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Sólo nos queda Obama

jueves, 31 de enero de 2013
Ante los enormes retos de la actualidad norteamericana y mundial contamos entre nuestras cartas con una buena baza, el primer mandatario Barack Obama, que se enfrenta a ellos con la mayor naturalidad, sin ningún alarmismo. Da confianza, se explica de forma eloucuente y clara, conecta con la gente en su país, ilusiona.

En el umbral de su segundo mandato, muestra las mejores cualidades e intenciones para afrontar el futuro. No obstante, demasiados dragones acechan a este San Jorge moderno: déficit récord estadounidense que roza los mil millones de dólares y que hay que reducir; endeudamiento del
100% del Producto Interior Bruto (PIB), el mayor desde la Segunda Guerra Mundial; regulación de 11 millones de inigrantes ilegales; repliegue completo de las tropas norteamericanas de Afganistán; objetivo de que Irán no llegue a poseer la bomba nuclear sin necesidad de un ataque;
moderación del perenne conflicto del Próximo Oriente que abordará con su primera visita a Israel, en fin, una agenda casi imposible que debería incluir la promesa incumplida del cierre de la base estadounidense de Guantánamo (Cuba) acusada de práctica de torturas, que se ha convertido en un persistente símbolo negativo. Es decir, un rosario de cuentas negras a
desgranar.

Impertérrito ante tantos desafíos, como una prueba más de su
serenidad, al presidente Obama se le pudo ver en las televisiones
de todo el mundo bailando suavemente al ritmo de "soul" con su esposa Michelle tras la ceremonia de la tradicional toma de posesión como una pareja bien compenetrada, cómplice y feliz en un gesto en la línea de Kennedy, la sonrisa bajo la presión.

Símbolos

El 44 presidente de los EEUU había prestado juramento de forma solemne primero en la Casa Blanca sobre dos biblias, la que perteneció al padre fundador Abraham Lincolm - del que ahora el director Steven Spielberg ha hecho un notable filme sobre su vida y la abolición del esclavismo- y la del pastor protestante negro Martin Luther King, fuertes símbolos los dos
de la actual sociedad de los EEUU. Y ambos asesinados en un
país magnicida que mata a sus héroes, como sucedió también con John F. Kennedy y otros tres presidentes más.

Al día siguiente, en la gran alocución imicial, ante una multitud de casi un millón de personas que se agolpaba en una imponente explanada en Washington, el flamante primer mandatario, consciente de dirigir un país en el que hay reiterados casos de muerte por armas de fuego, quiso señalar
como una de sus prioridades la limitación de la venta de esta clase de armamento que será regulada por ley con la oposición ya anunciada de la poderosa "Asociación del Rifle", de 4 millones de miembros, presidida hasta 2003 por el actor Charlton Heston.

Hoy en día la sociedad norteamericana está armada hasta los dientes, hay pistola, escopeta o fusil por cada uno de sus 312 millones de habitantes, porcentaje crítico que provoca a menudo matanzas y tragedias como la escalofriante que tuvo lugar recientemente en una escuela del estado de
Connecticut, en la que murieron a manos de un joven desequilibrado 27 personas, de las que 20 eran niños.

La tradición de mantener armada a la población estadounidense
tiene sus raíces en la época de la colonización del territorio en el
siglo XIX, narrada y edulcorada hace unos años en la película
"La conquista del Oeste", dirigida por renombrados cineastas como John Ford o Henry Hataway e interpretada por los legendarios actores John Wayne, Henry Fonda o Gregory Peck, cinta que evoca en realidad uno de los mayores genocidios de la historia, la matanza masiva y sistemática de
indios, que quedaron reducidos hoy en día a unas cuantas reservas.

Barack Hussein Obama va a poner su grano de arena para contribuir a desarmar a la sociedad norteamericana aunque el anuncio de su ley restrictiva ya ha provocado el efecto contrario perverso de un aumento súbito de venta de armas.

Evidentemente tiene que enfrentarse a otros muchos envites, uno de los mayores es el calentamiento global, que describió en su discurso programa con tintes sombríos: incendios masivos, sequías, tormentas poderosas, en fin, lo que se conoce comúnmente comoel desencadenamiento de los elementos naturales.

Minorías

Obama hizo este primer discurso de su segudo mandato en defensa de la paz. E incidió en cuestiones morales. Arremetió contra la desigualdad y prometió protección para los más vulnerables, los pobres y los necesitados, un lenguaje poco conocido en la política de la única superpotencia.

Formando parte de la minoría afroanericana, defendió los derechos de
ésta, de los "gay", de las mujeres, de los hispanos. fue el primer presidente en hablar de todos ellos en su toma de posesión en reconocimiento seguramente a su apoyo electoral. La población de origen hispano, o latino como les gusta decir a muchos, asciende ya a 50 millones de habitantes en los Estados Unidos; para hacer una comparación, algo más ya que los 47,1
millones de ciudadanos españoles.

Durante la toma de posesión de Obama, el poeta de origen cubano Richard Blanco leyó uno de sus poemas, escrito y recitado en inglés. lo que prueba la integración de la cultura hispana sin perder ésta sus raíces, el
mestizaje norteanericano. Los hispanos hablan inglés en sociedad pero español en sus casas, el español tardará mucho en desaparecer, no por su valor en sí sino porque se transmite a través de las madres inmigrantes y por las fuertes tasas de natalidad hispana.

Hubo varias olas de inmigración en EEUU últimamente, la judía a mediados de siglo, la italiana después, la afroamericana y la hispana, procedente esta última de México, Cuba, República Dominicana, Colombia... Todas se mezclaron en el "melting pot" (crisol de culturas) estadounidense.

Corolario

Mucho se espera de Obama II, quizá demasiado, De momento,
sus propósitos son inmejorables como hemos visto pero existe una cierta expectación sobre lo que podrá hacer en un tiempo atenazado por una crisis económica sin precedentes.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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