Muchas personas tratan de completar su vida con una mascota. Deciden ir a una tienda de animales y elegir al cachorro más adorable. Los meses pasan y el perro va creciendo. Necesita unos cuidados: vacunas, sacarlos a pasear y también que te preocupes de ellos hasta el fin de sus días.
Pero muchos olvidan la ilusión con la que compraron a ese cachorro porque ahora ha crecido y se quieren ir de vacaciones. Llega ese día y su dueño decide meter al perro dentro del coche, va a la gasolinera, pero no reposta. Abre la puerta y el perro baja, pero no para darle agua. Lo saca fuera y arranca rápidamente.
El perro con cara de angustia mira a lo lejos cómo su dueño se aleja. La gasolinera está en medio de la nada. A ambos lados solo se ve carretera, una en cada sentido. El perro está asustado, aún así su gran fidelidad por su dueño le hace no pensar en el peligro y salir corriendo detrás del coche porque cree que ha sido un simple olvido. La cruda realidad es que lo acaban de abandonar con toda la frialdad del mundo.
El destino del perro: trágico. Por eso se debe reflexionar antes de adquirir una mascota, ya que es una responsabilidad, nuestra responsabilidad y deberían de existir leyes más duras para quienes los abandonan.
