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El rescate de la banca española

miércoles, 20 de junio de 2012
“Alea jacta est”. España ha solicitado un préstamo de 100.000 millones de euros a la Unión Europea destinado a su sistema bancario y los países del Eurogrupo han acordado aceptar la petición española en un fin de semana dramático de este mes de junio. La suma es así de elevada, mucho más de lo esperado, para cubrir posibles necesidades de capital si llegan a necesitarse. Es lógico que se asista España, para algo forma parte de la Unión.

La decisión, que venían presintiendo los mercados, se ha adoptado finalmente con todo despliegue informático en una videoconferencia de tres horas de duración confirmando todos los malos presagios que se cernían sobre la atribulada banca española. Naturalmente, se aprovechó que las Bolsas europeas y mundiales estaban cerradas para llevar a cabo la operación sin más traumas añadidos. Se trata de un plan de ayuda que se encargará de vigilar la presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde y al que todo mundo quiere quitar hierro, tanto las autoridades españolas como las comunitarias. El único dato en principio tranquilizador de este grave traspié económico, cuyas repercusiones aún no han acabado, es que el rescate solo afectará al 30% del sistema financiero español, no al total. No se conforma el que no quiere.

El ministro español de Economía, Luis de Guindos, que definió edulcoradamente el rescate como “plan de apoyo financiero”, subrayó que no supondrá mayor austeridad para la población española. Pero la opinión pública lo recibe como un relámpago en un cielo ya nublado.

Resulta muy difícil pero tratemos de no oír pues a los “Casandra” que como el personaje de la Antigüedad sólo ven barruntos negros por doquier. La nave Europa cabecea en medio de la tempestad: Irlanda y Portugal zozobraron; Gran Bretaña está al borde del naufragio; Italia vacila; España, cuarta potencia europea, ya entró en situación de rescate. La segunda, Francia, trata de no caer como ficha del dominó, según admitieron varios intervinientes en el último debate de la emisión de la televisión francesa “France 3” “C’est dans l’air” (Está de actualidad). Sinceridad rara en el país más patriotero de Europa. Nuestros vecinos del otro lado de los Pirineos lo tienen que ver muy oscuro.

En realidad, el optimismo es un deber en la Europa y España actuales. Un medio de comunicación tan cabal y juicioso como el “New York Times” insufla esperanza en un ensayo de Jane E. Brody publicado recientemente que da algunos consejos reconfortantes.

Armémonos por ello de optimismo, seguro que conocen ustedes varias definiciones de esta palabra, el gran diario propone otras. “Optimista es aquel que sin haber logrado lo imposible, está seguro que de alguna manera todo se puede conseguir”. También hay otra: “Optimismo es creer que pueden ocurrir cosas buenas y que los acontecimientos negativos son reveses temporales que superar”. El optimismo puede ser natural, hay mucha gente así, pero también se ha de trabajar, por ejemplo, pensando en positivo y no dejándose llevar por la hipocondría, por muy elegante que parezca el “spleen” de escritores y pensadores. Y es que. cuidado, en los estudios y estadísticas que ha manejado Brody a lo largo de 30 años se establece que los adultos considerados como pesimistas presentan un índice de mortalidad más elevado que los optimistas. Para afrontar la crisis, estos últimos están mejor armados que los cenizos, que siempre piensan en lo peor.

Los optimistas ven el mundo como un cuadro de colores hermosos y suaves del gran pintor de origen ruso Chagal, del que se realiza estos días una retrospectiva en el museo Thyssen de Madrid, y los pesimistas, como un desesperado, intrincado y sombrío lienzo de Antonio Saura, hermano del cineasta.

La agencia norteamericana de calificación “Fitch” acaba de anunciar con bulimia, la boca hecha agua por los dividendos esperados en la especulación, que España ha bajado tres escalones, de A a BBB, para prevenir a los inversores norteamericanos. Esta agencia, como sus compatriotas “”Moody’s” y “Sstandar&Poor’s”, detentan el mercado de las calificaciones bursátiles y otorgan buenos y malos puntos sin apelación, en función de los dividendos que puedan sacar en sus operaciones. Campan por sus respectos en los mercados.

Como las cerezas –es la estación-, las malas noticias siempre vienen engarzadas en estos tiempos, se tira de una y salen varias. Recientemente, Bankia, la antigua Caja Madrid, se hundió y tuvo que ser nacionalizada, una sacudida premonitoria del posible seísmo que se avecina según los agoreros medios de comunicación. Solo aguantan el tirón el Banco Santander, que tiene la mayor parte de sus inversiones fuera de España, y el BBVA.

Para conjurar asechanzas, el Gobierno ha acudido a un demiurgo discreto, Luis María Linde de Castro, nombrado nuevo gobernador del Banco de España en sustitución de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, mantenido por los socialistas. Y fue escogido por dos razones: su conocida competencia en asuntos monetarios o bancarios y también por su falta de vinculación política, lo que le deja las manos más libres. A causa de los desafíos económicos del país, Luis Linde se enfrenta a la situación más complicada desde que se fundó la institución.

La deprimente situación económica produce melancolía. Como reza la conocida máxima, ya que no podemos cambiar el mundo, cambiemos al menos de tema de conversación. Les he encontrado tres noticias de astronomía –sí, de astronomía- que también publican los periódicos para desengrasar, para relajarnos un poco y pensar en otra cosa diferente a la deuda y el déficit que nos atosigan aunque sea sólo por un instante.

Hace poco los astrónomos han detectado el objeto celeste más lejano de la Tierra, un estallido de rayos gama que se produjo hace 13 mil millones de años y cuya radiación ha viajado a la velocidad de la luz hasta nuestro planeta.

La Vía Láctea chocará y se fusionará con su vecina Andrómeda dentro de 4.000 millones de años desplazando al Sol, hay tiempo. En fin, éste, el Sol, está siendo estudiado en el Instituto Astrofísico de Canarias para poder predecir su comportamiento y sus propias tormentas.

Hay vida más allá de la política y de la maltrecha economía.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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