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Señales de comunicación de seres queridos

lunes, 01 de abril de 2013
Comunicarnos con nuestros seres queridos es relativamente sencillo. En teoría, todos podemos tener acceso a poder establecer una comunicación con ellos. Entonces,¿por qué no les vemos o escuchamos con claridad y entendemos lo que nos quieren decir?

Se debe a varios factores. Todos somos canales; cuánto más abiertos y preparados estemos, mejor sintonizaremos con ellos. Para ello, podemos trabajar con varias herramientas como la meditación, la visualización, aprender a canalizar, la relajación, otras técnicas, etc.

Podría ser algo parecido a saber dibujar. Todos dibujamos, mejor o peor. Para unos es un don natural; otros iremos a aprender técnicas para mejorar. Con la práctica mejoraremos, llegando a un nivel distinto, cada uno el suyo. Pero por mucho ejercicio que hagamos, y mucha técnica que tengamos, sólo algunos llegarán a ser un Picasso, Velázquez, etc.

Para comunicarnos con nuestros seres queridos, aunque parezca tonto lo que voy a decir, lo primero, es querer tener contacto. Estar abiertos a ello, no sólo con la mente, con el pensamiento, sino con el corazón. No me refiero a desearlo, sino a estar abiertos a fluir, a percibir, a sentir, a captar emociones, sentimientos, sin que la lógica sea un obstáculo insalvable. A veces, querer no siempre es poder. Primero está la emoción y después la mente. Ambas son necesarias. Con la emoción, sentiremos certezas que luego analizaremos con la lógica.

Debemos recordar que por mucho que queramos y estemos abiertos a tener un contacto, va a depender de ellos, de nuestros seres queridos el que se establezca dicha comunicación. Es decir, si ellos no quieren contarnos nada, por mucho que estemos atentos, no recibiremos ningún mensaje. Muchas veces, creemos que tienen algo que decirnos, pero al pasar al otro plano, lo que en vida parecía ser prioritario o importante, cambia de valor.

Damos por hecho que al morir no cambia nuestra manera de pensar y de sentir, y que lo que era importante en vida lo seguirá siendo en la muerte. Y no es así. Eso no significa que nuestros seres queridos, dejen de querernos o de estar a nuestro lado, pero lo hacen de una manera distinta a lo que queremos o pensamos.

En muchas ocasiones estando en consulta, he visto a familiares pedir consejo a un ser querido sobre un tema concreto, por ejemplo, saber qué tenían que hacer con respecto a una persona o una situación. Las respuestas han sido variadas, desde "no me interesa este tema; estoy cansado; ya es hora de que te enfrentes a ello; se tú mismo y decide lo mejor; estoy a tu lado, tomes la decisión que tomes; abre tu corazón; etc".

Veo la cara de extrañeza cuando dicen, mi padre, mi madre no era así, le importaba mucho este tema y necesito saber qué debo hacer. Seguro que era así, pero ahora ven la vida de otra manera; su conocimiento es distinto y sus valores son otros, dan importancia a otras cuestiones. Y,solemos olvidarlo. Al morir nuestro nivel de conciencia suele ampliarse, y la visión de las circunstancias cambia.

Debemos permanecer abiertos a ver las señales, porque pueden aparecer de maneras distintas, desde un sueño, una frase, un mensaje, una flor, una melodía, un susurro, una caricia, alguien que nos comunique un mensaje de ellos. Todo es válido.

La pena, el dolor, y muchas veces, las propias ganas de comunicarnos con ellos, impiden que veamos con claridad las señales. Tampoco debemos olvidar, que los mensajes pueden ser muy sencillos, desde "estoy bien, te quiero; estoy orgulloso de ti; te apoyo en tus decisiones; sigue adelante; disfruta y ríete más", etc.

Muchos de los mensajes que se suelen recibir antes o después de fallecer, "estoy bien; he venido a decirte adiós; no te olvido; te quiero; sigo a tu lado", etc. Otras veces, comunican algo que quieren que hagamos por ellos, cumplir una promesa, etc.; que tengamos un objeto que les pertenecía, por ejemplo, una joya, una fotografía, un recuerdo, etc.

Una vez que comunican lo que desean, no suele haber más contactos sobre el mismo tema, ya que consideran que han transmitido su mensaje y lo hemos entendido. Esto no significa que no podamos preguntarles cuestiones que nos preocupan, hacerles partícipes de cómo es nuestra vida, qué decisiones tomamos, pedirles ayuda o consejo. Si ellos consideran que debemos saberlo, harán llegar su mensaje hasta que lo comprendamos.

La mejor manera de poder comunicarse con ellos es desde el corazón, desde el amor y esperar su respuesta, sabiendo en todo momento, que es posible que no recibamos la contestación que queremos; y, si la que necesitamos.

Si vemos que no obtenemos respuestas o tenemos dudas sobre ellas, siempre podemos acudir a un especialista, un médium o un canalizador, que nos de confianza, para que nos ayude a entender la información que hemos recibido o a poder comunicarnos con ellos.
Aurensanz, María Eugenia
Aurensanz, María Eugenia


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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