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Clamor popular

viernes, 28 de septiembre de 2012
Estos días y bajo la denominación 25-S se están produciendo diversas movilizaciones populares en Madrid, en torno al Congreso de los Diputados, con el fin de hacer comprender a sus inquilinos que son eso, inquilinos, meros administradores, y no propietarios de la soberanía popular.

Llevamos ya demasiados años en los que las decisiones políticas adoptadas por los sucesivos gobiernos central y autonómicos españoles parecen haber sido tomadas en beneficio exclusivo de la clase política y de una pequeña élite de privilegiados que vive en perfecta simbiosis con ella, llámense banqueros, constructoras, empresarios del BOE, etc. mientras a la inmensa mayoría de la población sólo se la tiene en cuenta para pagar la factura de los desmanes cometidos por ellos, lo que ha llevado al enriquecimiento obsceno de unos pocos en detrimento de la miseria general de la población, en especial de las clases más desprotegidas. Los niveles de pobreza alcanzados en los últimos años en España y las colas en los bancos de alimentos y en los comedores sociales son una buena muestra de ello.

La clase política, desde la ofuscación que le ocasiona la lejanía de los ciudadanos y la confortabilidad del cargo, ha olvidado que el poder reside en el pueblo soberano, para acabar creyéndose su propia mentira de que el poder reside en el partido. Han secuestrado y mantienen cautiva a la Democracia para sustituirla por la Partitocracia vergonzosa que padecemos y los ciudadanos, por fin, comienzan a tener conciencia de ello.

Han hecho de la injusticia y del partidismo su modus operandi, ignorando que ninguna injusticia será olvidada por sus víctimas. Han convertido los Presupuestos del Estado en una herencia, como si de un patrimonio propio se tratase, con la que poder beneficiar a unos pocos afines, en detrimento de la gran mayoría de la ciudadanía y han permanecido impunes todos estos años, en gran medida gracias a la impúdica connivencia de las más altas instancias de la judicatura.

Han pastoreado a los españoles como si fueran borregos y éstos, como buenos borregos, han sufrido y callado como si nada pasara, pero incluso los borregos, cuando tienen hambre, pueden transformarse en lobos y ahora que los ciudadanos empiezan a tomar conciencia de en que manos están, crece la indignación contra los que nos han llevado a esta situación y hará falta mucha policía y mucha violencia para acallar este clamor popular.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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