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Área metropolitana de Vigo, punto y seguido

lunes, 27 de agosto de 2012
Hace ahora poco más de tres meses el Boletín Oficial del Estado publicaba la Ley del área metropolitana de Vigo, un instrumento útil para los ciudadanos, que coloca a Vigo a la cabeza de la cooperación a nivel gallego y estatal y que le ofrece un sinfín de posibilidades. Un modelo para una nueva organización de la estructura administrativa local, que evita duplicidades y refuerza la coordinación entre administraciones, mejorando la calidad de los servicios que reciben los ciudadanos de Vigo y su comarca.

Con la publicación en el BOE, dos décadas después de que la idea surgiese de la iniciativa ciudadana, advertíamos ya que este paso no era el definitivo, sino que entrábamos precisamente en la fase decisiva de su desarrollo. “Es la hora de la verdad para el área metropolitana y sin Vigo será imposible”, decía entonces.

Cien días después, tengo que lamentar que algunas personas no hayan estado a la altura que Vigo se merece y no le hayan dado a la ciudad la oportunidad de liderar un proyecto que la convierte en la capital de un área de medio millón de personas. Destruir siempre ha sido más fácil que construir y el alcalde de Vigo se ha empeñado en boicotear, por razones puramente personales, un proyecto beneficioso para los ciudadanos y en el que dijo creer hasta que vio que la Xunta iba en serio y que efectivamente podía salir adelante.

No es algo nuevo. Durante años todos los partidos trabajamos codo con codo, buscando el mayor consenso para darle a Vigo el área metropolitana que necesita y que se merece, hasta que en 2005 un Gobierno del PP fue capaz de llevar al Parlamento un proyecto que todos los partidos reclamaban. Entonces, nada más llegar al poder, PSOE y BNG metieron el proyecto en un cajón y castigaron a Vigo cuatro años sin área metropolitana, sin que el alcalde hiciese lo más mínimo por remediarlo.

Tuvo que ser nuevamente un Gobierno del PP, con Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta, el que retomase el proyecto en 2009, reuniendo de nuevo a todos los alcaldes, recuperando los consensos logrados, enriqueciendo el proyecto con nuevas competencias y sacando adelante, como había comprometido en su programa electoral, una ambiciosa ley del área metropolitana para Vigo.

A partir de ahí el alcalde inició una guerra en la que simplemente buscó destruir, inventando excusa tras excusa, incluso allí donde ya había mostrado su beneplácito, dejando de lado a los ciudadanos de Vigo y menospreciando al resto de habitantes de los otros ayuntamientos, empezando por sus alcaldes, casi todos con mayor respaldo ciudadano en sus municipios que el que él tiene. Alcaldes que no entienden un área que no sea liderada por Vigo y que lo único que quieren es cooperar entre todos para darle un mejor servicio a los ciudadanos, como han demostrado una vez más al no nombrar presidente de la Asamblea metropolitana en ausencia de Vigo.

Esta semana no ha sido buena para Vigo, porque se ha certificado que su alcalde no ha querido liderar el que es el proyecto de cooperación municipal más ambicioso de los últimos años. Como hicieron PSOE y BNG durante cuatro años, se ha empeñado en boicotear el área metropolitana, quedándose solo en su empeño y olvidándose de los ciudadanos. Pero el área ya está completamente constituida y si el alcalde de Vigo cree que es inconstitucional que la recurra -como tantas veces anunció- y ahí se demostrará que la ley es escrupulosamente constitucional.

Por culpa de su alcalde, Vigo ha perdido una oportunidad, pero tendrá ocasión de volver a aprovecharla. La ley del área metropolitana de Vigo está aprobada y en vigor y el compromiso de la Xunta con su desarrollo es inamovible. Sin duda, Abel Caballero no es Vigo y Vigo es mucho más que Abel Caballero, por lo que no tengo ninguna duda de que antes o después Vigo aprovechará las potencialidades que el área le ofrece, porque así lo quieren los ciudadanos.

El boicot del alcalde al área no ha sido una buena noticia, pero no es desde luego el punto final de la historia del área, sino un punto y seguido. El punto y seguido en una historia en la que Vigo pasará a ser la capital de medio millón de personas y tendrá más oportunidades de seguir siendo el polo de desarrollo del que toda Galicia se siente orgullosa.
Rueda, Alfonso
Rueda, Alfonso


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