Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Un Rajoy previsible

viernes, 23 de marzo de 2012
Desde la pasada campaña electoral y durante estos tres meses que llevamos de gobierno popular se ha repetido hasta la saciedad, como un modelo de virtud, tanto por él mismo como por sus correligionarios de partido, que Rajoy es un político “previsible”. Tanta insistencia en el hecho de la supuesta “previsibilidad rajoyana” nos invita a reflexionar acerca del significado de dicha afirmación.

Por mi parte, era absolutamente previsible que durante la campaña electoral, el entonces candidato, nos estaba mintiendo, a sabiendas, cuando se dedicó a afirmar por toda nuestra geografía que, si ganaba las elecciones, no subiría los impuestos a los españoles. Conocido es que le faltó tiempo para desdecirse y es que sin duda Rajoy, al igual que sus compañeros de casta, comparte la idea de que los programas electorales están para no cumplirlos.

Igualmente era previsible que sus medidas para combatir el déficit presupuestario generado por la crisis se limitarían a aumentar la presión fiscal y a recortar las prestaciones sociales sobre los de siempre: la clase trabajadora, con una dedicación especial a los funcionarios, mientras las grandes fortunas y la casta política viven en su propio oasis paradisíaco, ajenos a los rigores que aquella nos impone a los demás ciudadanos. Los recortes en sanidad, educación o investigación científica, mientras se mantienen, intocables, los aparatos propagandísicos que suponen las ruinosas televisiones públicas, las hipertrofiadas administraciones municipales, autonómicas y central o los miles de “asesores” colocados a dedo, son altamente reveladores de la previsibilidad de Rajoy.

De la misma manera, entraba dentro de la “previsibilidad rajoyana” que, una vez llegados al poder, les faltaría tiempo para dedicarse a amamantar a todas sus huestes de parientes y amigos con cargo a los Presupuestos del Estado, ¡faltaría más!, colocándolos en cargos públicos, inventados a medida de la conveniencia del candidato, por definición bien remunerados y que no requieran un gran esfuerzo. Su mano derecha en el partido, María Dolores Cospedal, se mostró especialmente ávida al colocar a su marido, Ignacio López Hierro, en diversos consejos de administración de empresas vinculadas al sector público, y a su hermano, Ricardo Cospedal, al frente de la Fundación Carolina, sustituyendo a la socialista Rosa Conde. No le van a la zaga Esperanza Aguirre o el ministro Arias Cañete, que se han apresurado a colocar, como “asesores” a su hijo menor, Alvaro, y a su cuñado, respectivamente, y así un larguísimo etcétera integrado por toda la parentela pepera, empleada a fondo en exprimir las ubres del Estado mientras la bonanza electoral lo permita.

Señor Presidente, es probable que su incompresible, pero manifiesta, admiración por Matas o Camps le hayan hecho perder la perspectiva, pero recuerde que tiene ante usted un amplio abanico de administraciones, empresas públicas, televisiones, asesores de carnet, etc. para hacer verdaderos recortes en el gasto de este Estado hipertrofiado que ha heredado y sanear así las cuentas públicas. Si no lo hace, resultará usted para la ciudadanía, absolutamente previsible...e igualmente decepcionante.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES