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Gutenberg aún resiste

martes, 02 de abril de 2013
Nulla dies sine linea: ou para ler o para escribir


Puertas afuera

No todo es economía. La actualidad económica y la actualidad política tienen que ser enriquecidas con la cultural, mucho más profusa y diversa, a mi juicio superior. La información económica, por ejemplo, no basta por si sola para entender lo que pasa por mucho que se haya enseñoreado de las primeras páginas de los medios de comunicación.

Por todo ello, he decidido esta vez convertir mi crónica semanal en cultural hablándoles de algunos libros que estoy leyendo: una afición un poco anticuada si pensamos en que Gutenberg inventó la imprenta en el lejanísimo 1436 y que, desde hace ya unos años, nos hallamos en la era del audiovisual y de los sistemas multimedia.

AUGUSTO ASSÍA

Permítanme empezar por uno que concierne a mi pariente, el recordado Felipe Fernández-Armesto. Mi viejo amigo Félix Santos, antiguo director de "Cuadernos para el Diálogo", acaba de publicar un exhaustivo ensayo, "Españoles en la Alemania nazi. Testimonios de visitantes del III Reich". que aparte de ser un muy solvente estudio histórico me interesó mucho por incluir un epígrafe muy elogioso titulado "Augusto Assía. Expulsado por criticar al nazismo".

Dice: "Felipe Fernández Armesto, periodista gallego que firmaba sus crónicas con el pseudónimo Augusto Assía, es uno de los grandes correspoansales españoles del siglo XX. Conoció la Alemania nazi, la Francia de Vichy, la Inglaterra de Churchill y los Estados Unidos de Eisenhower.

El diario de Barcelona La Vanguardia, le fichó para que ejerciera de corresponsal desde Berlín a partir de 1929. Sus crónicas, críticas del nazismo, no resultaron del agrado de las autoridades del Tercer Reich que le expulsaron del país a mediados de 1933. De él dice César González Ruano en sus Memorias que era "un gallego muy fino" aunque aún no había destacado como más tarde cuando batió el récord del interés periodístico con su nuevo nombre de Augusto Assía.

Después fue enviado a Londres como corresponsal. Al estallar la Segunda Guerra Mundial era el único periodista español que informaba del conflicto desde Inglaterra ofreciendo puntos de vista que. en aquellos oscuros años de militante germanofilia oficial, eran un rayo de esperanza para quienes veían en la victoria de los aliados la superación de aquella tragedia colectiva.

En realidad era el único periodista español que anunciaba el triunfo de los aliados. El Reino Unido le condecoró al término
de la contienda. Siguió durante varias décadas como corresponsal de La Vanguardia en Londres.

Había nacido en La Mezquita (Orense). Comenzó a ejercer el periodismo en 1924 con colaboraciones en El Pueblo Gallego,
Informaciones, ABC, El Sol y la revista Nueva España. Permaneció como corresponsal de La Vanguardia durante 58 años, hasta 1986. Fue cronista de este periódico en Berlín, Londres, Bonn y Washington, donde compaginó esta labor con la de agregado de prensa de la embajada española. Casado con la también periodista María Victoria Fernández España, nieta del fundador de La Voz de Galicia, pasó sus últimos años en su Casa Grande de Xanceda. Falleció a los 97 años, en febrero de 2002".

ERNEST HEMINGWAY

En el cajón de sastre de mi mesa de despacho -taller de periodista- está en lectura avanzada asimismo un ejemplar de "Sobre París", que son las crónicas del joven escritor Ernest Hemingway para el periódico "Toronto Star weekly" de Canadá en 1922 y 1923 reimpresas ahora por la editorial Elba. Varias cosas me entuisiasman en esta recopilación: en primer lugar, París, mi ciudad preferida, donde pasé largos años y en cuya evocación hemingwayana pude reconocer cada barrio y cada calle. Después, el estilo, quintaesencia del periodismmo, de frases cortas que influyó en generaciones de escritores. Y, a mayor abundaniento, la elocuencia de la concisión. El premio Nobel autor de "Adiós a las armas" y de "El viejo y el mar", ya apuntaba su maestría con detalles irónicos y críticos al escalpelo cuando decía que en el café parisiense "La Coupole", epicentro de la bohemia de la época, podías encontrar una fauna de "uniformidad excéntrica" pero no verdaderos artístas porque estos no iban por allí, sino que estaban trabajando en sus obras.

VIRXILIO VIEÍTEZ

Asimismo tengo en un atril inglés, entreabierto para hojear, un espléndido álbum de 250 fotografías de Virxilio Vieitez, que se exponen en Madrid en la Fundación Telefónica hasta mediados de mayo y que constituyen una certera crónica del pueblo de Soutelo de Montes (Pontevedra) desde principios de los cincuenta a finales de los ochenta. Por elevación, la antológica representa a toda la España provinciana y aldeana de la época. Recuerda un tiempo no muy lejano, son retratos de encargo de familias endomingadas, amcianos y ancianas, jóvenes, niños y niñas, el gesto serio e incluso adusto, Vieítez se olvidoó de pedirles a sus cientes que sonrieran; parece como si el tiempo se hubiera detemido en tales inágenes retrospectivas, ahora presentadas en Madrid pero que ya habían sido objeto de una muestra en Vigo en el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) en 2011: bodas, bautizos, primeras comuniones, fotos de DNI, estampas de la vida social, captadas por el sobrio fotógrafo gallego en su trabajo cottidiano sin sospechar que, en realidad, estaba creando arte.

También se halla en mi escritorio, "Viaje al Pirineo" del gran Victor Hugo,que he leido con delectación y sin prisas por capítulos: "San Sebastián"," Pasajes", "Pamplona".... Una sola frase demota la maestría del escritor francés romántico enamorado de España; "Paso por la vida entre un punto de admiración y un punto de interrogación".

Entre los libros que ya he concluido, uno divertido para acabar: "El arte de distinguir a los cursis de los que no lo son", de Francisco Silvela, presidente del Consejo de ministros en 1898 e inesperado ensayista en esta cuestión (Trama editorial). Un cursi es el que quiere aparentar lo que no es, resume Silvela en este breve pero enjundioso pequeño texto tras extenderse en las características del cursi: el afectado, el pretencioso, el pedante que resulta ridículo al querer sacudirse el pelo de la dehesa y renegar de sus orígenes. Miren a su alrededor, todos conocemos alguno -un político, un cantante, un periodista- y tomen como guía este entretenido librito que los descubre aunque se escondan.

Sí, la economía no lo es todo, es obvio que, aparte de los libros citados como meros ejemplos, está la núsica o el inmenso mundo del arte, simpolizado en Madrid por el triángulo de oro del Museo del Prado, el Reina Sofía y el Thyssen, cuyos cuadros son accesibles ahora por Google desde cuaquier despacho o sala de estar gracias a la revolución de las comunicaciones, por cierto, con colores"electrónicos" diferentes a los originales pero muy ugestivos igualmente.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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