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Políticos, ¿solución o problema?

jueves, 12 de julio de 2012
A la vista de los resultados del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la clase política es, tras el paro y la crisis económica, el tercer problema que más preocupa a los españoles, por delante de temas otrora tan candentes como pueden ser la inmigración o el terrorismo.

Visto así, el dato no parece tener mayor trascendencia. Sin embargo, la cuestión que deberíamos plantearnos inmediatamente es: si las personas que, por las responsabilidades que ocupan, son las llamadas a resolver los problemas constituyen, paradójica y desafortunadamente, el problema en si mismo, ¿en quién debemos depositar nuestra esperanza los españoles para afrontar los difíciles retos que se avecinan?

Por otra parte, ¿cómo es posible que aquellos que, desde su temeraria irresponsabilidad y su insaciable ambición política y económica, crearon, alimentaron y favorecieron el desgobierno político, legislativo y económico de este país, pueden presentarse ahora, sin el menor pudor y sin aval profesional alguno, como los salvadores de la misma patria a la que sus actos pasados condenaron a la quiebra? ¿Cómo se puede ser a la vez problema y solución de dicho problema?

Desconozco cual sea la solución a tales contradicciones pero una cosa es cierta y espero que los españoles no caigamos en la ingenuidad infantil de ignorarla: todos y cada uno de los políticos de todas las formaciones que han formado parte de las distintas administraciones públicas durante estos años de partitocracia vergonzosa e indigna están, ya sea por acción o por omisión, amortizados para seguir en sus cargos y, en todos y cada uno de ellos el descrédito es tal que están, por tanto, desautorizados para gestionar los destinos de nuestra sociedad, por lo que se imponen nuevos sistemas y, sobre todo, personas distintas que no hayan participado en el festín de las corruptelas pasadas, dotadas de conocimientos y formación académica y, lo más importante, de principios éticos sólidos para poder afrontar así la dura tarea que nos espera. Ahí y sólo ahí, en esta decadente clase política, es donde reside la verdadera “prima de riesgo”, que estrangula tanto nuestra economía como nuestra moral.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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