Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

¿Qué hacer ahora …?

jueves, 14 de junio de 2012
ATALAYA.

Sí, amigo mío ¿qué hacer ahora? Ahora que ya se nos habilita en Europa la astronómica cifra de hasta cien mil millones de Euros con la que se pretende sanear las cuentas de nuestras (bueno, lo de nuestras es un decir ¿no?), instituciones financieras, a este servidor de usted le surge tal interrogante; interrogante dubitativo, porque estos dos amigos suyos, ya sabe, mi impenitente y nunca olvidado “otroyó”, no estamos nada, pero que nada seguros de que tal inyección de fondos vaya a tener efecto en la esperada, ansiada y necesitada, disponibilidad de dinero para el financiamiento de empresas y familias, o, lo que es lo mismo, reactivación de la economía, por la vía del renacimiento de proyectos empresariales y de la recuperación del consumo, factores ambos clave de la progresiva actividad económica y el crecimiento. Ojalá estemos equivocados, y el Gobierno sepa dar cumplida y satisfactoria respuesta a este interrogante.

Dicho ésto, debo apuntar esta solución en el haber del Gobierno que ha sabido trasladar convenientemente este caso a los miembros del EuroGrupo, en contra de las manifestaciones escuchadas en las últimas horas por el partido de los socialistas y sus adláteres, que no saben lo que hacer para que España vaya peor; eso sí, atribuyéndole al gobierno y al partido que le sustenta, tales aviesas intenciones. Resultan patéticas algunas argumentaciones en las que se falsea la realidad de la solución. Me voy a remitir a las verdaderas, pronunciadas por el vicepresidente de la Comisión Europea, asegurando que la fórmula no condiciona ninguna otra acción que no sea aquella para la que se establece: el saneamiento de las entidades financieras que lo precisen; y que además se vigilará su correcta aplicación. Y nada más. Ni nada menos.

Pero ¿Por qué no estamos nada seguros? Para empezar, desearía que se nos aclarase cuál es la cifra real necesaria, sin más ocultaciones, ni dilaciones ¿Realmente se conoce en la Central de Balances del Banco de España, la cifra real de los activos tóxicos y otros activos contaminados, amén de las pérdidas directamente atribuídas a apropiaciones indebidas, malversaciones, etc… de las que con cuentagotas vamos enterándonos? Si el Banco de España era conocedor de ello ¿desde cuándo?; y si era conocedor de ello ¿por qué no se tomaron medidas a tiempo? Si era conocedor de ello, es por tanto cómplice y corresponsable de las repercusiones civiles y penales que, desde esta humilde “atalaya”, exijo que se incoen, de inmediato.

Nada puede quedar impune. Pero, debo autocorregirme, no es al Banco de España a quien se deba procesar, lo es a sus gestores y a quienes desde cualquier instancia política o financiera hubiesen tomado parte en la ocultación de la realidad. Nadie debe quedar impune. Y si no conocían la situación ¿para qué hemos estado pagando sus sueldos a semejante hato de incompetentes? Pero no sólo se les ha estado pagando, sino que se van con sus indemnizaciones y jubilaciones multimillonarias, sin que, al menos por el momento, les pase absolutamente nada. Exijo que se incoen responsabilidades, de inmediato, a todos.

¿Y ahora, qué va a pasar con Bankia y con los otros casos, que los hay? Exijo que se incoen las pertinentes responsabilidades, de inmediato. De no hacerlo, volveremos a caer en la habitual ausencia de moral, a la que parece como si nos hubiésemos acostumbrado, y considerado normal vivir en ella. Cualquier dilación, y no digamos omisión, en la toma de acciones conducentes a la depuración de las distintas responsabilidades, nos impedirá recuperar como país el grado de confianza que estamos reclamando ¿No cree usted que la confianza como mejor se gana es a través de la honestidad, la trasparencia y la austeridad? Quien diga lo contrario miente, ya sea por ignorancia, ya sea por connivencia.

Y a pesar de lo que se diga, y pese a quien lo diga (aunque premios nobel fueran) –lector, sigue el Krugmann ese incordiando y un periódico español actuando de acólito, enredando con sus ocurrencias, y complicando con ellas la salida de la crisis. Quiero creer que su descrédito es ya tan grande que poco falta para que nadie les haga caso, ni al uno, ni al otro. Oiga, menos mal que ahora el presidente de los Estados Unidos acaba de decir a los europeos que las medidas de austeridad (reconocimiento implícito de su necesidad), han de complementarse con las de fomento del desarrollo ¡Ajá! Nada más deseable. Seguramente que si no tuviese ya un Premio Nobel a sus espaldas, enseguida lo propondrían para otro. Y algunos … esperándolo sin esperanza.

Y hablando de esperanza, es la que tengo de que el sistema judicial responda, de una vez por todas, con la altura que exige de toda circunstancia. Es también una esperanza con no excesiva convicción porque entre jueces estrella, que más bien se estrellan y obscurecen el trabajo callado y eficiente de los más, y fiscales que no actúan cuando deben y lo hacen cuando no, el descrédito ante los ciudadanos crece cada día. Voy a compartir con usted, y con brevedad, dos casos. Uno, la sentencia absolutoria al Sr. Krahe, y el otro, la desestimación del recurso por falsedad de testimonio de dos supuestas víctimas del atentando del 11M de 2004. Y me explico.

No conozco al Sr. Krahe, jamás he escuchado, conscientemente al menos, ninguna de sus canciones, ni sé si es buena o mala persona (calificación aleatoria según criterios en los que no voy a profundizar), ni tampoco voy a entrar en si merece ser absuelto o condenado, pero que el señor juez valore la “no intencionalidad de ofender” del acusado me parece de lo más esperpéntico ¿Desde cuándo un tribunal juzga intenciones y no los hechos causales? Por otra parte, si este señor es tan creativo ¿es que no tenía otro campo para desarrollar su creatividad que “cocinar un Cristo”? ¿Cómo se juzgaría si la ocurrente creatividad tomase como objeto a Mahoma, Buda o cualquier otro maestro religioso. Estamos siempre en las mismas: ataques a los cristianos, y si son católicos mucho mejor, porque se sabe muy bien dos cosas: que hará reir a la progresía, y que no tendrá ninguna consecuencia para la integridad física de los autores. Más que nunca, este servidor de usted se proclama liberal y católico (como vengo sosteniendo reiteradamente), pero también más que nunca católico antes que liberal. O tal vez, liberal precisamente por ser católico ¿qué cree usted, amigo mío?

El otro caso, me suscita enorme intranquilidad aderezada por una a su vez enorme inseguridad en lo jurídico ¿Cómo es posible que ante probada falsedad en testimonio no se reabra un proceso judicial? ¿Cómo es posible, añado, que no se reabra un proceso judicial existiendo evidencias de ocultación de pruebas? Pues esto es lo que está tratando de impedir el señor Fiscal General del Estado, para el que pido, Sr. Rajoy, le exijo, de verdad y sin paños calientes, su destitución inmediata. La intranquilidad me la produce el temor de que se esté protegiendo a quienes manipularon la información y todo el proceso judicial del atentado. Y la inseguridad, el hecho de que las instancias jurisdiccionales se conviertan en instrumento de tal protección. Si yo tuviera razón, y la tengo ¿qué esperanza nos queda? ¿Qué hacer?

Salve por hoy, mi querido lector.
Balseiro, Manuel
Balseiro, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES