Los peregrinos repetidores

FINISTERRAE 9 / Los peregrinos repetidores

El que esto escribe, tenía claro, como director de la Gran Enciclopedia del Camino de Santiago. Diccionario de la cultura jacobea, publicado en 2010, quien podía realizar la entrada correspondiente a los peregrinos que vuelven una y otra vez a los itinerarios jacobeos. Pero ni el autor de dicha entrada, el sabio Mario Clavell, una de las personas que más contacto ha tenido con este tipo de peregrinos, ni uno mismo teníamos ni la más remota idea de como denominarlos. ¿Repetidores? ¿Reincidentes? ¿Persistentes? Todos estos términos nos parecían imprecisos y, sobre todo, injustos con el peculiar mundo de estos hombres y mujeres de medio mundo que vuelven una y otra vez a Compostela por el camino más largo.

Es uno de los fenómenos colaterales más sorprendentes y misteriosos del viaje a Compostela. Paradójicamente, suelen ser los peregrinos que pasan más desapercibidos. Los precede casi siempre el afán tranquilo de sus pasos y su humildad. De ahí que nadie se preocupase por darles un nombre. ¡Y cuánto les deben Santiago y el Camino! Son los primeros creadores de escuela e identidad en la ruta jacobea. Y mucho de la admirada singularidad de esta en el mundo pasa por ellos.

¿Por qué lo hacen? No saben qué contestar. O consideran que no es necesario hacerlo. Muchos apuntan a la fe. Pero –admitámoslo- hay algo más. La fe se puede expresar con la misma intensidad de otras maneras.

Mario Clavell aporta claves en la obra citada: “Una primera respuesta es que las impresiones de la peregrinación son tan densas que no basta una vez para asimilarlas”. Cita el mismo autor a un repetidor italiano: “Los hombres se simplifican en el Camino. Se opta por las cosas fáciles y se aprende de los ríos, los pájaros, el viento, el silencio. Aprendes a escucharte a ti mismo”. Clavell afirma que en 1991 el número de repetidores era de un 10% y que en 2010 se estimaba en un tercio del total. Es una cifra sorprendente.

El fenómeno se da tanto entre quienes caminan a pie como entre los que lo hacen en bicicleta. Incluso se alternan ambas modalidades. Entre los más persistentes, hay peregrinos que superan la decena, la veintena e incluso la treintena de veces que han repetido en el Camino, principalmente realizando varias de sus rutas. Y son de todas las nacionalidades: franceses, alemanes, españoles, brasileños, etc. Quizá el caso más conocido para el gran público sea el del empresario navarro Antonio Catalán, que desde hace 20 años peregrina todos los años a Santiago. Pero entre las gentes del Camino varios nombres son ya míticos en este sentido.

Un rasgo de parte de los repetidores es regalar tiempo y vocación a trabajar desinteresadamente como hospitaleros atendiendo a otros peregrinos, impulsando asociaciones jacobeas en distintas partes del mundo, etc.
Pero esta singularidad no es de ahora. Salvando las distancias, lo mismo sucedía en el pasado: se conservan diversos ejemplos de peregrinos que reincidieron de forma obsesiva en su viaje a Santiago. Estamos, por lo tanto, ante una perenne seña de identidad.

Citamos algunos ejemplos. La italiana Santa Bona de Pisa llegó nueve veces a Compostela, entre finales del siglo XII y principios del XIII, prestando ayuda a otros caminantes; el también italiano beato Nevolone (s. XIII), once; un número indeterminado de veces lo hizo, entre mil peripecias, el islandés Bjorn Einarsson (s. XV); Domenico Laffi estuvo cuatro veces (s. XVII) como sabemos por sus propios relatos, etc. Fueron y son frecuentes también las sagas familiares repetidoras. Del pasado, es conocido el caso de los duques de Aquitania, así como de otras familias de la nobleza y de variados ámbitos sociales principalmente franceses y alemanes. En algún caso incluso dejaron por escrito su experiencia. Así sucede, por ejemplo, con los alemanes Peter y Sebald Ritter, padre e hijo (s. XV).