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Malí, Argelia y otros avatares cruentos

martes, 22 de enero de 2013
El mundo no muda de piel así como así, tras la relativa pausa de Navidad, Fin de Año y Reyes los problemas siguen ahí, amenazantes. Échenle si no un vistazo a los siguientes ejemplos de egoísmo, desigualdad, privilegios o fanatismo en un rápido paseo por la actualidad.

Don't touch my money.- El Partido Republicano norteamericano (conservador), con mayoría en la Cámara de Representantes, estuvo a punto de echar por tierra la economía estadounidense sólo por rivalidad ideológica con el Partido Demócrata (progresista) y eso porque el presidente Barack Obama gravó con un 35% las rentas más altas, las de más de 400.000 dólares por habitante (450.000 por pareja). En una reacción egoista, los norteamericanos acomodados pusieron el grito en el cielo porque se quiso tocar a su dinero, tuvieron al país y al mundo en vilo el pasado fin de año, al borde del "abismo fiscal", que era una amenaza que suponía una subida generalizada de los impuestos al vencer la vigencia de importantes leyes en EEUU. ¡Uf!, finalmente no pasó nada y pudimos lanzar un suspiro de alivio. Pero sigamos alerta. Lo que le pase a la economía de la primera superpotencia no nos es ajeno, repercutirá, claro está, en todo el mundo occidental.

Complicado.

Ne touchez pas mon pognon.-En Francia, el presidente François Hollande creyó sentirse fuerte para cumplir una de sus promesas electorales y reducir las desigualdades con el gravamen del 75% a quiemes ingresan más de un millón de euros al año. Pero sufrió un serio revés: el Consejo Constitucional -de mayoría conservadora- rechazó su iniciativa por un defecto de forma: estaba destinada a aplicarse a individuos y no a unidades familiares y, por ello, el intento de gravar más a los ricos ha tenido que ser aplazado para el otoño. En realidad, esta tasa no era la panacea porque iba a recaudar 400 millones de euros en sus dos años de vigencia pero Hollande ha dado unresbalón político al no calcular bien los pros y los contras de su propuesta.

Torpe.

A propósito "des affaires de gros sous" (asuntos de cuartos) y sin salir de Francia, Gérard Depardiieu, icono del cine francés, acaba de aceptar - cínicanente - la nacionalisdad rusa ofrecida en una decisión sin precedentes por Vladimir Putin en persona. Y ello porque en Rusia pagará muchos menos impuestos. Este actor de gran naturalidad e inmensa humanidad, famoso entre otras muchas cosas por haber encarnado en cine papeles tan concidos como Cyrano de Bergerac, La Máscara de Hierro o el personaje de tebeo Obélix con su obelisco, puede administrrar ahora tres nacionalidades: la francesa de origen, la belga de adopción y la rusa. Esta última por obra y gracia del presidente Putin.

Cómico.

Hollande el Africano.- "Il m'aura manqué une guerre", había dicho crudamente el recordado presidente socialista francés François Mitterrand. Es decir, le habría gustado enfrentarse a las difíciles decisiones que exige un conflicto armado para consolidar -sangre, sudor y lágrimas aparte- su estatura de hombre de Estado.

Pues bien, el actual presidente socialista francés François Hollande ya tiene su guerra particular en la antigua colonia francessa de Malí. Decidió la semana pasada intervenir militarmente allí en respuesta a la petición de ayuda del gobierno del primer ministro Dioncunda Taoré, para sofocar la rebelión armada de las guerrillas aliadas tuareg y yihadistas de Al Qaeda, que ya dominaban en su ofensiva la mitad del vasto y desértico territorio de este país siete veces mayor que la antigua metrópoli. Y lo hizo en solitario, ni la Unión Europea ni la OTAN se han involucrado, consideran el conflicto como un asunto francofrancés. En lo referente al desarrollo de la contienda, Hollande no se anduvo con paños calientes, advirtió de forma resuelta: Cuando las fuerzas francesas se topen en el frente de batalla con insurgentes integristas en su ofensiva en Malí, sólo tienen una orden: "destruirlos".

Un falso blando.

La ex colonia francesa de Malí, francófona, encajonada y sin salida al mar, de 12 millones de habitantes, lainmensa mayoría musulmanes, independiente desde 1960, es una de las naciones más pobres del mundo y un estado fallido a pesar de ser un país exportador de algodón y de contar con los yacimientos de oro más importantes de África después de Sudáfrica y Ghana. La Re´publica Francesa acudió a su rescate sobre todo en defensa de los intereses de los 6000 ciudadanos franceses residentes y para impedir que Malí se convierta en un país integrista retrógrado bajo la férula de Al Qaeda con el riesgo de contagio a toda la zona. Francia se comporta como un gendarme protector. Sus tropas han sido recibidas con alivio y júbilo en la parte sur del país, en manos del Gobierno. No se irán hasta reconquistar el norte, lo que puede tardar muchos meses y quizá años porque la guerrilla salafista está armada hasta los dientes aunque se componga sólo de unos 450 hombres según las crónicas. La Asamblea Nacional francesa respaldó de forma unánime la operación militar. Sólo hubo una excepción -e inesperada-, la del ex presidente centrista Valéry Giscard d'Estaing que publicó un artículo en el diario "Le Monde" tildando de "neocolonialista" la actitud del gobierno socialista de Hollande.

Imprevisto.

Por si fuera poco, paralelamente al caso de Malí surgió en Argelia otro foco preocupante de tensión. Grupos islamistas de obediencia Al Qaeda lanzaron allí en los mismos días de enero un asalto largamente preparado al vasto complejo de instalaciones gasísticas de Tigrantourine, cerca de Tanraraset, en el sur del país. El Ejército, apoyado por la aviación, reprimió el ataque a sangre y fuego consiguiendo liberara a cientos de argelinos, eliminando a 20 asaltantes en una operación en que hubo que lamentar la muerte de varios rehenes según las noticias difundidas por la agencia argelina APS. Los cuatro días que duró la refriega se saldaron con el fracaso de la insurgencia, Francia y Gran Bretaña aplaudieron.

Estas graves noticias de lo ocurrido en Argelia desplazaron por un tiempo a las procedentes de Mali y muestran que en los primeros días de 2013 el África poscolonial cobra de súbito un protagonismo indeseable.

El recurso a la guerra, con su cohorte de muertes, bombardeos y desolación es un fracaso, se sabe cuando empieza pero nunca cuando acaba como sucedió sin ir más lejos en Afganistán, donde los choques armados entre las tropas estadounidenses y la guerrilla talibán terminó con un saldo de más de 3263 muertos, 170 estadounidenses, dejando todo sin resolver.

Aún no ha pasado un mes de 2013 y ya nos tenemos que enfrentar a encarnizados avatares bélicos. El año promete.

Terrible.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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