Brasil, el otro Camino de Santiago

FINISTERRAE 10 // Brasil, el otro Camino de Santiago

“El viaje desde Brasil a España para hacer el Camino de Santiago es para muchos de nosotros el viaje de nuestra vida”. Así se expresaba en 2011 un peregrino brasileño, comentado los casi imparables motivos de sus conciudadanos para emprender la aventura compostelana. En número, la de Brasil ha sido la primera y más entusiasta peregrinación jacobea no europea, un fenómeno contemporáneo, surgido en los ochenta y popularizado en los noventa, que confirma la capacidad del Camino para renovarse sin fin.

El conocido diario Jornal do Brasil se preguntaba ya en 1994 por la indefinible e irrefrenable pasión brasileña por esta ruta: “846 km de barro, piedra, montaña, asfalto, florestas y desierto. Una caminata que dura -mínimo- un mes, atraviesa toda España y termina en la ciudad santa de Santiago de Compostela, en Galicia. ¿Locura?”

Ejemplifica muy bien este entusiasmo el número de autores brasileños que han escrito al respecto. Se cuentan por decenas y el número de libros superaba en 2012 -asombroso- los doscientos. Es conocido el caso de un médico que ha escrito -él solo- once. Algún coleccionista, que afirma tenerlos casi todos, destaca los distintos niveles de calidad, pero sobre todo las ganas sinceras de compartir la experiencia. En 2008 la prestigiosa feria del Libro de Sao Paulo contó con un stand jacobeo por el que pasaron 20 autores del país. En 2009 sucedió algo parecido. Ya en 2012, en el encuentro de las asociaciones jacobeas de Brasil, se unieron a los autores ya conocidos casi una docena de nuevos escritores jacobeos. La mayoría coinciden en un enfoque cristiano intenso, casi místico. También en una libre mirada ecuménica. Aseguran que venden casi todos los ejemplares. Y lo cierto es que las reediciones son frecuentes. Por países, es la literatura odepórica actual más viva.

El camino lo abrieron dos autores ya clásicos. El más conocido, Paulo Coelho. Realizó el Camino -a su modo- en 1986 y lo contó en 1987 en el primer bet-seller jacobeo contemporáneo: El peregrino de Compostela (diario de un mago). El resultado de aquella experiencia -ha afirmado- cambió su vida. Y también la de muchos de la legión de peregrinos que su obra, de un descremado tono iniciático, hizo. También pionero y más valorado por los peregrinos católicos es Sérgio Reis con O Caminho de Santiago. Uma peregrinaçâo ao Campo das Estrelas (1997). Realizó la ruta en 1992 desde Roncesvalles y una frase de su libro, que agotó ya once ediciones, ha hecho historia: “Ir hasta Santiago es tener, en unos 30 días, las experiencias de toda una vida”.

Tras estos autores, el big-bang se expandió imparable. Entre los peregrinos-narradores de comienzos del siglo XXI sobresale Antoin A. Khalil. Tras hacer el Camino en 2001, en 2004 publica O Caminho do Coraçao. Rumo a Santiago. Afirma que en la Ruta el sentido de la vida lo marca el deseo de alcanzar “la ciudad santa de Compostela”. Ricardo y María Dias llegan en 2002 y publican su obra en 2005. “El Camino se apodera de quien lo hace, ocupando todo el espacio de su pensamiento”, dicen. Renato L. Lucatelli recorrió diez rutas entre 2000 y 2010 y en 2011 publicó Os dez Mandamentos do Caminho de Santiago, con reflexiones y consejos diversos -actitud, convivencia, etc.-. El psicólogo Inácio Stoffel, con Águas peregrinas (2006) e Gertrud (2008), está entre los autores más conocidos y con más de un libro sobre el tema. En el primero escribe: “Me decidí a hacer el Camino cuando lo entendí como una metáfora de mi propio camino interior”.

Los primeros pasos casi todos los dan en Brasil. En sentido simbólico, porque no es fácil acumular los fondos para este lejano y largo viaje, y también real, porque una docena de rutas han nacido en el país al amparo de la nostalgia del Camino. Destaca el primero de ellos: el ‘Caminho do Sol’, creado en 2002 en las proximidades de Sao Paulo para que los peregrinos practiquen antes de partir a la ruta jacobea. Lo han realizado doce mil personas.

El hospitalero jacobeo brasileño Edson Luiz Sardinha da su clave para todo esto: “Conozco a tres amigos que hicieron la Ruta juntos y las conclusiones que escribieron eran todas distintas. Es la magia del Camino.” ¿Será también la síntesis de su conexión casi mágica con los brasileños?