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El ágora de Tahrir

jueves, 05 de julio de 2012
Entre los griegos, el ágora clásica era la plaza pública, lugar de encuentro, centro de la vida de la ciudad desde el punto de vista administrativo, comercial y religioso. Entre los egipcios actuales de El Cairo es la inmensa plaza Tahrir la que cumple esa función, guiando los cambios en manifestaciones de masa continuas desde hace un año tras el derrocamiento del “rais” Hosni Mubarak. La plaza Midan Tahrir o plaza de la Liberación fue el centro neurálgico de la revolución, término este último un tanto exagerado.

Hace unos días, después de las elecciones presidenciales, en esta ágora o plaza de Tahrir, ahora mismo totalmente musulmana, cientos de egipcios se concentraron, rezaron y se arrodillaron mirando a la Meca, en un espectáculo impactante a ojos occidentales que pudimos seguir por televisión. Allí se reunieron, enfervorizados, los partidarios del nuevo presidente elegido por primera vez libremente en toda la historia egipcia y por un 51% del voto, el moderado Mohamed Morsi, candidato de los Hermanos Musulmanes, que además también por primera vez no ha salido del Ejército. Dos circunstancias novedosas, la democrática y la civil, en el milenario país de los faraones.

La esperanza de revancha acumulada en décadas dio rienda suelta a declaraciones grandilocuentes muy propias de los mensajes simples que dirigen los Hermanos Musulmanes a las masas, entre los cuales destaca el eslogan: instauraremos una “nueva civilización”, que suena como un brindis al Sol. En realidad no tan nueva porque quieren aplicar los preceptos religiosos del Corán, lo que les podría retrotraer a la Edad Media si lo hacen a rajatabla. Los atisbos laicos de los primeros días de la revolución han pasado a la historia.

La ponderación presidió el primer discurso del nuevo “rais”. “Seré el presidente de todos los egipcios”, dijo quizá en alusión al diez por cien de cristianos del país. Y derrochó buenas intenciones y buenos deseos con promesas de que la revolución seguirá adelante y de que nadie será discriminado.

El Ejército y el Islam fueron los dos poderes rivales enfrentados en estos cruciales comicios, perdió el ex primer ministro de Mubarak, el general Ahmed Shafiq y ganó el miembro de los Hermanos Musulmanes Mohamed Morsi.

Este último es un ingeniero industrial de 60 años, presidente del partido “Justicia y Libertad” de la Hermandad Musulmana, de grandes dotes negociadoras pero sin carisma especial según las crónicas, pasó gran parte de su vida en EEUU y allí se licenció en la universidad del Sur de California. Los desbordamientos populares de estos primeros días resaltan aún más la personalidad cauta y discreta del nuevo presidente electo, bien mirado por Barack Obama, sobre todo en un año electoral como el actual en el que no quiere problemas sobrevenidos. No hay que olvidar además la situación estratégica de Egipto, que controla el canal de Suez, la importante vía naval que une al Mediterráneo con el mar Rojo por el que pasa un intenso tráfico comercial y también que Estados Unidos es, para el país del norte d África, un inestimable proveedor de fondos y créditos. Si a esto le unimos el interés de Israel por mantener en paz a la región, tendremos la solución del hieroglifo, término de escritura ideográfica de raíces egipcias muy apropiado para el caso.

Hierogligo, jeroglifo o petroglifo, disquisiciones semánticas aparte, Egipto es la nación más populosa del Próximo Oriente, la más destacada de la Primavera Árabe, la más desarrollada económicamente y rica del norte de África, de gran peso político y demográfico: indiscutible. Hay que prestar atención a lo que pase en ella, será determinante tanto para el conjunto de la zona como para la paz mundial.

