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Psicosas: Excusas y determinaciones

jueves, 01 de septiembre de 2005
Sintió una punzada de nostalgia -¿o sería, tal vez, envidia?- cuando entró en la sala. En los años de instituto, de los dos, él era el más dotado para el dibujo sin embargo, aquí estaba ahora, al cabo del tiempo, contemplando los cuadros de la exposición de su viejo amigo que, por todos los indicios, iba a constituir todo un éxito: El tema de los cuadros, en opinión de los expertos, era impactante y la técnica, novedosa y depurada.
Si las cosas hubieran rodado de otra manera, aquella podría haber sido su propia exposición, su propio éxito pero uno nunca es dueño del destino y, por lo visto, debía de estar escrito que su camino no iba a ser el de la pintura.
Primero, había renunciado a estudiar Bellas Artes porque tenía que pensar en una carrera que le ofreciera la seguridad de un trabajo estable; además estaba la familia: en una saga de funcionarios, no cabía plantearse caminos artísticos porque había que evitarles el disgusto de romper con la tradición.
Aún así, quedaba la posibilidad de cultivar el gusto por la pintura como afición. Pero él había renunciado también a eso en primer lugar porque había tenido que preparar unas oposiciones muy duras y, más tarde, ya convertido en brillante funcionario, porque el cansancio acumulado a lo largo de la jornada laboral invitaba más a la indolencia frente al televisor que a la tensión de la creación artística.
Cada vez que en su mente apuntaba la posibilidad de empuñar los pinceles frente a un lienzo montado en el caballete, la razón de un porque... se interponía a toda consideración posible: ... no era el momento, ...no estaba suficientemente inspirado, ...no tenía todos los materiales a mano, .....no disponía de un lugar apropiado, ...no merecía la pena...
Los viejos camaradas se reencontraron en un estrecho abrazo. Saludos, parabienes, admiración, evocaciones del pasado, resúmenes de las propias singladuras vitales... Pero ¿cómo habría podido llegar hasta aquella exposición el que no tenía dotes especiales para el arte?
A lo largo de la charla el pintor le fue explicando cómo, aunque no se le daba especialmente bien el dibujo, había llevado adelante su empeño con firmeza dedicando mucho tiempo al control del trazo, al estudio de la perspectiva, de la distribución de luces y sombras y a la práctica constante de dibujos y manchas de color.
No había sido nada fácil desde luego, y aunque había tenido que buscarse un trabajo convencional para sobrevivir, jamás había dejado de practicar sobre el papel o el lienzo; aunque tuviera que robar horas al sueño o renunciar a días de vacaciones. Él entendía la pintura como una especie de misión vital y eso le había dado fuerzas aunque se viera obligado a prolongar su jornada con estudios complementarios.
Estaba también la familia; no habían resultado de mucha ayuda, desde luego; él había perseverado en su objetivo artístico aunque todos se empeñaban en hacerle ver los riesgos e inconvenientes de un oficio tan incierto.
Así, había llegado hasta las primeras exposiciones colectivas y aunque resultaron un fracaso, él había sabido tragarse el desánimo, aprender de los errores e intentar caminos nuevos hasta embarcarse en la aventura de aquella primera muestra en solitario.
Por supuesto, el pintor tenía muy claro que aún quedaba mucho trabajo por hacer, que aún tendría que pasar por nuevas decepciones y angustias pero aunque fuera preciso mantener aquella lucha sin tregua , él estaba deseando seguir adelante en el empeño de determinar su propio destino.

PORQUE y AUNQUE
Nuestros esquemas mentales se basan, la mayoría de las veces en juegos de palabras. A menudo, cualquier cosa que siga a un “porque” se toma como una explicación válida y no se cuestiona aunque, en realidad, no explique nada:
...porque no tengo ganas, ...porque me duele la cabeza, ...porque me da vergüenza, ...porque me siento triste, ...porque me da miedo etc. son razones mucho más endebles que las del estilo: ...porque tengo las piernas fracturadas o ...porque no tengo los conocimientos necesarios. Así, lo que consideramos como razones válidas, en realidad no son más que excusas.
Otro enfoque bien diferente consiste en sustituir el “porque” por “aunque”; mediante este cambio, enunciamos nuestra determinación a actuar y nos aseguramos de que el contrapeso que pone en marcha nuestra actuación tiene más valor que el malestar que hace de freno: ...aunque me duele la cabeza, ...aunque me da vergüenza, ...aunque me siento triste.
De manera que, en nuestros diálogos internos, los “porque” actúan como freno mientras que los “aunque” nos animan a superar barreras al comprometernos con aquello que realmente valoramos.

