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Los trabajos y los días de Obama

miércoles, 14 de noviembre de 2012
Puertas afuera

¡Uf!, ganó Barack Obama y la Norteamérica razonable lanzó un suspiro de alivio. Europa, en su inmensa mayoría, también. El suspense se mantuvo hasta las cinco y media de la madrugaga del pasado 7 de noviembre pero finalmente prevaleció la sensatez, la cordura del pueblo americano. Y el sereno, natural y carismático estadista aspirante a la reelección logró un respaldo holgado de más de dos millones de votos de diferencia respecto a su contrincante, el republicano Mitt Romney. No se impuso por los pelos como se creyó en un principio, lo hizo claramente, algo que no impide constatar que el vasto país siga dividido políticamente en dos partes casi iguales enfretadas: demócratas (60 millones de sufragios) y republicanos (57 millones), que se detestan políticamente y que se mirarán de hito en hito, desafiantes, cuatro años más.

"Gracias, América", dijo algo enfáticamente y emocionado por una vez el flamante vencedor, tratando de infundir ánimo a sus conciudadanos ante los dífíciles retos que se avecinan: "Para los EEUU, lo mejor está por llegar", resumió con una fórmula esperanzadora, un acto de profesión de fe en el futuro. Su arma principal: Obama es el presidente más popular de la historia de los Estados Unidos según la prensa norteamericana, cae bien, conecta con las clases medias y la juventud.

Pero le esperan cuatro años difíciles al frente de la Casa Blanca y del mundo para concluir sus propios Trabajos de Hércules: estabilizar la economía, aquejada de un paro de 8% (12 millones de personas), insólito en el país; drenar la ingente deuda de 114,5 billones de dólares, para tener un punto de comparación, más de 100 veces la de España mutatis mutandis; consignemos algo que ya no es novedad, el mayor acreedor de los USA es China. Sigamos con la enumeración de tareas ineludibles: achicar el preocupante défict de cerca de un billón de dólares, otra de las cifras mareantes; promulgar una ley inmigratoria, promesa incumplida; rematar las reformas ya emprendidas, como completar la instauración de la Seguridad Social, novedosa en la sociedad estadounidense; sortear el abismo fiscal por el que puede precipitarse la nación si no hay aun cuerdo previo -que ya se avizora- entre los dos partidos sobre el déficit antes del primero de enerode 2013;en fin, último desafío pero no menor en modo alguno, el cierre del penal de la base norteamericana de Guantánamo (Cuba), denunciado por malos tratos y tortura. Tal es el vademécum de Obama, ahora con las manos libres para acometer sus más ambicionados proyectos al no tener que presentarse ya a las urnas. En su primera declaración tras el triunfo electoral, estableció ya dos prioridades "paramount" ( de suma importancia): controlar el paro y el déficit, comunes a todos los países de Occidente.

Tal ardua, variada y espinosa tarea le indujo ya a tender la mano a los republicanos tras las elecciones para afrontar juntos la gran crisis, la mayor en tiempos de paz. Pero lo tiene complicado. Según las crónicas, Romney se mostró personalmente buen perdedor ytambién receptivo a buscar terrenos de encuentro en aras de la amenazadora situación económica, sin embargo, el Partido Republicano, que domina la Cámara de Representantes y puede hacer obstrucción a la capacidad de legislar del presidente, quedó maltrecho, humillado por la derrota y no parece estar para componendas. Comienza, pues, entre republicanos y demócratas, una época de enfrentamiento parlamentario a cara de perro.

Las elecciones del 6 de noviembre cambiaron al presidente pero no la relación de fuerzas: El Partido Demócrata cuenta con mayoría en el Senado y el Republicano aumentó la suya en la Cámara de Representantes. En consecuencia, la actividad legislativa principios de este mandato puede paralizarse o enzarzarse en un filibusterismo parlamentario de bloqueos, impulsados sobre todo por el movimiento ultra Tea Party, núcleo duro conservador, rabioso por no haber conseguido escaños.

Con su facundia, sencillez y cercanía acostumbradas, el 44 presidente norteamericano Barack Hussein Obama selló solemnemente en Chicago el primer día del resto de su mandato con un discurso de 21 minutos que quiso ser ilusionante. Después hizo una pausa de veinticuatro horas, exhausto, tras una campaña agotadora de varios meses que le hizo recorrer los EEUU de cabo a rabo varias veces.

El renovado presidente se impuso por el voto de los jóvenes, de las mujeres, que le apoyaron en un 55% y de los hispanos, que hicieron lo propio en un 70%. Las minorías irrumpieron, pues, definitivamente en estos comicios,pusieron fin a la preponderancia de los famosos WASP (white, anglo-saxon, protestant) , blancos, anglosajones y protesttantes. E dieron un cambio a la sociedad estadounidense acentuando su carácter de "melting pot", crisol de razas. Es un craso error hacer consideraciones y emitir opiniones sobre EEUU, como si fuera una nación al uso, un país homogéneo y no un inmenso patchwork de etnias, religiones y costumbres diferentes, 309 millones de personas unidas por la bandera de barras y estrellas, por la voluntad de vivir juntos y por una moneda, el dólar, santificada por la inscripción "In Good we trust" (Confiamos en Dios). Los afroamericanos son 36,3 millones de ciudadanos en EEUU, el triunfo de Obama les ha hecho más visibles, eso es todo. Ya no hay minoría dominante.

Pues bien, entre las minorías, la hispana fue determinante en las urnas: tres de cada cuatro latinos apoyaron la reelección y su peso fue concluyente en los estados clave. Ya son imprescindibles si se quiere llegar a la Casa Blanca. En Florida, Colorado. Nevada, Virginia, Ohio, Mssachusetts los "obamistas" fueron decisivos. Los 12 millones de hispanos, la mitad de la minoría del país, apoyaron en su mayor parte al candidato demócrata y, de resultas, inclinaron la balanza a su favor. El aspirante republicano Mitt Romney pudo constatar así el fracaso de su intento de frenar la inmigración con leyes discriminatorias que les hubieran obligado a abandonar el pais, otro aspecto del afianzamiento de tendencias que supusieron estas elecciones.

Conclusión: los norteamericanos respaldaron de este modo al presidente para que establezca la proyectada ley de inmigración.

, Éstos serán. pues, otra cita clásica, "Los Trabajos y los Días" de Barack Obama. Su reelección tuvo además la virtud de ser una ordalía o prueba de fuego para reafirmar que la democracia norteaamericana está por encima del color de la piel.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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