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La respuesta está en el corazón

viernes, 07 de junio de 2013
Se que escribir y hablar de esstos temas no es fácil. Los conceptos no son concretos y entender lo abstracto cuesta, sobre todo, porque necesitamos ver, sentir, tocar la realidad.

Somos como Santo Tomás, si no lo veo, no lo creo. Estamos acostumbrados a lo material y además es necesario, pues vivimos en la tierra.

Lo material y lo concreto, son básicos en nuestra vida, como también es la espiritualidad. Y lo mejor de todo, es que son totalmente compatibles. Si no estamos arraigados, si no tenemos los pies en la tierra, nos costará mucho más dejarnos llevar y fluir, que son apoyos necesarios en el trabajo interior, evolutivo y espiritual.

Del mismo modo, si sólo "estamos en las nubes", si nos pasamos el tiempo "más allá que aquí", tampoco estamos haciendo bien las cosas, puesto que falta equilibrio y armonía. Somos equilibristas de la cuerda floja, funambulistas de la vida. Habrá momentos en los que sintamos la necesidad de estar en contacto con nosotros mismos, de saber quiénes somos y hacia dónde vamos, o por conocer o tener respuestas a esas preguntas cuyas respuestas parecen desvanecerse en el aire. En cambio, en otros momentos, necesitamos vivir lo material, lo concreto. Todo es perfecto si hay equilibrío. Como todo en esta vida, nada es malo, ni nada es bueno, todo depende de cómo lo utilicemos.

Cuando buscamos las respuestas a las preguntas que aparentemente son imposibles, cuando vivimos situaciones extrañas que dejan un sabor positivo en nuestra vida aún sin saber el porqué, aunque hayamos estado pensando en ello y no hemos dado con la respuesta;entonces, cuando sucede todo ello, es que hemos mirado en el sitio equivocado, en la mente. Le hemos dado más importancia al porqué que a qué siento, que a cómo me encuentro, que a qué ha sucedido en mi vida a partir de ese suceso.

Conocer el por qué de lo que nos ocurre y vivimos, forma parte del ser humano; y no estaríamos aquí, si no nos hubiéramos dedicado a ello. Tenemos filósofos, teólogos, sociólogos, antropólogos, etc, estudiosos del ser humano en todas sus actividades y aspectos. Solemos olvidar que existe una parte muy importante, que está relacionada directamente con nuestro Yo interno, con nuestro Ser que no necesita preguntar nada, porque lo sabe, lo conoce, lo siente. Conoce la certeza y le da el valor que tiene, se siente seguro aunque desconozca el por qué.

Mente y corazón, por qué y sentir, dos herramientas maravillosas que están a nuestro alcance, también compatibles y a veces, siguen caminos paralelos. En el mundo espiritual, primero es el corazón, el fluir, la certeza, y después ya buscaremos el porqué, aunque a veces no lleguemos a encontrarlo.

Confiar y saber que en nuestro corazón está la verdad, significa que debemos escuchar los sentimientos y emociones, dejando a un lado a la mente. Ante un mismo hecho, por ejemplo el tener un sueño o una señal de un ser querido fallecido, un sueño premonitorio, et. posiblemente, tendremos dos respuestas distintas, la del corazón que diga, es cierto, lo he vivido, lo siento, es real, y la de la mente, que diga, te lo has inventado, eso es imposible.

Entonces, ante la duda, ¿qué elijo? ¿cuál es la respuesta correcta? No existe una respuesta correcta. O dicho de otra manera, la que elijamos, será la correcta. La respuesta está en el trabajo interior, en el escucharnos y confiar, en saber tomar un camino aún a riesgo de no ser lo políticamente correcto a los ojos de los demás. En definitiva, el aprender a confiar en nosotros, en nuestro Ser, en nuestro Yo y en la información que pueda llegarnos de los seres amorosos que velan y cuidan de nosotros, ya sean los guías, los seres queridos, seres de luz, amigos o personas que nos quieren, etc.

A veces no resulta tan fácil saber diferenciar la mente del corazón, pero es cuestión de práctica. Y cuando estamos perdidos, después de haberle dado vueltas al tema, y después de haberlo dejado por imposible, abandonado a su suerte; entonces, podemos acudir a otras personas para que nos ayuden a resolver nuestras dudas.

No es malo, ni incorrecto preguntar antes de intentar resolverlo por nosotros mismos. Además puede que nos den la respuesta que buscamos, ¿pero dónde queda el trabajo interior, el trabajo evolutivo? Eso ya es decisión de cada uno y todas son válidas, pues cada uno es responsable de su camino. Además, nadie puedo hacerlo por otra persona.

Si buscamos en nuestro corazón, si nos atrevemos a escucharnos, si fluimos, llegaremos a encontrar la respuesta, aunque la mente interfiera, y nos diga eso es imposible. Si a pesar de ello, sentimos que tenemos razón, que aunque no encontremos las palabras adecuadas, sentimos que es correcto, adelante. Vamos bien.

Y por supuesto, a pesar de confiar y fluir, no debemos dejar atrás a la mente, a la lógica, que es la herramienta que nos ayuda a anclarnos, a enraizarnos, a tener los pies en la tierra, porque lo cuestiona todo y eso nos lleva a pensar, a dudar, a decidir y a caminar..

Mente y corazón, corazón y mente, dos herramientas básicas y estupendas, que son nuestra brújula, guía y ancla en la vida.
Aurensanz, María Eugenia
Aurensanz, María Eugenia


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