BIBLIOTERAPIA
Título: La mente o la vida. Autor: Jorge Barraca. Editorial: Desclée de Brouwer (Serendipity). 212 páginas.
Indicaciones: El libro presenta los principios básicos de la Terapia de Aceptación y Compromiso, un enfoque reciente, plenamente integrado en la corriente de lo que podría considerarse Psicología de Liberación. Obra muy adecuada para estados de pérdida del sentido vital que desembocan en los “síntomas” típicos de perturbación emocional. Su principio activo fortalece el sentido de protagonismo, asienta el realismo frente a las frustraciones y favorece la movilización de los recursos personales.
Efectos secundarios: puede producir perplejidad momentánea en aquellos sujetos que asumen firmemente la creencia de que la frustración, el dolor o la adversidad en sus diferentes manifestaciones (desmotivación, ansiedad, depresión, etc...) constituyen manifestaciones de enfermedad psíquica. Habitualmente, estos estados de estupor suelen remitir a poco que se reflexione sobre la realidad cotidiana y se active la orientación a metas valiosas.
Interacciones: La lectura de este libro favorece y potencia el asentamiento de ideas relacionadas con la “proactividad”, la búsqueda de sentido y el diseño de proyectos vitales.
Los profesionales de la psicología y especialistas interesados puede profundizar en el tema de la Terapia de Aceptación y Compromiso en: M. C. Luciano y ots. Terapia de Aceptación y compromiso. Un tratamiento conductual orientado a los valores. Madrid, Pirámide, 2002.

NIÑOS: VUELTA AL COLE
Y momento de recordar algunas cuestiones elementales. Por ejemplo, la necesidad de que los más pequeños adquieran hábitos de orden (en su cuarto, con sus cosas), de limpieza (en sus trabajos, en su aspecto personal) y que mantengan un horario de trabajo razonable (primero, los deberes, luego, los placeres: TV, juego, etc...)
Otra cuestión importante es la de las actividades complementarias: Son muy convenientes para desarrollar cualidades que los niños poseen en estado latente (música, arte, deporte...) pero en ningún caso deben suponer una sobrecarga. Las actividades extraescolares deben plantearse como un enriquecimiento para los niños, no como un motivo de orgullo de los padres, tienen que ser planificadas en función de las habilidades (o carencias) del niño y deben estar supeditadas al trabajo del colegio.
Otra buena idea: Programar un primer contacto con los tutores de nuestros hijos a principio de curso para facilitarles información sobre los chicos y chicas.

PROPUESTA DE ACTIVIDADES
Algunas personas sienten que el otoño es una estación complicada “porque” con el regreso al estrés del trabajo y la disminución de las horas de luz es fácil caer en un estado depresivo. Vamos a procurar que “aunque” tengamos que reincorporarnos a la vida activa y nos sintamos algo deprimidos, nuestros objetivos importantes no van a sufrir menoscabo.
En primer lugar, si no las tenemos claras, debemos definir algunas metas concretas para los próximos meses, en función de cada una de las áreas importantes de nuestra vida: familia, salud, relaciones sociales, trabajo, desarrollo personal y aprendizajes. Especificaremos dos o tres metas concretas para cada una de las áreas.
En segundo lugar, vamos a procurar sensibilizarnos a las múltiples excusas que a lo largo del día nos ponemos a nosotros mismos como barreras que nos dificultan llegar a las metas fijadas: los “porque” que nos paralizan en nuestro avance (“porque me duele la cabeza”, “porque me siento triste”)
Por último, vamos a empezar a nadar contra corriente sustituyendo conscientemente algún que otro “porque” por algún “Aunque” bien fuerte y rotundo (“Aunque me duela la cabeza”, "Aunque" no estoy en mi mejor momento).
Si reforzamos nuestro propósito con un seguimiento por escrito de nuestros avances y estancamientos, aumentaremos nuestras probabilidades de alcanzar algunos éxitos y, en consecuencia, llegaremos a sentirnos mejor con nosotros mismos.

FRASE DE ORO
"La acción no siempre reporta felicidad pero no hay felicidad sin acción". B. Franklin.
Álvarez, Ramiro J.
Álvarez, Ramiro J.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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