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Padrón, el viaje a los orígenes

martes, 08 de enero de 2013
FINISTERRAE 6 / Padrón, el viaje a los orígenes

Tras haber completado la dura y larga peregrinación a Santiago, el viaje continuaba para ciertos viajeros a dos lugares de especial fuerza simbólica: el finisterrae (Muxía e Fisterra) y Padrón. Hablamos ya en esta colaboración del primero y de los variados relatos extranjeros que sobre él se conservan. Quedaba pendiente Padrón. Tiene una significación distinta a la del viaje occidental al mítico fin del mundo y, según la tradición, supuesto extremo geográfico de la predicación apostólica, representado en Fisterra-Muxía. Pero con conexiones: la tradición también sitúa a Padrón como confín de esa predicación. Y además, como el viaje a los orígenes jacobeos más remotos.

El Codex Calixtinus (s. XII) narra una propagandística e imposible expedición de Carlomagno (s. IX), desde Francia, para liberar el camino hacia Santiago. El emperador franco-germano concluye su misión en el extremo occidental, que sitúa en Padrón, donde clava una lanza en el mar como símbolo, advirtiendo que desde allí “ya no podía ir más adelante”.

Fisterra ya estaba presente en ese momento en el mapa jacobeo. Pero, como vemos, Padrón también resultaba incuestionable. El mismo Calixtinus difunde la traslación del cuerpo de Santiago desde las costas palestinas a las padronesas. Se justifica siguiendo una imprecisa tradición que afirmaba que los apóstoles debían descansar en el lugar extremo de su predicación. ¿Se interpreta Padrón como tal lugar? Santiago, según creencia popular, habría predicado en el inmediato monte de O Santiaguiño. Por eso regresaría una vez muerto al puerto de Padrón, desde donde acabaría recibiendo sepultura en la actual Compostela.

De ese legendario viaje quedarían en Padrón dos testigos: el Pedrón, la vieja ara romana a la que se amarraría el fúnebre barco, y este mismo, un alargado peñasco hoy desaparecido conocido como a barca. Es muy popular el Pedrón, conservado en el iglesia local de Santiago, pero lo es mucho menos la barca, sobre la que ya el Calixtinus afirma que para unos era justamente eso -el barco en el que había llegado el cuerpo apostólico- y para otros, como los propios autores de este texto, el gran peñasco alargado sobre el que los discípulos de Santiago habían depositado su cuerpo al llegar a tierra. Los peregrinos le tenían tal fe que le arrancaban pequeños fragmentos como reliquia. En el siglo XV se decidió protegerlo depositando lo que quedaba de él bajo las aguas del río Sar, a unos cien metros de la iglesia de Santiago. Todo indica que allí sigue, oculto por los sedimentos. Su búsqueda es una tarea pendiente.

La fuerza de estas leyendas fue la que convirtió a Padrón en destino complementario una vez alcanzada la meta compostelana. Muchos realizaban el doble viaje a Fisterra y Padrón de forma expresa, regresando de nuevo a Compostela. Otros lo hacían de camino a Portugal o viceversa por el Camino Portugués, ya que Padrón es un hito de esta ruta. Lo cuentan peregrinos y viajeros extranjeros e hispanos en un número inferior -eso sí- a los de Fisterra. Es el caso de Nompart II, que en 1417 va desde Fisterra a Padrón por Noia y todavía ve la citada barca en la orilla; la comitiva del barón checo Leo de Rozmithal, que en 1467 observa ya esta piedra en el fondo del río; Hieronnimus Münzer (1494), Erich Lassota (1581), Sebastian Örtel (1521), Jakub Sobieski (1611), etc.

En el presente Padrón cuenta con menos viajeros que Fisterra. Pero su intensidad no es menor. Lo saben ciertos peregrinos que de forma casi solitaria marchan caminando hasta allí, tras llegar a Compostela. Perciben que es el viaje a la semilla. Para Manuel Garrido, experto del Camino Portugués, Padrón engrandece el universo jacobeo, y así debe reclamarlo. “Quen vai a Santiago e non vai a Padrón, ou fai romaría ou non”, dicen los padroneses. Como señala la citada leyenda de Carlomagno, no se podía ir más allá. Ni en el pasado ni en el presente. Sobre todo en la carga simbólica.
Rodríguez, Manuel F.
Rodríguez, Manuel F.


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