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Teresa Castro Bolaño

miércoles, 28 de marzo de 2001
Teresa es una amiga entrañable que según ella misma dice, “A través de mi pintura trato de plasmar todo el frescor y belleza de mi querida tierra gallega…”y es que tan acedrada ternura hay a su tierra nata en sus palabras como en sus obras.

Esta magnífica pintora a la que considero dentro del expresionismo gallego, es autodidacta, aunque recibe clases del pintor lucense Anxo Barreiro.

Para Teresa pintar, es una fuerte necesidad de su polifacético temperamento, es poseedora de una refinada sensibilidad y tiene unas cualidades que definen su carácter: Talento, conciencia profesional, arrolladora personalidad y capacidad de renovación y concentración. Todo ello lo refleja en su pintura con un concepto muy personal, de sabia simplificación, manteniendo la paleta siempre junto a su propio corazón.

Considero su pintura equidistante por igual del “academicismo” rígido y hueco, que del “vanguardismo” episódico y carente en absoluto de arterias vivificantes.

La pintora concede gran importancia a la materia, con la que logra impresionantes texturas. La materia da siempre cualidades a una obra. Va pintando y casi sin darse cuenta, se le acumula generosamente el color sobre la tela. La verdad es que su pintura es para verla de lejos y de lejos toda sensación de espesor desaparece, pues como todas, solo tiene dos dimensiones. Ya pinte paisajes, marinas caseríos o flores, hace una pintura a base de gruesos empastes, atenta a construir por el volumen, en ocasiones sus telas adquieren tal grosor, que invitan a que la mano acaricie el cuadro para apreciar la bondad de su pintura. Su pincelada es viril, excesivamente valiente y su calidad lumínica también tiene una cierta energía, no frecuente en la pintura de origen femenino. Sorprende sobre todo en ella, esa feliz alianza del sentimiento, de la distinción y buen gusto femeninos, con la viril fuerza constructiva que tienen sus cuadros. Al ir añadiendo a su pintura calidades progresivas de energía y personal fortaleza, consigue dar al asunto humilde una suave emoción bucólica y una cándida malicia pastoril. La mayoría de sus cuadros tienen un marcado sabor “enxebre”.

Teresa siente la emoción del paisaje y de manera emocionada lo interpreta. Le deseamos muchos éxitos en el noble quehacer al que se consagra con ilusión.
García-Diego Pérez, Lorenzo
García-Diego Pérez, Lorenzo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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