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Los portales del convento de San Francisco

jueves, 27 de junio de 2013
Memoria de Lugo. Los conventos y sus iglesias

Los portales del convento de San Francisco

El convento de San Francisco se fundó en un lugar denominado Lama con su entrada principal y la de la iglesia por la cortiña de Mirleu que con el tiempo se convertirá en una plaza, conocida como los Portales de San Francisco, actual Praza da Soidade, que comunicaba con la rúa das Ferreirías o dos Ferreiros. Este espacio situado frente al pórtico, debió de estar cerrado con un muro, ya que en 1759 aún se conservaba un arco de medio punto que comunicaba con la Rúa Nova, cuyo derribo solicitaron el 5 de mayo los cuatro gremios de la ciudad por las molestias que les ocasionaba al tener que pasar por debajo con las imágenes en la procesión del Corpus, obligándolos a agacharse para no tocar con ellas en la clave del arco.

En 1453 se hizo la escritura de una finca en la rua dos Ferreiros, cerca del portal de San Francisco, y en los años de 1457 y 1472, se hicieron foros de otras casas sobre o portal de San Francisco. En 1762, se arrienda una casa pegada al pórtico del convento de San Francisco.

Sobre el portal, portales o pórtico de San Francisco, tenemos varias noticias. Estaba situado entre la fachada de la iglesia y las alas Norte y Oeste del edificio. Los portales medievales, que estaban arruinados en la primera mitad del siglo XVII, suponemos que eran semejantes a los que había en otros edificios de la ciudad, es decir, una galería de tambor sobre pilares. El moderno que conocemos por fotografías, constaba de dos cuerpos, uno inferior asoportalado, de arcos de medio punto, y otro superior con ventanas.

El 28 de julio de 1648, se presenta en el consistorio el padre fray Pedro Herrera, guardián del convento de San Francisco, para representar a los miembros del Ayuntamiento, la necesidad de reparar y reedificar el pórtico del convento, y que aunque había pedido limosna en la ciudad, su jurisdicción y otras partes, lo recaudado no llegaba para continuar y terminar la obra por lo que acordaron dar 200 reales, que tuvieron que pedirlos prestados a particulares.

En 1718 aún estaba sin terminar, pues se repite una solicitud similar del padre guardián que dice que por falta de medios no podía seguir la obra a menos que los vecinos contribuyesen con sus limosnas. En esta ocasión el Ayuntamiento acuerda contribuir con otros 200 reales.

La Praza da Soidade, un espacio cerrado

El Ayuntamiento encargó un informe al maestro de obras Francisco Domingo Eytor, que confirmó lo que pedían los gremios en su petición, en vista de lo cual el Ayuntamiento acordó que con asistencia del procurador general se derribase el arco y que se recogiesen los materiales para aprovecharlos en otro edificio.

Por el informe del maestro de obras conocemos sus medidas, unos 3 metros de alto y algo más de 1,5 metros de ancho. Los inconvenientes derivados de su angostura se solucionaban con la demolición, ganando en anchura la calle que discurría entre dos casas que había a ambos lados, que era de unos 5 metros.

A finales del siglo XVI vendieron fincas para retejar la iglesia y el convento

Dos siglos después de la fundación, el convento estaba deteriorado, pues el 22 de julio de 1574, comparece en su capítulo Juan Alonso de Castro, mercader, vecino de la ciudad y síndico del monasterio y reconoce que se tenía que tejar la iglesia y todo el convento.
P
ara poder hacer las reparaciones, con licencia de fray Juan Ramírez, ministro provincial de la provincia de Santiago, y con poder y licencia del padre fray Cristobal de Capite Fortium, ministro provincial de toda la orden, venden por 8.000 maravedis a Alvarez Díaz de Cedrón, las heredades y bienes de Abuín, que llamaban de Suición, por las que pagaba tres hanegas de pan y tres capones de renta, y la casa y cortinero y cortiña de San Marcos, comprendida entre el lado E de la muralla y el convento de Santo Domingo. El síndico del monasterio Juan Alonso recibió el importe con una taza de plata, que le dio por plata quebrada, una corona de oro y reales.
Al día siguiente vendieron por 300 reales a Juan de Lavandeira, las casas da Lagoa, con su cortiña y sus casares.

El pórtico desapareció al hacer el Museo provincial

Después de la desamortización el convento de los franciscanos pasó al Estado que lo cedió a la Diputación la cual acordó en 1844, instalar en el la Casa de Maternidad. La Junta de Beneficencia manifestó al Ayuntamiento que era de necesidad cerrar el pórtico para la mayor decencia y seguridad de la casa y pidió la concesión del ruinoso local que había sido la iglesia de San Francisco por la utilidad que tendría en el establecimiento.

En 1954 se construyó el edificio del Museo provincial diseñado con aire de pazo gallego por el arquitecto Gómez Román, desapareciendo el pórtico que dejó a la vista la fachada de la iglesia. Después se continuó el edificio con el mismo estilo, en la casa que fue gobierno militar.
De Abel Vilela, Adolfo
De Abel Vilela, Adolfo


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