Ladrones de guante blanco

En las últimas semanas son cada vez más frecuentes las noticias que dan cuenta de multitud de afectados por las “preferentes” de NovaCaixaGalicia Banco. La presencia de las víctimas de este producto financiero en distintos actos públicos, programas de radio y televisión, etc. para mostrar su indignación han sacado a la luz un nuevo abuso, y ya van unos cuantos, de los cometidos por la banca con sus clientes.

Desde la imparcialidad que me otorga el no haberme visto afectado por el fraude, ya que, al fin y al cabo, de eso se trata, de un fraude o, dicho de otra manera, de una apropiación indebida del dinero ajeno, perteneciente a ahorradores privados, por parte de una entidad bancaria, con los agravantes de premeditación, alevosía y cuadrilla (dada la necesaria colaboración del regulador bancario y del Ministerio de Economía); desconozco si también con nocturnidad, considero que el asunto tiene bastante más trascendencia que la que le otorgan los medios de comunicación y los responsables económicos, por lo que me gustaría puntualizar lo siguiente:

En NovaCaixaGalicia, con el anzuelo de un atractivo interés y amparados en una información fraudulenta ofrecida por sus empleados a los depositantes de sus ahorros en ese banco, abusando de la confianza y el desconocimiento en temas económicos de sus clientes y aún a sabiendas del peligro que entrañaban, se ofreció a los mismos un producto financiero de muy alto riesgo, inadecuado para cualquier ciudadano y especialmente para muchos de los “atrapados” en esta ruina, que son simples pensionistas, algunos de ellos en el ocaso de sus vidas, cuyos ahorros, tan necesarios en esta fase vital, son el fruto de largas y sufridas privaciones a lo largo de muchos años.

Mientras los ahorradores eran engañados por los empleados de este banco para adueñarse de sus depósitos, los máximos responsables de la entidad, al tiempo que consumaban su ruina económica y mediática, se dedicaron a solucionar su propio futuro blindándose con millonarias indemnizaciones para sus respectivas jubilaciones, al tiempo que el regulador del Banco de España mostraba una alarmante dejadez de sus funciones, tanto en un asunto como en el otro, (de ahí el agravante de cuadrilla).

Y es que lo más escandaloso de todo lo que rodea a NovaCaixaGalicia ya no es su ruina o el timo de las preferentes, que lo son, sino el papel desempeñado por sus más altos responsables que, además de no hacer frente a responsabilidad alguna derivada de su ruinosa gestión, se han ido a sus casas premiados con un retiro millonario. Es de suponer que J.L. Méndez, Gregorio Gorriarán, J.L. Pego y J. García de Paredes, máximos exponentes de la trayectoria de la entidad en los últimos años, estarán disfrutando sus bien merecidas pensiones millonarias absolutamente ajenos, e impunes, a las miserias en las que han dejado inmersos a sus antiguos clientes.

Con estos precedentes, cualquier usuario del citado banco que tenga un mínimo de cautela, debería acudir de inmediato a retirar hasta el último euro de su cuenta corriente, dado que sus ahorros están expuestos a un serio peligro.

A lo largo de los años he visto pasar, desde la atalaya de la vida, a innumerables personajes indignos considerados como si de grandes señores se tratara, pero jamás llegué a pensar que vería la perpetración y consumación de una estafa colectiva a la ciudadanía organizada desde entidades financieras presumiblemente serias y ante la tolerancia pasiva de las instituciones responsables de supervisarlas, estafa que, además de ser intolerable en si misma, pone en entredicho la confianza de todo el sistema bancario. Ante esto hará falta algo más que simples gestos o una indignación puramente filosófica para poner coto a tanto abuso.