Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Independencia al 3%

jueves, 20 de septiembre de 2012
Cuando todavía no se han apagado los ecos de la multitudinaria manifestación que recorrió las calles de Barcelona para reclamar la creación de un Estado catalán propio, independiente de España, se reúnen los respectivos presidentes, español y catalán para, una vez apaciguado el griterío y la parafernalia partidista, tratar de sentar las ideas y las líneas maestras sobre las que deberá basarse la futura relación entre ambas administraciones, central y autonómica.

Es sabido que tras la reiterativa reivindicación independentista se esconde, en esencia, una demanda de mayor dotación económica para tratar de mantener a flote el hipertrofiado e insostenible “pseudoestado catalán”, pero no es menos cierto que, históricamente, ha existido siempre un porcentaje importante de la población catalana que aspira a tener un Estado independiente y este hecho, tan oportunistamente manipulado por los políticos nacionalistas de Convergencia i Unió y Ezquerra Republicana de Cataluña y con la pasividad calculada del Partido Socialista catalán, no debería en ningún caso ser menospreciado por el Gobierno de España.

Detrás de los problemas económicos que padece Cataluña existe, básicamente, un problema de mala gestión y de despilfarro, que alcanzó su punto álgido con el gobierno tripartito, de triste recuerdo tanto para los catalanes como para el resto de los españoles y de un posicionamiento erróneo de lo que deben ser las prioridades en el gasto público; (el anteponer embajadas, televisiones o política lingüística a sanidad y educación dan buena muestra de ello); pero no es menos cierto que existe también un problema de corrupción generalizada en toda la administración pública, tanto catalana como española, y que en Cataluña ya fue etiquetada en su día por Pascual Maragall como la tasa del 3%. Con estas premisas, difícilmente podría esperarse un resultado distinto al de la ruina económica.

Los nacionalistas catalanes, con su presidente a la cabeza, lejos de entonar un saludable “mea culpa” y reconocer los errores tanto propios como de sus predecesores en el gobierno autonómico, prefieren ocultarlos agitando las banderas del independentismo, buscando así un trato de privilegio económico por parte del Gobierno Central, agitando y armando a las masas con una munición mezcla de victimismo y fanatismo, pero ignorando, de una forma más temeraria que inteligente, que las masas, irracionales por naturaleza, una vez que se ponen en movimiento son muy difícilmente controlables y las consecuencias de dicha movilización, impredecibles.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES