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Demagogia para imbéciles

viernes, 08 de junio de 2012
Doña Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid, que sin duda está convencida de que sus votantes madrileños y, por extensión, el resto de los españoles somos imbéciles, se ha colgado la chapa de “progre populista” anunciando una serie de medidas encaminadas a sanear las cuentas de su Comunidad, entre las cuales figuran una reducción del cincuenta por ciento en el número de diputados regionales así como una nueva rebaja en el sueldo de los funcionarios madrileños.

Doña Esperanza; que si por algo se caracteriza es por haber sido amamantada por la ubre presupuestaria pública desde que llevaba calcetines y que además mantiene a gran parte de sus familiares enchufados en ubres gemelas a la suya, desde su hermana menor, Cristina Aguirre Gil de Biedma, asesora en el ayuntamiento madrilleño, nombrada a dedo por la edil del distrito de Hortaleza, Almudena Maillo, que a su vez fue asesora de Aguirre en el gobierno regional, hasta su hijo Alvaro, asesor del Secretario de Estado de Comercio, pasando por sus primos, Francisco Javier Aguirre Pemán, colocado en la empresa pública que gestiona el canal de Isabel II, y Claudio Aguirre, miembro saliente del consejo de Bankia al lado de otros significados parientes de dirigentes del Partido Popular; nos sale ahora como abanderada del buen gobierno y de la sobriedad en el gasto público con un discurso populachero y demagógico para consumo de imbéciles, más proclives a la complacencia con las buenas palabras que a la indignación que requieren los hechos, hechos sobre los que la presidenta madrileña debería reflexionar profundamente.

No duden los ciudadanos madrileños y especialmente los funcionarios de esa comunidad de que se cumplirá rigurosamente el recorte en sus salarios y seguramente no será el último, pero tengan la certeza de que la reducción en el número de diputados regionales, así como del ingente número de parientes y amigos enchufados que todos ellos mantienen en las distintas administraciones y empresas públicas de la Comunidad jamás lo verán los tiempos y es que, para el que se ha acostumbrado a vivir a cuerpo de rey y del cuento, ¡y de eso hay mucho por estos lares!, el trabajo nunca es una buena solución. Y es que, entre nuestra clase política cretinos hay muchos, pero tontos casi ninguno.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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