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Ingeniero fugitivo Snowden, caso abierto

martes, 02 de julio de 2013
El caso del informático fugitivo norteamericano Edward Snowden, que ha saltado a las primeras páginas de los perióicos y abre los programas de noticias de televisión del mundo entero, es superior a cualquier ficción y, encima, tiene la rara virtud de ser bien real.

Resulta más intrigante, por ejemplo, que "El factor humano", una de las sutiles, imaginativas y prespicaces novelas de espías del gran Graham Greene, cuya trama trata justamente de la filtración de secretos de estado. Y parece bastante más interesante aún que "Operación Cicerón", la película de Joseph L.Mankiewicz en la que el innolvidable James Mason encarna al mayordomo de un embajador inglés en Estambul (Turquía) que vende secretos a los nazis tras fotografíaarlos en microfilm con una cámara diminuta en un despacho oscuro, recuerdo como cinéfilo. Resulta mucho mejor, repito, porque en esta ocasión, en mitad de 2013, la realidad gana por fuera de combate a la imaginación.

En efecto, Snowden, un oscuro informático estadounidense de 30 años, empleado de la Booz Allen Hamilton, que depende de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y de la CIA, experto encomputadoras, reveló - seguramente para demostrar su valía y poder- en una entrevista al periódico británico "The Guardian" , que los Estados Unidos detentan información y datos de todos los ciudadanos, empresas y gobiernos de todas las naciones. "No quiero vivir en un mundo en el que se graba todo lo que digo o lo que hago", explicó en sus declaraciones que fueron a la postre una verdadera carga de profundidad contra su propio país, afirmaciones de las que se ha hecho eco asimismo el diario "The Washington Post".

Norteamérica se habría convertido en una suerte de Gran Hermano como en la famosa novela "1984" de George Orwell que describe una sociedad controlada, sin libertades, novela que ha sido citada en todas partes al publicar estas noticias que descubren que el gobierno de los EEUU posee un sinfín de datos e informaciones confidenciales, llamadas telefónicas, transmisiones de Internet top secretos considerados sensibles, apoyados todos ellos - es solo una anotación al margen- por más de 640 diapositivas para probar la veracidad de lo denunciado. Se trata de una de las mayores filtraciones de la historia y es un golpe duro e inesperado para la presidencia de Barack Obama, cuya administración, que persigue por ahora infructuosamente al inasible infractor, declaró que delitos como ésste que ponen en peligro la seguridad del Estado deben ser castigados severamente.

UN ERÓSTRATO CONTEMPORÁNEO

Presten atención: Snowden tuvo acceso al programa norteamericano "top secret" (alto secreto) "PRISM de vigilancia electrónica de ciudadanos o empresas nacionales o extranjeras que almacenan datos, informes , archivos, videos, correos electrónicos, perfiles en redes sociales, una vasta trama cibernética que deja en pañales y obsoleto al Gran Hermano de la ficción. Añádenle lo acumulado en Gooogle. Facebook, Appel, Microsoft, accesible con un simple click y tendrán un corpus de conocimientos apto para espiar a todo el mundo. Nos vigilan, nos siguen. Nunca mejor dicho que información es poder.

John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes,de mayoría republicana y por tanto de gran influencia hoy en día, asegura sin ambages que Snowden es un "traidor" que ha puesto la seguridad del país en riesgo con sus revelaciones. Se trata de un asunto en el que están de acuerdo republicanos y demócratas, no le arriendo la ganancia al joven espía, cuyas motivaciones no están nada claras. ¿Obró por dinero, por despecho, por sentirse importante, por desafiar a EEUU, por hacer alarde de sus conocimientos de nformática, por una actitud poco creíble de filantropía o, simplemente, por afán de notoriedad?

En el año 356 antes de Cristo, Eróstrato, un joven atenniense, totalmente desconocido hasta el momento, quiso pasar a la posteridad aunque fuera por una acción insensata y prendió fuego al templo de Artemisa, en Éfeso, una de las siete maravillas del mundo antiguo, que quedó destruido por las llamas...

En un primer momento, Snowden, cuya fotografía apareció en todos los medios de comunicación del mundo alimentando su ego (quizá una de las causas de su acción), se refugió hasta el 20 de mayo en la megalópolis de Hong-Kong (China, 7 millones de habitantes y régimen especial)), por creer - según declaró a "The Guardian" luego - que en su país no tendría un juicio justo. EEUU pidió su extradición a Hong-Kong y finalmente Snowden emprendió una égida intercontinental que le llevó al aeropuerto de Moscú, en cuya zona de tránsito se esconde con la connivencia del presidente Vladimir Putin, quien dice que en su país no ha cometido delito alguno. Un buen relato de espionaje y suspense, convertido en realidad.

El fugitivo va dejando algunas declaraciones poco aclaratorias de su comportamiento salvo que quiera dar testimonio de inconformismo. "Ni soy un traidor ni un héroe sino un americano", dijo en forma críptica a la televisión de Hong-Komg. Y sin embargo, la disyuntiva héroe-villano relativa a Snowden divide a los estadounidenses según las encuestas. Los más progresistas que se expresan en la Red, ensalzan su proceder por obrar en aras de la libertad de expresión, los más cercanos a la Administración, critican su falta de patriotismo.

"No habría podido ahcer esto sin estar dispuesto a ir a la cárcel. No es posible enfrentarse a los servicios de inteligencia más poderosos del mundo y no ser consciente de ello. Si quieren capturarme, con el tiempo lo conseguirán", también confesó, resignado, a "The Guardian" en una declaración que atestigua su repudio al sistema, del que se considera víctima propiciatoria.

Su caso recuerda al de Julian Assange, un informático australiano, también muy diestro, que tuvo que refugiarse en la embajada de Ecuador en Londres en 2012. El presidente Rafael Correa, hoy reforzado con un nuevo mandato, le dio asilo invocando la declaración de los Derechos Humanos. En aquella ocasión, Ecuador alegaba que el Reino Unido pudiera reclamar a Assange para extraditarle más tarde a los EEUU, donde está vigente la pena de muerte por alta traición. En efecto, se podría enfrentar allí a un proceso, por difundir numerosos documentos secretos de la administración norteamericana, los famosos "wikileaks". Desde el 19 de junio de 2012 está, pues, enclaustrado entre cuatro paredes en la legación británica en la capital londinense. También ahora, Ecuador ha intervenido, su ministro de asuntos exteriores, Ricardo Patiño, ha declarado que si recibe petición de asilo por parte de Snowden, su gobierno la estudiaría.

Menos suerte tuvo el soldado norteamericano Bradley Manning, acusado de filtrar 700.000 documentos a "wikileaks" que está siendo juzgado estos días y cuya acción ha sido elogiada justamente por Edward Snowden, lo que de momento cierra el círculo de rebeldes informáticos.

La peripecia personal de Snowden, definida como rocambolesca, que hace palidecer las aventuras del personaje ficticio Rocambole creado por el novelista francés Ponson du Terrail en el siglo XIX y que ha quedado como sinónimo de audaz e inverosímil, sirve para recordar por unalo que el mundo está bajo la férula del espionaje masivo de los EEUU y por otro, que los Veintisiete se
hayan indefensos ante esta situación.

Todo ello hizo caer en la cuenta a la Unión Europea -ya era hora- de la importancia de establecer unas reglas claras para regular el ciberespacio (ámbito de comunicaciones informáticas), las normas actuales datan de 1995. Para no seguir siendo en esto una colonia de los Estados Unidos como hasta el momento, es necesaria una gran negociación a ambos lados del Atlántico, algo así como los Estados Generales de la Informática en Occidente, a los que e Europa llega con notable retraso. Primer problema urgente que resolver, la protección de datos personales como los aludidos en este artículo, lo que constituye un derecho fundamental de los europeos si no quieren perder el tren de la historia.

Aparte de su actualidad candente, pues, el caso aún abierto del ingeniero espía Snowden nos valió además para intentar plantear el trascendental tema de la normalización informática entre Europa y América que hasta ahora parecía tan ilusorio como poner puertas al campo.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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