Comprensión y solidaridad

Es lo que pedía a los españoles el Presidente del Gobierno en el transcurso de la comparecencia ante la prensa que siguió al último Consejo de Ministros del año. Ni un solo compromiso por parte de los miembros de la casta política, a los que don Mariano tan bien representa, para hacerse copartícipes de los múltiples sacrificios que se imponen a los ciudadanos.

Pero, ¿qué clase de comprensión o qué solidaridad espera el señor Rajoy de los españoles? ¿Tal vez que justifiquen o, mejor aún, que aplaudan ensusiasmados la cultura de fasto y derroche implantada por la casta política para su propio disfrute y pagada religiosamente, a saber con qué sacrificios, por todos los españoles, mientras ellos no se privan de nada?, o tal vez ¿comprensión con los cónyuges de sus dos paladines en el partido y el gobierno, Cospedal y Soraya, colocados a dedo por sus respectivas en varios consejos de administración de empresas pseudoprivadas, de las que perciben varios sueldos millonarios?, ¿o con las decenas de miles de parientes, afiliados y amigos, colocados a dedo por toda la Administración, en cargos sin función alguna, o como asesores de no se sabe quién ni para qué, con el único objeto de regalarles un sueldo pagado por todos los españoles?

Vaya para todos ellos y para sus respectivos padrinos, nuestra más amplia comprensión y nuestra solidaridad más entusiasta por tan altruista y patriótico sacrificio, rayando en lo heroico, que muestran la “casta de patricios y la tribu” que los rodea, del que sin duda somos indignos los desagradecidos miembros de la plebe.

¿Cómo no vamos a mostrar nuestra solidaridad los españoles, ¡faltaría más!, con los miles de inútiles y parásitos que como usted, señor Presidente, carnet en mano, llevan décadas enchufados a la teta del erario público, ordeñándola infatigablemente en beneficio propio, ¿y de qué manera?, mientras los ciudadanos, que con sus impuestos mantienen viva dicha teta, tienen que enfrentarse en solitario a los rigores que les impone la crisis económica, sin que nadie se acuerde de ellos más que a la hora de vaciarles los bolsillos?

Usted, señor Presidente, pide solidaridad y comprensión, pero los españoles pedimos responsabilidad, seriedad, capacidad, solidaridad, veracidad, decencia y, sobre todo, honradez, todas ellas virtudes de las que la casta política, con usted a la cabeza, anda, a lo que se ve, bastante escasa.