superior izquierda fue confeccionado y habilitado, solo y en exclusiva, en su origen para albergar en su interior un pañuelo.

Como seguramente ya todos sabemos, la original de esta prenda proviene de la guerrera o casaca militar y estas no lo disponían, fue después ante la solicitud y demanda, de los caballeros cuando se diseñó para tal fin. Parece por lo tanto ser de obligado cumplimiento su uso para lucir en el mismo un bonito complemento con el que dar personalidad y gusto a nuestra imagen. Además de ser conocedor de su cultura asociada y servir de servicio ante la urgencia de su necesidad por parte de una dama ante una urgencia de cualquier tipo.

Quizás es uno de los complementos más asociado a esnobismos y considerados hasta cierto punto ridículo por algunos, nada más lejos de la realidad ya que los más clásicos y tradicionales caballeros lo vienen luciendo desde hace siglos. Y en nuestros días por los más refinados.

Es un detalle diferenciador

El pañuelo de bolsillo, pochette o pocket square, es un complemento indispensable en el atuendo de todo caballero cuando este porta una chaqueta. El origen el pañuelo se remonta doscientos años a de C. en las orillas del río Nilo, cuando este era usado para secarse el sudor los esclavos durante el trabajo. En la historia más reciente, es Sir George Bryan Brummell, asesor de moda del rey Jorge IV de Inglaterra y considerado como uno de los hombres más elegantes de la historia, quien lo redescubre como complemento en Europa.

Entendemos que es un complemento que marca la diferencia, al que lo porta y luce, por su elegancia singular y refinada. Para nosotros, es de obligado uso siempre que se utilice la chaqueta, sea ésta la del frac o la de blazer más casual. Y con o sin corbata, ya que será en esta segunda ocasión cuando cobrará especial protagonismo y acentuara su indudable elegancia y protagonismo; será especialmente agradecido.

Es un detalle vistoso y contrastado

Se debería utilizar en toda ocasión acorde a la misma, es decir; el indicado para un esmoquin, o cualquier traje de formalidad, sería uno blanco de lino o algodón paralelo a la costura dejándose ver solo el grosor de un dedo y colocado con la mayor naturalidad de motivos florales con un color vistoso para la chaqueta casual con la que tomaremos el aperitivo con los amigos un sábado por la mañana. Entre estos dos casos extremos hay infinidad de posibilidades. La elegancia lo repetimos continuamente consiste primordialmente en saber ser y estar en cada momento.

El material textil por excelencia con el se confecciona es la seda; y con el remate cosido a mano lo que aportará la mayor exquisitez, pero puede ser perfectamente también válido el de lino o algodón con cosido a máquina. Conozco a caballeros, no poco elegantes y estilosos, que se colocan un estiloso trozo de tela de una tienda de telas al por mayor sin rematar y me sorprendieron por su acertado gusto, evidentemente disimularon las carencias y promocionaban las virtudes en su lucimiento.

Se puede colocar de infinitas maneras y ser múltiples formas y colores, no obstante, existen dos extremos fundamentales que son: la paralela al borde del bolsillo del pañuelo blanco o con un ribete fino de algún color y la más casual, cogiendo el centro con dos dedos, doblando el conjunto por la mitad, e introduciendo con estilo en el interior en cualquier sentido. Es aconsejable huir de cualquier colocación excesivamente medida, elaborada o forzada con formas imposibles o que transmitan encorsetamientos. Pero acertada puede ser con uno, dos o tres picos; con las puntas hacía arriba, haciendo un solo pliegue,…

Es muy aconsejable huir de combinar su color y estampado, exactamente con la corbata ya que dará como resultado un encorsetamiento innecesario y muy artificial al conjunto. Como de recién adquirida costumbre y miedo a la elección. Sin embargo, es altamente recomendable el hacer coincidir algún color predominante del pañuelo con el de la corbata, camisa o incluso calcetines. Aunque para mí el mejor secreto está en el contraste y, por supuesto, reservarle todo el “riesgo” del estilo propio; Haciendo totalmente independientes la corbata y el pañuelo, sin ningún tipo de relación entre ellos.
Las medidas del mismo oscilarán entre los 25 y los 40 cm; así uno de color blanco nuclear para un uso formal en algodón debe ser más pequeño que los de seda para uso casual.

No es necesario tener por supuesto gran cantidad de ellos, vale con tener media docena bien elegidos; como dijimos el blanco de algodón y/o lino, otro igual pero con ribete de algún color, algunos de motivos diversos o dibujos y muy pocos más. Entre estos con de distintos colores fundamentalmente; rojo, azul, verde,… para combinar con desiguales colores de nuestras chaquetas y trajes.

En España, su uso todavía está en clara expansión, seguramente por todo lo expuesto además de los principales; desconocimiento y pudor. Más en las cunas de la moda europeas -Italia e Inglaterra-, y el resto de países avanzados en este y otros temas como los son los escandinavos y Alemania, Francia, USA… su uso es imprescindible en toda ocasión, e incluso se produce la inversa situación -de desasosiego- por su olvido.

Como colofón, cabe apuntar que cuando se comienza a usar, algunos caballeros, pueden sentir cierta vergüenza, alguna inseguridad, pero sobre todo sentir que todas las miradas de los ojos cercanos “solo se está fijando en su pañuelo”… pero cuando uno lo integra en su habitual vestuario, ya no sale de casa sin un buen pañuelo y lo luce de la forma más atrevida y natural, porque si no lo lleva nota que le falta y se le ha olvidado algo fundamental.

Un consejo; No tiréis vuestras camisas viejas, llevárselas a vuestro sastre o costurera para que os saque unos cuantos pañuelos… te sorprenderá el resultado.

www.vestirseporlospies.es
García Bragado, David
García Bragado, David


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