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¡Pues sí que han tardado …

viernes, 04 de mayo de 2012
ATALAYA.

Pues sí, amigo lector, han tardado en darse cuenta de que austeridad y crecimiento no son en absoluto, ya no incompatibles, ni opuestos, sino imprescindible la primera para obtener los recursos necesarios para favorecer y estimular el segundo.

¿Recuerda usted el tiempo que lleva este servidor enfatizando esta cuestión? Pues resulta que ahora, y bienvenido sea el momento, determinados padrecitos de la patria europea, así como de la patria hispana, se apuntan a poner (me corrijo, de momento a insinuar; lo de poner, poner ya veremos), en marcha medidas orientadas hacia el crecimiento económico. ¡Ah! Pero mucho ojo, porque los padrecitos de la izquierda no ven la película completa; pero claro ¿cómo la van a ver? si se trata de los mismos padrecitos que cuando tuvieron la oportunidad no sólo no pusieron en marcha mecanismos apropiados para corregir lo que se nos venía encima, sino que contribuyeron activamente a despilfarrar todos los recursos de los que se disponía. Y se quejan de que constantemente se aluda a la herencia que han dejado. Pues claro ¿esperaban irse de rositas?

Y no ven la película completa, no les interesa verla porque lo de estimular sí que les gusta, sobre todo si ello consiste en seguir alimentando los mismos chiringuitos, y el mismo clientelismo que habían fomentado a su alrededor. Lo de la austeridad, si además representa reformas, recortes o como se les quiera llamar, ya no les gusta, y dicen que es un error, que es un freno y que pone en peligro el estado del bienestar ¿de qué estado de bienestar estamos hablando? Mi querido lector, usted y yo perfectamente sabemos que el bienestar sólo se consigue como fruto del esfuerzo, del trabajo, del ahorro, y de otros factores tan poco importantes como la ética, la honestidad y los principios morales. Y esto, que es básico para cada individuo y para cada familia, lo es también para las empresas y, en su virtud ¿cómo es que las izquierdas no lo consideran así cuando nos referimos al Estado?

¿Cuál es la diferencia?

Como no pretendo ser un moralista que va por la vida dando lecciones a todo el mundo, le invito a que la establezca por usted mismo. Y si la conclusión a la que llegue resultara favorable a mis tesis, entonces, habré, o habremos, conseguido entender lo que la austeridad significa. Mire usted que soy pesado con la austeridad, eh. Será por eso que nunca me concederán el Premio Nobel. Será.

Pues ha llegado el momento casi límite de extremar las políticas de austeridad, diga lo contrario quien fuere, porque de no ser así caminaremos inexorablemente a la pérdida de ese bienestar que tanto nos afanamos en reclamar, pero que tan poco hacemos por sostener. Tenemos que trabajar más y mejor si queremos generar los recursos requeridos para preservar el sistema, y, al mismo tiempo tenemos que impedir que el resultado de nuestro esfuerzo se vaya por los canales de las ineficiencias, de las inutilidades, de la sinvergonzonería y de la vagancia. Son precisamente estos elementos los que han de circular por los desagües de los recortes, si es que aplicamos su verdadero significado: acciones para quitar o cercenar lo que sobra en una cosa. No pareciera difícil ¿verdad? identificar lo que nos está sobrando. Pues debe de serlo, porque al menos en lo que a mí me parece esencial, no veo que se vaya en la dirección correcta. Sr. Rajoy, señores de los gobiernos ¿hasta cuando hemos de esperar la retirada de todas las subvenciones a los sindicatos, a los empresarios, a los partidos políticos, y demás zarandajas?

A este servidor de usted le ha resultado patética, y en gran medida trágica, la imagen ofrecida el 1º de mayo, fiesta del ¿trabajo? por los líderes sindicales y algunos políticos, casi, casi, o sin casi, instando a la revuelta contra la situación que ellos mismos han creado ¡Vergüenza les debiera de dar! Óigame, y ¿eso qué es? Es contra ellos contra quienes precisamente nos tenemos que revolver. Y que Dios bendiga a Francia; lo va a necesitar.

Salve, por hoy, amigo mío.
Balseiro, Manuel
Balseiro, Manuel


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