Todo es clave en la enmarañada transición egipcia. Pero lo más clave, si se me permite la redundancia, es el Ejército, que dirige el omnipotente general Sami Enan. La Junta Militar que éste encabeza, controla el país desde hace decenios, posee una vasta red económica que escapa a las leyes y ha publicado estos días una retahíla de decretos para consolidar su influencia. Ahora bien, este mismo Ejército se ha comprometido a ceder el poder a los civiles antes del uno de julio de este año y abandonaría la primera línea de la escena política manteniéndose en un segundo plano vigilante, en opinión de los enviados especiales de la prensa occidental.

Las piezas en el tablero de ajedrez de la partida que está teniendo lugar en la República Árabe de Egipto son las siguientes:

La primera y principal: Estados Unidos, que subvenciona al Ejército egipcio con 1.300 millones de dólares anuales, lo que le otorga una influencia incuestionable sobre esta nación de más de un millón de km cuadrados (¡) y 84 millones de habitantes que baña el Nilo, el río más largo de África. De hecho, Washington forzó la salida de Hosni Mubarak- 30 años ya era suficiente- y sólo restableció la relación bilateral cuando este último fue derrocado. Obama quiere una transición egipcia tranquila que no perjudique a su reelección a cuatro meses del voto y se mostró resueltamente dispuesto a desarrollar las mejores relaciones con el nuevo y flamante presidente egipcio.

La segunda pieza: Israel, para el que es vital mantener el tratado de paz con El Cairo, que no desea otra cosa que la estabilidad del área, nadie quiere un cambio de equilibrios en la potencialmente inestable región.

Los Hermanos Musulmanes menos que nadie porque se hallan en la mejor etapa de consolidación de posiciones en Egipto desde su creación como partido en el lejano 1928 y les conviene la paz para asentar su poder, como creen los observadores internacionales.

Islamismo y tolerancia, como el agua y el aceite, son dos términos difíciles de conciliar. Puede que Mohamed Morsi lo consiga. Sería un acontecimiento histórico, digno de ser señalado con una piedra blanca.

Dicho todo esto, el insoslayable y verdadero problema del país es la extrema pobreza de la población que vive en un 40% con sólo 2 dólares al día según los informes sobre Desarrollo Humano de la ONU. La batalla contra la indigencia y el hambre con su cohorte de males derivados que Mubarak no supo atajar debería ser prioritaria para el recientemente elegido presidente, que no tiene tiempo que perder.

Podríamos decir de manera irónica y algo zumbona que el enigma del futuro de Egipto es tan incierto que ni siquiera la legendaria Esfinge sabe la respuesta.



Les quatre verités (con permiso)



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LAS 10 TÉCNICAS DE MANIPULACIÓN MEDIATICA DE NOAM CHOMSKY

El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios

1. La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud.. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.


Tengo un YouTube del presidente de Uruguay, José Mújica que abunda en estos puntos de vista al otro lado del charco.



Estos son fragmentos a fue su alocución en la Cumbre de Río ante representantes de 139 países, no.

Estamos en una sociedad de usar y tirar.

Falla nuestro modelo de consumo, en efecto, la máxima mayor es “hay que vender”. Y falla por ende nuestro modelo de civilización adecuado sólo a elites ricas pero no todo mundo es así, ni mucho menos. Lo que dura, aburre; lo pasajero, entretiene,”fait trois petits tours et puis s’en va” como dice la expresión francesa.

Acierta Mújica al indicar que la crisis no es sólo ecológica, que también, sino sobre todo política y necesita soluciones políticas; en realidad, necesita un cambio de sociedad. Puede que por ahora resulte utópico lo que vislumbra, pero da en el clavo.

Son éstas otras tantas denuncias del sereno alegato de Pepe Mújica, dicho de forma convincente y persuasiva. Aparte del contenido, la entonación y acento de sus “preguntas en voz alta”, aprecié en particular, la certera conclusión de altos vuelos: "El primer elemento del medio ambiente se llama la felicidad humana". Aún queda gente bien intencionada y brillante en puestos relevantes, ¿no?
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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