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Monte quemado

martes, 31 de julio de 2012
En un monte, quemado, el hombre, conformado, miraba su viejo coche, hecho hierros torcidos, los arboles, de donde quitaba el corcho que vendía, un poco de tierra que era su huerta, todo negro y muerto.

Su cabaña, por suerte no fue tragada por el fuego, el periodista, le preguntaba, cual era la paga de jubilación, él decía, doscientos e cuarenta euros, no iba a llegar para nada, pues no podía cambiar a otro sitio, tenia su Madre con el e era ya mui mayor. El también no podía trabajar en otro oficio, pues su vida la pasó en el monte. Alrededor aun salía humo, las otras casitas, ya no existían, escombros, desolación, treinta mil hectáreas, muertas, un perro apareció, arrestándose por encima de las brasas, tenia las patas quemadas, el hombre en medio de su desgracia lo cogió y lo llevo junto a los bomberos para que lo trataran. Esto es verdad, lo he visto en el noticiario, en este País ha pasado.

Sin darme cuenta estaba llorando, sufriendo por lo que había visto. ¿Y ahora? ¿Cómo va a sobrevivir este Hombre y su vieja Madre? ¿Que comerán? ¿Por qué pasan estas cosas a inocentes y buenas personas? Son estos momentos que me hacen tener remordimientos de quejarme, de no ser rica, de ser impotente, para ayudar.

¿Como es posible tanta serenidad en su cara, con la tragedia que tubo este hombre? Quizá acostumbrado a una vida dura y triste, casi ya no siente que no tiene como vivir.

Ejemplo, de conformidad, de aceptación de su destino, su alma debe ser enorme de bondad, no sabe lo que es ser malo, no, es un ser puro y alguien lo tendrá que ayudar. Tantos ricos, tantos mecenas, ahora es hora se dar algo, seguro que no le hará falta.

Esto paso en una villa, que en la UE ni saben que existe.

Si mandara pondría el castigo mas duro, a los incendiarios de los montes. El ganado, el corcho, los pinos, la naturaleza no tiene culpa de ser el provenir de los más pobres e olvidados.

Sí estoy indignada, casi quería ser fuego e quemar a los que por maldad hace tanto daño.

Deseo de corazón que manos amigas ayuden a estos seres en tantos lugares que quedan sin nada.
Nieves, Carminha
Nieves, Carminha


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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