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Acompañar en el sentimiento

jueves, 05 de julio de 2012
Acompañando en el tránsito a los seres queridos

Una de las tareas más bonitas que realizamos las personas en momentos duros y difíciles de nuestra vida, es la acompañar a lo seres queridos en el momento de su partida, en la de su tránsito, en su paso de la vida a la muerte.

Acompañar a un ser querido que está muriendo, ha de hacerse desde el corazón, anteponiendo sus necesidades a las nuestras.
Acompañar a un ser en su muerte, no es un sacrificio, se trata de ayudar, desde el cariño y el amor. No todos podemos o sabemos realizarlo, pues las emociones que sentimos son muy fuertes; tenemos miedo, dudas, angustia o serenidad. Si decidimos ayudarles, acompañarles en su último viaje, debemos hacerlo desde el amor y la paz.

Algunos seres pueden estar muy enfermos, no están despiertos y no necesitan conversación, pero si una presencia amigable que brinde apoyo y cariño. A veces, creemos que nuestros familiares o amigos, no pueden escucharnos por encontrarse en coma, sedados, inconsicientes; sin embargo, pueden oir y entendernos. Podemos acercarnos a ellos, hablarles con el corazón, decirles lo que su vida o sus actos han supuesto para nosotros, podemos despedirnos, desearles un feliz tránsito, luz, amor, agradecimiento.

Cuando nuestros seres queridos están muriéndose, algunos de ellos puede que no sean conscientes de la proximidad de su muerte. En otras ocasiones, son ellos mismos los que necesitan contarlo a los demás.

Resulta complicado hablar de la muerte a una persona que está en ese proceso; otras, en cambio, no sabemos responder a las preguntas que nos hacen, porque nos resulta muy duro asumir y aceptar su marcha.

En ocasiones, tanto la familia como los propios seres que están cerca de la muerte, sienten su presencia con mucha fuerza, pero ambos intentan ocultarlo, pues piensan que si hablan de ello, cobrará más fuerza, y deciden mirar a otro lado, pensando que asi nadie sufrirá. En realidad, todos están ocultando sus sentimientos, no están siendo sinceros, creyendo que de este modo el sufrimiento es menor. Es una situación ficticia e irreal. Asumir el dolor de la pérdida no es fácil, pero es necesario, el no hacerlo a la larga causa más pena y problemas. Por otra parte, el no enfrentarnos a la muerte del ser querido, tiene como consecuencia el dejar pasar una oportunidad estupenda de poder arreglar situaciones, cerrar etapas, o simplemente decir, te quiero o adiós a las personas que están muriéndose.

Acompañar significa ponerse en el lugar de la persona que está muriendo, en saber escuchar, hablar y permanecer en silencio, si la persona así lo desea. Indudablemente, todo desde el respeto mutuo. Estamos ayudando al ser que se va, a hacerlo con tranquilidad y paz, con bienestar, y rodeado de cariño y amor.

Asusta la idea de la muerte, lo asociamos al final del camino. Aunque creamos que la muerte, es sólo un paso que nos lleva a volver a casa, al amor de verdad, duele la pérdida y la ausencia del ser querido.

Aprovechemos los momentos por muy pequeños que sean, de arreglar situaciones, de quedarnos en paz, de permitir que ellos mueran sabiendo que han dejado todos sus asuntos de este vida, en orden y en paz.

Ayudándoles a tener bienestar, de este modo, su tránsito, su marcha será más fácil y también su ausencia será menos dolorosa para nosotros. De este modo, nuestro duelo seguramente será más llevadero pues habremos colaborado a que su viaje esté lleno de amor y paz.
Aurensanz, María Eugenia
Aurensanz, María Eugenia


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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