A las puertas del verano

Aprovechando que este miércoles fue el solsticio de verano, os propongo realizar una visualización sencilla y fácil de realizar.
A través de esta visualización podremos entrar en contacto con la luz y el amor que nos rodea y que está dentro de nosotros. Aprovecharemos que la energía de este día es muy potente y aporta aún más luz.

Por supuesto, esta visualización o cualquier otra que deseéis realizar se pueden hacer las veces y los días que queráis. Además os invito a que las personalicéis, las hagáis vuestras, quitando o añadiendo elementos que prefiráis.

Primero. Buscaré un lugar tranquilo, bonito, cómodo en el que sentarme y estar a gusto. Todavía no se si lo haré en casa o fuera, dependerá del tiempo que haga. Si hace bueno, será en la calle, en un banco mirando al mar, sentada en la hierba de algún parque, paseando por la orilla del mar....

Segundo. Me relajaré, sentiré que mi cuerpo fluye, tiene movimiento, no está rígido.

Tercero. Sentiré que a través de las plantas de mis pies, conecto con la tierra, con el centro de ella. A la vez, conecto con el universo a través de mis chakras superiores, es decir, sentiré que desde mi coronilla sale hacia arriba un hilo precioso de color claro o dorado.

Cuarto. A través de mi cabeza, por ese canal, desciende una luz brillante de color dorado, luminosa, amorosa, alegre, optimista, vital. Poco a poco, va bajando por todo mi cuerpo hasta llegar a los pies. Mientras se desliza, mi cuerpo se vuelve cada vez más claro, más limpio, más tranquilo. Esta luz nutre y alimenta mi mente, mi cuerpo, mi espíritu. Deshaciendo los miedos, las angustias, las preocupaciones, los agobios. Siento paz y calma.

Quinto. La luz sigue deslizándose y a través de mis pies, llega al centro de la tierra. La tierra queda envuelta en luz dorada, en vitalidad, amor, tranquilidad, bienestar.

Sexto. Respiro esta luz dorada, dejo que entre en todo mi ser, que me nutra, me purifique.

Séptimo. Siento que soy una parte del universo, un granito de arena, que tiene una misión, un camino que realizar y pido que iluminen mi pensamiento, llenen de amor mi corazón y mis actos. Una vez más, me dejo envolver por esta hermosa y brillante luz.

Octavo. Doy las gracias a la luz, al universo, a la tierra y a todos los seres que me han acompañado en esta visualización. Poco a poco muevo el cuerpo, los pies, las manos, y abro los ojos.
Esta visualización puede durar el tiempo que deseemos o queramos, desde cinco minutos a media hora. Dejaros llevar, sentir que sois luz y amor, que podemos llevarla adónde queramos y sobre todo, que es una energía nutriente y luminosa.
¿Quién se anima?