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Ni un zángano más

jueves, 30 de mayo de 2013
En la colmena hispana, tan sobrada de zánganos como escasa de obreras, tan acostumbrada por parte del poder político a disponer de lo público como si fuera patrimonio de la casta, para favorecer a parientes, afiliados y amigos, ya no cabe un vividor más. Lo que resulta evidente para el común de los ciudadanos medianamente informados, no parece haber calado todavía entre los responsables de gestionar la “cosa pública”.

Hace tan sólo unos días, la socialista Carmen Rodríguez Dacosta, concejala no electa del PSOE de Ourense, que perdió su cargo tras ser publicada en el BOE la sentencia del Tribunal Constitucional que elimina estos cargos, fue inmediatamente contratada por su alcalde como “personal eventual de confianza”, una entelequia cuya traducción literal debe significar algo así como, “contratada por ser miembra del partido, Bibiana dixit, y amiga del alcalde”, para desempeñar el puesto de “coordinador del grupo político”.

Ya sabemos que esto no es más que “el chocolate del loro” del gasto público y hasta nos podríamos preguntar ¿qué más da una raya más o menos en un tigre? Y es que esta sufrida piel de toro llamada España está atigrada hasta la saciedad de pesebristas de todos los pelajes, que maman como sanguijuelas de las ubres del Presupuesto sin que se vislumbre un punto y final para esta sangría; pero el gesto de “chulería democrática” por parte del alcalde ourensano, con el contrato de la sin duda muy cualificada para la gestión pública señora Rodríguez Dacosta, que representa el pasarse por el forro la filosofía de Tribunal Constitucional en esta materia y de paso a todos los votantes de la ciudad, que ven como su regidor dispone del patrimonio común como si le fuera propio, no deja de ser revelador de la filosofía por la que se siguen rigiendo, también en tiempos de crisis, los gestores públicos.

Y es que en el caso de Ourense, “prima inter pares” en estos asuntos caciquiles, tan propios de la Galicia más profunda y más rancia que conocemos, ya llueve sobre mojado puesto que, facturas de copas y whiskies aparte, la diputación está en manos de una disnastía de tintes decimonónicos, “democrática sin duda”, pero más propia de las paletas boinas que de los sesudos birretes que nutren a los populares gallegos, sólo le faltaba ahora que el partido que representa la alternativa democrática lógica a dicha dinastía, funcione a nivel interno con los mismos criterios pesebriles y caciquiles que esa derechona tan denostada por las huestes socialistas.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


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